«Fidel, FIDEL Castro» (en Tenerife, año 1997)

 

«Fidel, FIDEL Castro»
por el doctor en pedagogía A. Javier Gómez Jiménez

Tenerife, javilalaguna@hotmail.com

En 2017 se cumplirá 20 años de cuando Fidel Castro durante su breve estancia, por escala aérea, estuvo en Tenerife. 20 de julio de 1997. Este hecho, que podría ser pasado por alto, para un Archipiélago aún colonizado por España, merece su calado histórico. En este artículo, no obstante, se hace una semblanza del hombre anciano y joven rebelde que es a día de hoy, tras 56 años de revolución, en Cuba.

Este hombre que hoy se apresta a cumplir en unos cuantos meses, poco más de doce, 90 años, es un anciano que si lo tuviésemos al lado, en cualquier lugar o esquina del mundo, a solas entre él y nuestra persona, tal vez ni repararíamos en su humilde presencia. Ya algo quebrado en su columna, alzaría sin duda las pupilas, bajo las canosas cejas, y ante el silencio individualista que nos caracteriza, nos miraría de reojo, surgiendo en su cabeza un torbellino de preguntas con las que formular su cúmulo de curiosidades, y ten por seguro que no te irías habiéndolo tenido al lado, sin que algún comentario hiciera a tu respuesta o respuesta no concedida.
Este hombre, ya con bastón, cuya mente es a pleno rendimiento como la de cualquier normal joven o estudiante también que va a concursar para acceder tras una prueba de conocimientos a cualquier facultad universitaria, no cesa de hacerse preguntas, interrogantes, crítica y curiosamente. Frente a quienes nada se cuestionan porque la fe les da todo tipo de respuestas y conformidades, este anciano tiene jóvenes inquietudes. La vida colectiva es su pasión, hallar formas de hacerla socialmente feliz, productiva, solidaria, es el listón que siempre trata de sortear. De lo que no hay duda, eso sí, es que asombrosamente en la existencia que este ser contiene, el listón no sólo lo ha saltado históricamente de manera prodigiosa, desarrollando su talento y sus potencialidades, sino que además se ha autoexigido subir el listón porque sabe que a cuanto más desarrolle según sus responsabilidades, el beneficio y la exigencia para el resto serán moralmente un atractivo, un estímulo y un ejercicio pedagógico de motivación no sólo patriótica, sino también universal. Este ser trasciende y trascendió más allá de las aguas caribeñas que bañan las tortugas de cualquier playa de Cuba, la República de Cuba por la que Martí estuvo dispuesto a morir comprometido con los sectores sociales más terriblemente humildes, pobres, ignorantes y sometidos por siglos de colonialismo español, que parafraseando al trovador Silvio Rodríguez, siglos de colonialismo español habían hecho cobardes… ¿Cómo no iba a encontrar antipatías entre quienes desprecian la libertad, quienes como este ser ahora anciano siempre joven y rebelde todo lo hizo en honor a su libertad de pensamiento, convicciones profundas, reflexiones morales, y formación intelectual marxista y lennista concretada en la soberanía del pueblo entre el que se crió y forjó, ilustrándose frente a lo que era la tradición familiar de un padre inmigrante algo tosco y una madre cariñosa, a quienes eso del estudio les resultaba algo ajena y propio de urbanitas?
El caso es que este ser anciano y joven rebelde, que aún sigue oteando la estrella y no el dedo que la persigue, hace una década soportaba en pie durante horas en largos discursos su dialéctica de confrontación ante el imperio capitalista del pasado siglo. A diferencia de Jesús, él no aceptaría la crucifixión, dado además su profundo ateísmo, pese a invitar a merendar últimamente a algunos papas vaticanenses… A Juan Pablo II, cuyo reinado mojó con babas las hostias, explotado por el Vaticano hasta que reventase su fe, no dudó en hacerle saber con su dedo alzado, y fijándole la mirada, que su visita ya no cumplía la misión evangelizadora que los españoles trajeron con Colón. Era una invitación de jefe de Estado a otro jefe de algo que se hace llamar Estado, pese a la anoréxica población con sotana que lo habita, y donde ni los perros que lo custodian pasan hambre las cuatro y cinco comidas de cada día.
