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Los últimos 8.000 soldados estadounidenses se disponen a salir de Irak

Cada día, alrededor de 800 soldados estadounidenses abandonan el país árabe, explicó hoy el teniente general Frank G. Helmick, subcomandante general de las fuerzas de Estados Unidos en Irak y responsable de supervisar el proceso de retirada de las tropas.

En la última conferencia de prensa de las fuerzas estadounidenses desde Irak, Helmick consideró «histórica» la magnitud del repliegue, que comenzó hace 18 meses y recibió un impulso definitivo en octubre pasado, cuando el presidente Barack Obama anunció que todas las tropas habrían abandonado el país antes de 2012.
Entonces quedaban en Irak unos 40.000 soldados, de los que sólo unos 200 permanecerán allí hasta la ceremonia que conmemorará el final de la guerra, el 30 o el 31 de diciembre.
Si en 2007 Estados Unidos tenía 505 bases en el país, que unidas tenían un tamaño equivalente a la ciudad de San José (California), hoy sólo cinco se mantienen abiertas, con un tamaño similar al del barrio neoyorquino del Bronx, indicó Helmick.
La retirada ha exigido trasladar «una montaña de equipamiento y personal a través del país», por lo que, en el último año y medio, los vehículos del Pentágono han recorrido más de 25 millones de kilómetros: el equivalente a 482 vueltas a la Tierra.

«Este ha sido un proceso muy meticuloso, centrado en cerrar nuestras operaciones de manera muy profesional», aseguró el general.
El traslado de los equipos y el personal se ha producido «sin apenas incidentes», aseguró Helmick, y los miles de camiones que recorren cada semana las carreteras iraquíes lo hacen bajo «un estricto proceso de vigilancia de los servicios de inteligencia».
El Pentágono dejará algunos de los equipos en el país, reconoció el general, aunque no serán vehículos militares, armas ni munición, y trasladará otros materiales a Afganistán, donde el proceso de retirada de las tropas no concluye hasta 2014.
Las fuerzas estadounidenses dejarán atrás un Irak que hoy lidera sus propias operaciones de seguridad desde 2010 pero que, al comenzar la guerra en 2003, ni siquiera disponía de un Ejército propio, recordó.
«No se trata de que hayamos reconstruido su Ejército: lo hemos construido», afirmó Helmick.
Los 700.000 integrantes de las fuerzas de seguridad con las que cuenta hoy Irak, entre tropas y fuerzas policiales, enfrentarán tras la marcha estadounidense muchos retos en cuanto a la seguridad externa de su país, entre los que el general destacó las amenazas de las milicias respaldadas por los iraníes y las presentadas por Al Qaeda.
La brecha más importante, para Helmick, está en la aún precaria fuerza aérea iraquí, que «no es capaz aún de defender completamente su soberanía aérea», según admitió.
La reciente compra de 16 aviones F-16 a Estados Unidos y la formación de sus pilotos ayudará a cerrar gradualmente esa brecha, pero asegurar que se sella del todo es «responsabilidad de los iraquíes», subrayó.
El liderazgo estadounidense ha dejado atrás problemas curiosos, como el de la dificultad de reparar los vehículos Ford y Chevrolet que las fuerzas de EE.UU. donaron a la Policía iraquí, dada la escasez de concesionarios de esas marcas en el territorio.
No obstante, consideró que la campaña estadounidense deja atrás un país mucho más seguro, cuyas fuerzas sufrían en 2007 unos 600 ataques a la semana y que hoy registran menos de 50.
El repliegue de las fuerzas responde al acuerdo de seguridad suscrito entre Washington y Bagdad en diciembre del 2008, y que pone fin a una guerra en la que han muerto más de 4.400 soldados estadounidenses y al menos 100.000 iraquíes.

EFE

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