Drama social

El explosivo cóctel de la distribución de la tierra en Paraguay

La narrativa de la actual crisis política que vive Paraguay con la destitución de Fernando Lugo de la presidencia el viernes, tiene sus orígenes en una matanza ocurrida el 15 de junio en que murieron seis policías y 11 campesinos instalados en tierras de un rico hacendado.

Pero las cuatro líneas anteriores hacen poca justicia a la complejidad de la disputa por la distribución de la tierra en Paraguay, que expertos locales aseguraron a AFP se remonta hasta el fin de la guerra de la Triple Alianza en 1870, en que Paraguay fue derrotado y su población masculina masacrada por Argentina, Brasil y Uruguay.

El problema de la distribución de la tierra se reduce a las fértiles extensiones del sureste del país que lindan con Brasil y Argentina, favorecidas por un clima adecuado para la agricultura -al contrario del Chaco al noroeste- y por lo tanto más pobladas.

El 80% de la tierra cultivable de Paraguay está en manos del 2% de los propietarios, según cifras oficiales.

«La historia relata que tras la guerra Grande (como se conoce en Paraguay la guerra de la Triple Alianza, ndlr) la ruina fue tal que posteriores gobiernos como el de Bernardino Caballero vendieron tierras para financiar el Estado», explicó a AFP Magdalena Fleytas, a cargo de la gestión de un asentamiento campesino del Estado en San Pedro, unos 350 km al noreste de Asunción.

Pero Fleytas afirmó que esas ventas de tierra fueron en realidad tergiversadas en favor de los grandes hacendados que comenzaron a crecer en la zona.

«Muchas de esas grandes extensiones siguen hoy en manos de las mismas familias», agregó

En la actualidad el sector agropecuario paraguayo representa el 21% del PIB del país, o unos 5.000 millones de dólares. El Producto Interno Bruto de Paraguay asciende a 24.033 millones de dólares, según datos de 2011 del Banco Central.

En los últimos años la zona se ha convertido en un océano de soja, cuyo grano se vende en gran medida a Brasil.

Corazón Medina, líder del Frente de Integración Popular, que aglutina diversos actores sociales desde campesinos hasta jubilados, dijo a AFP que buena parte de la producción pasa a Brasil sin mayores controles «para beneficio de los grandes hacendados y empresarios graneleros nacionales e internaconales a ambos lados de la frontera».

El problema iniciado en el siglo XIX se acentuó en el XX con la dictadura de Alfredo Stroessner (1954-1989), cuando se emitieron títulos de propiedad sin ningún control, explicó el encuestador y analista local Francisco Capli a AFP.

En Paraguay circulan títulos de propiedad por un total de 530.000 km2 de tierras, cuando el país dispone sólo de 410.000 km2. El fenómeno «se remonta a la época de la dictadura (…) que repartía títulos de propiedad para recompensar a su gente de confianza», explicó.

El líder campesino José Rodríguez dijo a AFP que en la actualidad unas 470.000 hectáreas, casi la mitad del departamento de Alto Paraná, en la Triple frontera, están en manos de los prósperos hacendados de origen brasileño, conocidos como los ‘brasiguayos’.

Rodríguez aseguró que muchos títulos de los brasiguayos son falsos o nulos y que el Poder Judicial retiene una sentencia que podría dar la razón a los campesinos.

Fleytas dijo por su parte que los campesinos, que participan en distintos movimientos «comparten el objetivo central de alcanzar la tierra», pero difieren a la hora del método.

«Unos creen que hay que tomar el poder como sea y otros son de la idea de participar en elecciones».

La gota final en este cóctel explosivo fue la aparición del grupo rebelde Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), que actúa en la zona desde 2008, decepcionado por lo que consideran fue la inacción del destituido presidente Fernando Lugo.

Capli explicó que «Lugo hizo promesas muy importantes, su principal caballo de batalla fue cambiar la situación de campesino y tal vez fue el sector en donde menos logros consiguió». «El problema de Lugo (…) es que en vez de gobernar obispó. El obispo escucha a todos, les dice sí a todos y no resuelve nada».

Todo esto en una región que hace 40 años era en buena parte selva virgen.

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