Respuesta a Walter Martínez Alves

progresismo

Cada día sigo asombrándome más sobre los errores en los cuales incurre el progresismo latinoamericano. Todo lo que suceda que vaya en contra de su gobierno resulta que es no democrático, es golpista y destituyente.
El concepto de «República Democrática» no se basa solamente en que se realicen elecciones cada 4, 5 o 6 años dependiendo de las constituciones de cada uno de los países, sino que también se basa en el respeto por las instituciones democráticas y republicanas. Es bien sabido que la república se basa en la independencia de los poderes: el Ejecutivo (Gobierno), el Legislativo (Parlamento) y el Judicial (Justicia). Teniendo en claro estos preceptos se deben realizar las evaluaciones, algo que hoy en latinoamérica no sucede, ya que los gobiernos progresistas pretenden estar por encima del bien y del mal, sin importar las instituciones y menos aún las correspondientes constituciones. Y es así que entonces resulta que todos los males que aquejan alos gobiernos progresistas repentinamente tienen orígen externo (sea del extranjero, del capitalismo de la oposición), pero lo que todos tienen en común, es que ellos son la perfección absoluta en todo sentido: incapaces de cometer delitos, incapaces de violar Ley y Constitución (la que en todos los países con gobierno progresista los gobiernos pretenden cambiar para ajustarla a su gusto y medida) e incapaces de sucumbir a la corrupción, porque a ellos les encanta repartir lo que tienen para que todos tengan algo y ellos menos.
¿Realmente es así?
En Venezuela elMicoMandante reformó la Constitución venezolana por lo menos tres veces para asegurarse su perpetuidad en el poder. Lo que no previó fue su propia muerte a manos del cáncer (según versiones oficialistas venezolanas ocasionado por consumir comida contaminada por USA). Y como su muerte no estaba prevista, hubo que violar la Constitución chavista con el aval de todos los gobiernos progresistas de la región. Lo primero que hicieron fue negar la muerte de Chávez para preparar el terreno (operación que tardó dos meses y medio) hasta que al final lo «mataron».

Otro claro ejemplo fue la destitución de Lugo en Paraguay através de un juicio político, al que los gobiernos progresistas llamaron golpe de estado legislativo. Resulta que los votos en el Parlamento que votaron para que no se destituya a Lugo no llegaban ni al 25% de los votos de la propia bancada. Paraguay fue suspendido del Mercosur de manera ilegítima y antireglamentaria para de la misma manera darle ingreso a la «democracia chavista». Las declaraciones de San Pepe Mujica dejaron claro el proceder ilegal: «Lo político está por encima de lo jurídico».
Ahora resulta que la presidente de Brasil se ve envuelta en los actos de corrupción más grandes de la historia brasileña y para los progresistas son atentados contra la democracia, desestabilizadores y golpistas. Recuerdo que hace más o menos 20 años, el entonces presidente brasileño Collor de Melo, se vio forzado a renunciar ante el avance del juicio político que se le venía llevando a cabo por actos de corrupción y nadie habló de desestabilización ni de golpismo. Tampoco lo hace Dilma Rousseff en sus discursos. Los que hablan de ello son los progresistas de los países vecinos, que también tienen causas penales en su contra por actos de corrupción y acusan de ello a la oposición. Pero el gobierno de Dilma no solo tiene el problema de la corrupción, sino de fraguar datos de la economía brasileña y transferir fondos para su campaña electoral del año pasado, que si el Tribunal de lo Contencioso y Administrativo brasileño así lo dictamine, deberá renunciar porque así lo establece la Constitución brasileña.
La democracia no es solo votar, sino también respetar las instituciones que la salvaguardan.

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