Apelarán el fallo de la jueza, ya que consideran que muchos de los procesados son inocentes

Abogados, contadores y conocidos empresarios, acorralados por la "Campanita" de Narcóticos

En primer término abrió la conferencia el director de Narcóticos, Julio Guarteche, quien explicó el porqué del nombre de la operación llamada «Campanita».

Al respecto señaló que «adaptamos ese nombre de otra operación que realizamos con la aduana británica, ya que fue como un llamado de atención para todos nosotros».

A continuación se proyectó en una pantalla a los principales procesados y buscados de esta organización internacional, entre ellos se mostró al jefe de la multifacética banda, llamado Alexander Alex Pareja García, el que está requerido y «es el jefe de esta organización y dueño de la droga. El susodicho era el encargado de adquirir la cocaína, y es un individuo muy importante a nivel internacional, a pesar de ser una persona joven (36 años), y además posee muchos bienes y mucho capital», dijo Guarteche.

Luego hizo hincapié en el transporte de la droga, haciendo referencia a otro individuo requerido, llamado «Nacho» Nazzar Chemavonian Panosian, «empresario uruguayo, el cual tiene un antecedente por autoría de homicidio en el año 1983, vinculado al negocio y tráfico de cigarrillos en Paraguay y en Uruguay.

Siguiendo con el tema de transporte hizo referencia «a un ciudadano muy joven, de sólo 24 años, conocido como Ricky «El Cabezón», que se encuentra requerido. El hombre tiene muchísima experiencia en lo que es el narcotráfico internacional. Su padre está preso en España. Y esta persona estuvo involucrada en la organización Valencia. Era el coordinador del transporte en nuestro país, y se encargaba de recibir la droga en la frontera. También era quien esperaba la orden para sacarla del país», agregó el director de Narcóticos. También dijo que en el transporte de la droga «estuvieron involucrados uruguayos; la misma ingresó por Paysandú, pero no sabemos por qué medio y el 1 de agosto fue traída al departamento de Montevideo», indicó Guarteche.

El director de Narcóticos señaló que «uno de los ciudadanos paraguayos procesados se dedicaba a hacer el trabajo de las valijas, donde se transportaba la droga. Este individuo fue reconocido por los propios jefes de la organización que lo consideraban un trabajador muy bueno», agregó al respecto.

Siguiendo con el tema dijo que «también se encargaban del transporte dos ciudadanos coreanos, que sacaban la droga a través de la importación de calamares a España, que era la especialidad de estos individuos».

 

El hispano uruguayo Suárez, una figura clave

Después hizo referencia a los involucrados con los lavados de activos, y citó a José Luis Suárez, «un individuo de doble nacionalidad, española- uruguaya, muy importante dentro de esta organización». Siguiendo con los traficantes citó al que es considerado «el secretario de la organización, Marcos Jacobovici, el cual tiene dos antecedentes por estafa y también fue procesado por el lavado de activos».

Por ultimó señaló que hubo dos procesamientos más, el del ciudadano Oscar Bolla Rodríguez, y un contador que apoyaba a la organización. A continuación indicó que otro contador y el dueño de un cambio en la ciudad de Durazno fueron puestos en libertad, con el impedimento de salir del país. El propietario de la casa cambiaria y dirigente de un club de fútbol de nuestro país fue señalado con nombre y apellido en varios medios, escritos y televisivos, lo que enfadó a las autoridades policiales.

Luego Faroppa se refirió al operativo, del cual destacó el trabajo de la Dirección Nacional de Drogas de la Policía Nacional, el que quedó plasmado con «el gran número de procesamientos, lo cual significa el trabajo adecuado que se hizo». Agregó que «este tipo de operaciones forma parte de una estrategia del Estado uruguayo en el combate al narcotráfico. También felicitó a Guarteche y a todo su personal, y le hizo llegar las felicitaciones del propio ministro del Interior, José Díaz. A continuación dijo que se va a incrementar el personal de Narcóticos, debidamente capacitado por la misma dirección.

Luego hizo uso de la palabra el prosecretario de la Presidencia, Jorge Vázquez, quien felicitó a Guarteche y a todos los funcionarios que trabajaron en este operativo, «los cuales también demostraron que el gobierno es consecuente con lo que se ha planteado desde el inicio de la gestión, donde no importa quien caiga». De la lucha contra el narcotráfico destacó también «el trabajo de la Junta Nacional de Drogas, por el combate y la atención a ciudadanos adictos a cualquier tipo de droga».

Para finalizar, los periodistas allí presentes realizaron una gran cantidad de preguntas, y Guarteche entre sus respuestas señaló que «en el operativo participaron varios policías del resto del mundo: la DEA, policía española, la policía colombiana, la brasileña, la policía argentina».

Aclaró que «la operación fue iniciada con nuestra información, en conjunto con información de las diferentes policías del mundo. Pero la operación fue ejecutada por la policía uruguaya». Consultado sobre el destino de los bienes, las armas, y el dinero incautados, señaló que «la ley prevé que si se prueba que son producto del narcotráfico, pasen a pertenecer a la Junta Nacional de Drogas.»

También indicó que hay 23 personas procesadas de los 29 detenidos, y están encarceladas las personas «más importantes», y aunque no quedan más detenidos continúan las diligencias. Señaló que la droga es de origen boliviano, y en total son 304 kilos de drogas de máxima pureza, y el resto (49 kilos) de la droga está contenido en cartones. También señaló que «la droga está tasada en 9 millones de euros, pero ahora, por suerte, no vale nada».

Desde todas partes del mundo llovieron felicitaciones para los investigadores que, orgullosos, agradecieron los reconocimientos.

