VI Cumbre de las Américas

A puertas cerradas, Santos defendió inclusión de Cuba y apoyó revisar guerra contra las drogas

Joeé Mujica, Barack Obama

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, defendió la inclusión de Cuba en las cumbres de las Américas y apoyó el inicio de una discusión sobre la guerra contra las drogas, lanzada por Estados Unidos hace 41 años, al inaugurar este viernes la cumbre hemisférica.

Santos, cuyo país es uno de los aliados más estrechos de Washington en la región, criticó ante el presidente estadounidense Barack Obama el embargo contra Cuba como un «anacronismo». Añadió que sería «inaceptable» que Cuba siga ausente de las cumbres americanas.

De esta manera, el presidente colombiano expresó la posición unánime de América Latina y el Caribe, que sólo choca con la postura de Estados Unidos y Canadá.

«El aislamiento, el embargo, la indiferencia, el mirar para otro lado, han demostrado ya su ineficacia. En el mundo de hoy no se justifica ese anacronismo. Así como sería inaceptable una próxima cumbre con un Haití postrado, también lo sería con una Cuba ausente», dijo Santos ante 30 de sus homólogos americanos.

«No podemos ser indiferentes a un proceso de cambio en Cuba. Ese cambio debe continuar. Hay que conseguir consensos mínimos para que esos cambios lleguen a buen puerto, por el bien de su gente», recalcó el presidente colombiano.

Santos propuso también abrir un debate «sin prejuicios ni dogmas» sobre las alternativas para enfrentar el tráfico de drogas, que «a pesar de los inmensos esfuerzos y de los inmensos costos, sigue siendo un negocio pujante».

«Esta cumbre no resolverá ese tema, pero puede ser el punto de partida para que se inicie una discusión que llevamos aplazando demasiado tiempo», dijo.

Esa posición de Santos es compartida por varios presidentes centroamericanos, entre ellos el guatemalteco Otto Pérez y la costarricense Laura Chinchilla.

La guerra contra las drogas ha costado decenas de miles de muertos a América Latina, no sólo por la violencia de la represión a los cárteles y las luchas entre ellos sino también por la violencia que ha desatado el consumo de pasta base de cocaína en las ciudades.

Obama se mostró abierto este sábado a un debate que considere tambiéen el consumo de drogas en Estados Unidos y el flujo de armas y de dineros desde su país.

«Personalmente, mi posición y la de mi administración es que la legalización no es la respuesta. Sin embargo, creo que hay que sopesar la evidencia, tener un debate», dijo Obama.

Narcotráfico = violencia

Sobre América Central, que en 2011 registró 20.000 muertes por efecto de la violencia del narcotráfico, Santos prometió ayuda, en particular de parte de su país, de México y de Estados Unidos.

«Es la responsabilidad de nosotros, sus vecinos, ofrecer fórmulas que contribuyan a superar esta grave crisis de seguridad. Centroamérica no está sola (…) Vamos a liberar a los pueblos centroamericanos de las garras de la violencia», afirmó.

La guerra contra el narcotráfico en Colombia, financiada por Estados Unidos con 8.000 millones de dólares desde 2000, y la guerra desatada por el presidente Felipe Calderón en México, que ya provocó más de 50.000 muertos en cinco años, desplazó a los cárteles de la droga hacia Centroamérica, cuyos países cuentan con menos recursos e instituciones más débiles.

Con un llamado a los países del hemisferio a tender puentes y coordinar esfuerzos, Santos pidió «acoger la agenda de Haití» para ayudar a ese país a salir de la pobreza, agravada por el catastrófico terremoto de 2010.

«Cada país coopera a su manera con Haití y según sus propios intereses, creando una cacofonía de buenas intenciones pero pobres resultados», deploró.

A la vez, recordó la creciente importancia para Estados Unidos de América Latina, región con un crecimiento económico sostenido en los últimos años y actualmente un importantísimo socio comercial.

«El comercio bilateral entre Estados Unidos y la región el año pasado superó los 800.000 millones de dólares, una suma que excede en mucho el comercio de Estados Unidos con China, que fue de 500.000 millones de dólares», dijo.

Santos fue el único presidente que habló en la inauguración de la cumbre, y la sesión plenaria de la tarde fue a puertas cerradas, según una decisión de último momento.

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