Hace sólo diez años, este anciano y joven rebelde aún aterrizaba varias veces en un mismo mes, en varios aeropuertos del mundo y de diferentes países del universo, en todos los continentes. No sólo para llevar las dolencias de su patria, a modo de denuncia, en contra del bloqueo económico que casi medio continente americano vecino, por nombre Estados Unidos de norteamerica, ha tardado luego 56 años en comprender, con el señor Obama, al término de su segundo mandato -ha tardado siete años-, por reconocer inútil para desestabilizar el modelo económico alternativo de la vecina isla socialista. Aquella a donde llegaron cientos de miles de los millones de esclavos que el imperialismo español trasladó desde el continente en que habito, África.
Este anciano y joven rebelde, además de denunciar este bloqueo que supone quebrantos en la nutrición, alimentación, movilidad, expresión, acceso a la tecnología, y otros infortunios de tipo humano, como separación de sus familias por presiones ajenas e insidiosas, de toda la población a la que se puso al frente con su guerrilla (hombres y mujeres, desde Camilo Cienfuegos, Raúl -su hermano-, el pronto desaparecido Pais, el internacionalista Che Guevara, Celia Sánchez, y demás revolucionarias personas cubanas de aquella época, aún en vida o ya en la gloria de la historia-, también hasta hace poco más de una década aportaba su visión en todas las tribunas respecto a la situación del mundo alterado desde el germen del capitalismo: el peligroso desastre climático que afecta a toda la naturaleza, enfermedades mortales masivas, desastres naturales incluso en el país vecino tan agresivo, hambre, desigualdades, cambios políticos de países afines políticamente, tecnología, salud, medicinas… también han formado parte de su reciente actividad como líder e intelectual, comandante y presidente de Cuba, mientras muchas personas de su generación, en su propio país y en el resto del mundo, habían finalizado su honrada vida laboral y se dedicaban a la plácida relativamente jubilación ante el televisor, la caricia en la cabeza de alguna inquieta nieta que corretea alrededor, estar de cháchara en las plazas, o dejarse dormir tras el almuerzo con el control del televisor en la mano, que cae al suelo, y despierta del ruido levemente alzando un párpado…
Y poco antes, algunos años antes de esa década de la que hablamos, aún Fidel salía a batear al campo de béisbol con su gran amigo y camarada en que se convirtió otro de los grandes que como él siempre será joven rebelde, Hugo Chávez Frías. Quien siempre le profirió admiración, y le reconoció su autoridad moral en el continente. Curiosamente, tras décadas de gobiernos patrios tutelados o impuestos por Estados Unidos y la CIA en todo el sur de América, desde el meridional (México, Argentina, Chile, Nicaragua, Paraguay, Colombia, Perú, Bolivia, República Dominicana, Uruguay, Ecuador, Brasil, Granada…), ahora sus actuales presidentes y presidentas cuando se les conmina a hablar de Fidel, quizás buscando algún tipo de calificativo negativo respecto al viejo y joven rebelde, sólo surgen palabras de admiración por su trayectoria.
Con Fidel, Fidel Castro, me separa una vida, tanto que me dobla la edad con diferencia, pero me unen varias similitudes: su padre es gallego, el mío también; su padre inmigrante, el mío también; nos formamos en entornos religiosos de pedagogía dogmática, como las escuelas de La Salle, y nos hicimos conscientemente ateos; la formación universitaria no era nuestro destino, pero acabó siéndolo; el pensamiento de Marx nos sedujo como a muchas otras mentes despiertas; su barba es duradera, a mí a veces me acompaña con frecuencia; y posiblemente a él y a mí, nos une muchísimo en común con millones de millones de personas habidas y por haber en este planeta, tanto en Canarias como en Cuba, la lucha por la libertad y la vida dignas, lo que significa la lucha anticapitalista contra el imperialismo yankee.
Fidel, Fidel Castro, le dio el verdadero giro a Cuba desde la lucha armada para derrocar la dictadura de Batista, y además darle 360 grados de proyección a su historia: la independencia conseguida tras la descolonización, en lucha contra España, en 1898, había quedado reducida a un mero formalismo bajo la tutela de Estados Unidos, hasta 1959, cuando triunfa la guerrilla desde la Sierra Maestra.