Mientras las fuerzas del orden disfrutaban los frutos del exitoso operativo, los abogados de los procesados informaban que apelarán el fallo de la jueza, ya que están seguros de la inocencia de varios de los involucrados.

 

Varias caras conocidas

La organización siempre intentó variar el estatus que presentaban sus integrantes. Era compuesta por conocidos empresarios y por humildes obreros que generalmente se encargaban del traslado de la droga del laboratorio a la casa de la calle Diamante en el barrio de Manga. Aunque contaban con varios años de experiencia, en varias oportunidades los responsables abortaron los planes de envío por temor a que fueran descubiertos. De los integrantes de la banda hay un contador, que se mostró muy arrepentido ante la jueza Anabella Damasco y juró que pensó en varias oportunidades abandonar el grupo delictivo y volver a la vida «normal» que llevaba antes de verse envuelto en una trama mafiosa de la que nunca pudo salir.

Uno de los procesados y la esposa del jefe de la banda, José Luis Suárez, eran los encargados de la «diplomacia», ya que ellos eran los que tenían que buscar miembros estratégicos para la organización. Fue así que en un viaje a España, la esposa de Suárez conoció a uno de los pilotos con el cual entabló una buena relación. El hombre se afianzó al grupo luego de conocer al propio Suárez, quien en definitiva fue quien terminó por convencerlo de ingresar al casi hermético grupo de traficantes. La tarea del piloto, identificado como Fernando Roldán, presidente del sindicato de trabajadores de Pluna, era traer el dinero desde Europa. Su labor se vio afectada por la cantidad de horas que tenía de vuelo, por lo que buscó a un hombre de confianza. Fue así que apareció Gustavo Furest, secretario del sindicato de Pluna. Según se pudo saber, el preside
nte del sindicato «olfateó» que la «operación Campanita» lo iba arrastrar a la cárcel, por lo que decidió presentar una carta de renuncia a su cargo, justo dos días antes de que fuera detenido.

 

Bulgaris, de protegido de la dictadura a narcotraficante

Cuando los pilotos llegaban al aeropuerto de Carrasco eran aguardados por uno de los hombres del griego Angelo Bulgaris Angélopulos, un conocido empresario que fue dueño del frigorífico Comargen, personaje favorecido y protegido por la dictadura. En aquellos años se jactaba de haber organizado el Mundialito y de haber introducido la TV color en el Uruguay. Tenía además como jefe de seguridad de su empresa al tristemente célebre José Nino Gavazzo.

En los últimos años, luego de la quiebra del frigorífico, el extranjero se volcó a los negocios nocturnos y según fuentes consultadas había adquirido uno de los locales más exitosos de la Cuidad Vieja.

Con el dinero en sus manos, el griego se contactaba vía celular con José Luis Suárez y se reunían en el pub de su propiedad para arreglar de qué forma blanquearían los miles de dólares que provenían de la venta de la droga en el viejo continente.

Para ese trabajo se designó a Jorge Caruso, la cabeza pensante del grupo, un contador público que «pensaba» los planes para el lavado de activos. El hombre decidía qué y dónde comprar para que la fraudulenta maniobra no fuera detectada.

En cuanto al traslado de la droga, se presume que desde que la policía española comenzó a poner trabas a los barcos que llegaban de Sudamérica, la organización comenzó a enviarla mediante valijas con doble fondo, aunque se trataba de un trabajo de hormiga, era la única manera de poder despachar los cientos de kilos que se elaboraban en el laboratorio del Parque Batlle. Anteriormente la cocaína era despachada en los barcos que formaban parte de la empresa del ciudadano coreano que también ya fue procesado.

 

La ambición de «Nacho»

«Nacho» Nazzar Chemanovian convenció a los jefes de realizar más inversiones que mejoraran la operativa para el traslado de la droga. «Vendió» la idea de adquirir un barco para posibilitar envíos en mayor escala y, para ello, pidió 500.000 dólares. Pero el barco ya estaba en poder de los coreanos, sin necesidad de inversiones y sí de complicidades y ocultamientos. Según lo que se pudo reconstruir, los jefes de la organización en Colombia, en particular Alexander Pareja García, se percataron de la maniobra del uruguayo y éste debió desaparecer.

Se escapó sin pensarlo dos veces con el dinero dejando de lado a la organización que sufrió un traspié importantisimo. La inestabilidad y la falta de conocimiento y de reacción ante ese tipo de traiciones, llevó a que cometieran una serie de errores dejando al descubierto nombres y cuentas de decenas de los integrantes. La policía aprovechó el error y atacó. Vieron que era el momento exacto para culminar lo que venían «cocinando» desde hacía dos años.

«Nacho» continúa desaparecido y se teme una represalia de los jefes de la banda, aunque el hecho no fue confirmado por las autoridades de Narcóticos.

Otro de los integrantes que se encargaba del lavado de activos era el contador público Ruben Weiszman, señalado como uno de los lavadores de dinero en diferentes ciudades del mundo, principalmente en Buenos Aires y Río de Janeiro. Weiszman ya estuvo implicado en el caso Emir Yoma, una millonaria maniobra de tráfico de armas que salió a la luz en la República Argentina a fines del año 2000.

Según el relato de los investigadores de aquella época el contador formaba parte de la organización, al mando de una «punta» que funcionaba en Uruguay. La organización que operaba desde los hilos mismos del sistema político rozando al propio presidente Carlos Saúl Menem, también lavaba dinero de forma muy similar a la que lo hacía la organización de traficantes recientemente desmantelada.

En ambos casos se señaló a Weiszman como el artífice de las maniobras.

La jueza Damasco encontró pruebas suficientes como para enviarlo tras las rejas y entre los cargos que le imputó figura el de «lavado de activos». *

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