"Adiós Nicolas"

Una investidura sobria en los salones del Elíseo y gritos en la calle

En un Citröen DS5 híbrido

A las nueve de la mañana unos cien partidarios del conservador Nicolas Sarkozy se concentraron frente a la entrada del Elíseo llevando banderas francesas y gritando con fuerza «Gracias Nicolas».

Los partidarios del socialista Hollande, en inferioridad numérica, replicaron gritando «Adiós Nicolas».

Los invitados personales de Hollande, entre ellos muchos jerarcas socialistas, fueron sorprendidos por el rudo recibimiento de los partidarios de Nicolas Sarkozy.

El ex primer ministro socialistas Lionel Jospin y la primer secretaria del Partidos Socialista, Martine Aubry, y otras personalidades fueron abundantemente abucheados y silbados por los partidarios de Sarkozy.

En cambio, en los salones dorados del Elíseo, lejos del tumulto de la calle, los invitados esperaban el inicio de la ceremonia al son de la música de Purcel, Lully, Mozart y Vivaldi interpretada por la orquesta de música de cámara de la Guardia Republicana.

En el patio, a ambos lados de la alfombra roja de 110 metros, que lleva de la puerta exterior a la escalinata del palacio, se encontraban la Guardia Republicana con uniforme de gala y centenares de periodistas y reporteros acreditados para el acontecimiento.

A las 9H50, vestida con pantalón y chaqueta negra, la esposa de Sarkozy, Carla Bruni, recibió a la compañera de François Hollande, Valérie Trieweiler, que lucía un vestido negro y tacones altos.

Las dos primeras damas se dieron la mano y posaron, sonrientes, para los fotógrafos.

A las 09H58, saludado por los guardias republicanos con los sables en alto, Sarkozy apareció en lo alto de la escalinata para esperar a Hollande, que llegó a las 10H00 en punto.

Sarkozy descendió la escalinata para recibir a su sucesor, a quien estrechó brevemente la mano y le dijo una breves palabras de bienvenida antes de invitarlo a subir a su oficina, donde tuvieron una conversación de 40 minutos.

En la planta baja, los invitados y los representantes institucionales mataban el tiempo con idas y venidas y conversaciones en voz baja.

Al término de la entrevista, Hollande y Sarkozy, acompañados respectivamente por su compañera y su esposa, aparecieron en la escalinata del Elíseo, donde ambos se dieron por última vez la mano y las mujeres se despidieron con un beso.

Sarkozy y Carla Bruni, tomados de la mano y saludando al personal del Elíseo concentrado en el patio, caminaron hasta el fin de la alfombra roja, donde subieron a su automóvil y se retiraron de la sede de presidencial.

A las 10H40 Hollande se convirtió, al fin, en el séptimo presidente de la Quinta República francesa.

«A partir de este día, usted encarna Francia, usted simboliza la República y usted representa al conjunto de los franceses», le dijo el presidente del Consejo Constitucional, Jean-Louis Debré.

Siete minutos más tarde, el nuevo presidente pronunció las primeras frases de su primer discurso oficial: «En este día en que soy investido con la más alta función del Estado, dirijo a los franceses un mensaje de confianza».

Al concluir su discurso, François Hollande saludó a los invitados, entre ellos Mazarine Pingeot, hija de François Mitterrand, hija del primer presidente de izquierda de la Quinta República. AFP

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