Fidel, abogado, tras intentar a través de las instituciones propiciar un cambio político, opta por la lucha armada para derrocar a Batista, asaltando el cuartel militar Moncada. El intento no fructifica entonces, y es apresado, confinado a la cárcel durante dos años, y luego de amnistiado, exiliado a Santo Domingo. Allí colabora con el proceso de movilización popular revolucionario, y formaliza tras conocer incluso al Che, y otros compañeros y compañeras, el intento de volver a Cuba, en el yate Granma, con más de setenta combatientes. Al ser avistados y disparados a morir por el ejército de Batista, sobreviven poco más de 10.
El conocimiento que desde la infancia Fidel tiene de sus correrías aventureras por la majestuosa cadena de montañas radicada en el corazón y el útero de Cuba, Sierra Maestra, le lleva a liderar a este pequeño grupo a Sierra Maestra, desde 1957. En dos años, luchando a muerte contra el ejército de Batista, se gana el apoyo en la Sierra de la población, se le unen a sus filas más combatientes, desarman a muchísimos elementos del ejército, y en las ciudades y la capital, como la Habana, el movimiento estudiantil y popular, empieza a comprender que ese líder que habla de Martí, Maceo, Máximo Gómez, traerá con su éxito la dignidad de la guerra de la independencia y una vida plena, democrática, con derechos a la educación para la infancia altamente analfabeta, carente de viviendas para las familias, expropiadas de tierras fértiles en manos de empresas extranjeras, y el monopolio de la información por parte de intelectuales burgueses vendidos a países foráneos.
Respecto a la vida de Fidel he leído muchas biografías, tanto las objetivas, como las descaradamente tergiversadas. Lo cual me permitía sonreír a carcajadas, pues sabiendo que el elefante que yo había conocido con orejas grandes y lento paso, me lo pretendían dibujar con bigotes de ratón y cara de gato, las mentiras eran tan evidentes que no podía más que sonreír ante quien escribía esas novelas… Como el abuelo ríe sin que se de cuenta el nieto a sabiendas del cuento y la fantasía con intensión de engaño que aquel pretende hacerle creer cuando aún no le llega a las rodillas en acto lúdico, jugando como en los viejos tiempos de las tiernas travesuras. Y le hace creer que sí le cree… Así me sentía leyendo páginas enteras de mentiras que han vertido para desmitificar a quien lamentablemente no es un mito, sino una realidad, llamada y encarnada en la personalidad de Fidel.
Desde el triunfo de la revolución, Fidel Castro ha vivido todo el siglo XX, y se ha proyectado hasta el siglo XXI. Quizás porque tales cifras no son más eso, fechas más o menos para cuantificar la historia. Peor la historia es algo más que números, si bien los números a Fidel le salen a favor: asumió con su gobierno revolucionario una población en donde de cada cien compatriotas, 90 no sabían leer ni escribir, y cincuenta y casi sesenta años después, no sólo saben leer y escribir, sino que además investigan, viajan, cantan, crean, sueñan, aman, viven, comen, hablan, acuden a las universidades, que son totalmente públicas y gratuitas (más de la mitad de la población tiene estudios superiores). Mientras en España mueren según los afectados de hepatitis c, más de diez personas al día por no tener los medicamentos disponibles bajo la cobertura “universal” del Estado, en Cuba en todas estas décadas no hay quien haya muerto de hepatitis c, ni de frío ni de hambre en la calle. Las muertes de los llamados balseros que huían en los ochenta de Cuba hacia Miami, que se las apunten en su curriculum los tantos presidentes de Estados Unidos que presionaron hasta la asfixia la economía cubana, tras la caída de la ayuda del gobierno de la URSS. Fidel y el solidario pueblo revolucionario cubano y socialista, sortearon las inclemencias estrechas del periodo especial.
Fidel además cumplió con los principios internacionalistas, y sigue cumpliendo con ellos, pese a sus casi noventa años, haciéndose eco, estudiando, en base a su autoridad, de atropellos y situaciones internacionales que quebrantan el orden y la paz mundial. Lo hizo cuando apoyó logísticamente y militarmente con sus revolucionarios y revolucionarias, educadores, militares, médicos y artistas, en Angola y Zambia, y con médicos y médicas durante décadas en todo el continente Americano. Los ojos y las pupilas de cientos de personas en edad infantil, o en edad adulta, han podido empezar a ver por vez primera con las intervenciones para sanar las cataratas. En sectores sociales en donde tales operaciones para poder realizarlas les hubiera supuesto, hablando en plata, tener que vender un riñón. Tal cooperación cubana, ha sido siempre desinteresada, y en base también a acuerdos de intereses económicos comunes. Es decir, Fidel ha enseñado a muchos gobiernos progresistas, que a la población no se la atiende mejor por hacer mejores políticas económicas, sino por hacer que dichas medidas económicas, de economía social, sean acuerdos humanitarios, para la educación y el desarrollo.
En el ámbito de las anécdotas, pero no tanto, abrigó una amistad entrañable con intelectuales de todas las disciplinas: políticas, deportivas, intelectuales, artísticas, científicas… En la literatura, entre otros, Gabriel García Márquez, el nobel de la literatura colombiano, que siempre admiró que tras décadas de fumar habanos, puros y tabacos que le caracterizaron simbólicamente, para dar una lección a su pueblo de lo nocivo que para la salud es el tabaquismo, Fidel decidió dejar de fumar antes de los setenta años. Lo que le supuso el premio de la Unesco en la lucha contra esta adicción.
Todo esto y mucho más es evidente que genera envidia e incomodidad entre quienes jamás aprendieron que el mundo puede empezar a funcionar desde que se borra de nuestra mente esa falsa idea con que nos contaminan desde la infancia: no todo el mundo es bueno… Es por eso que Fidel les resulta increíble que exista. El complejo de electra que hay tras ese tipo de actitudes, entre intelectuales del capitalismo, Freud ya lo definió con claridad. Internet está a su disposición…
Fidel ha escrito y ha dado a escribir páginas, ha dado a grabar y fotografiar audiovisualmente horas y horas, quizás años de imágenes, que son parte y legado de la humanidad. Cuando el director de cine Oliver Stone, desafiando al bloqueo y aceptando la multa millonaria de Estados Unidos, por ir a Cuba a rodar la película Comandante, con una entrevista de varios días al pie de Fidel, le preguntó: ¿Es usted un dictador?, Fidel contestaba sin dudarlo: Yo soy un esclavo del pueblo. O “toda la gloria de un hombre cabe lo que en un grano de maíz.”
Quizás será otra humanidad la que unánimemente -si bien cada vez es más generosa, pese a las mentiras vertidas- la que como Fidel, tal cual él mismo supo interpretar desde su joven rebeldía, la que le absolverá cuando llegase a lo que es hoy, un anciano y joven digno y rebelde. En fin, no voy a cerrar diciendo un viva a Fidel Castro, porque sería una redundancia. Es el líder político más vivo y despierto que existe en el panorama mundial. A parte de sobrevivir a más de 700 intentos de atentados para aniquilarle, orquestados por sus enemigos capitalistas y de toda calaña, y que demuestra que Fidel tiene más vidas que un gato… Y eso que parece que está retirado. Porque ocurre que la rebeldía jamás se jubila, ni retira, ni descansa. Sólo hace dos acciones inherentes e inseparables: piensa y actúa, actúa y piensa. Es todo lo que puedo decir, hasta la fecha, de Fidel, FIDEL Castro.

javilalaguna@hotmail.com
@radicaljavi

3 de mayo de 2015.

error_outline

Los comentarios publicados en esta sección son entera responsabilidad de su firmante, y no necesariamente representa la posición de LARED21

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje