Un tal Pedro Pardias

 

Había una vez un escritor despechado, se llamaba Joaquín Martínez Arbolella que firmaba bajo el alias de Santicaten. Era un verdadero convencido militante de la falange fascista local que ahora se dicen “partido monárquico”,buscar en google) y que como nuestro personaje, son seguidores del “caudillo”Juan Maria Bordaberry .Este militante fascista publicitaba sus ideas por medio de cuentos y novelas de mediocre factura pero como contaba con buenos sponsors, amigos en el poder, y estaba casado con una de las accionistas del canal cuatro, en aquella época, contaba con machaconas propagandas para sus “obras literarias” al compas de su fervorosa militancia anticomunista en tiempos en que el “eje del mal” era la entonces URSS, en aquellas épocas en que entre fanáticos y mercenarios de las cancillerías, nos metieron a todos en una guerra fría que calentamos con sangre latinoamericana. Pero eso ya es pasado.
Lo interesante es que ya presidente J.M.Bordaberry, su amigo y cofrade Santicaten, le pide una embajada en e Paraguay porque andaba en apuros económicos. Pero éste tenía otro candidato para el cargo que resultó ser Pacheco Areco, al cual debía la Presidencia de la República y no le podía fallar.
Ofendido Santicaten decide publicar un libelo destinado a destruir a su ex amigo Bordaberry. Y publica una obrita titulada “Ramón Pardías”, en la que reconstruye una vieja leyenda oral que circulaba desde hacía un siglo entre las gentes del pueblo de Durazno, por la cual parte de las tierras del único hijo de los Reyles, Carlos , escritor y calavera, que se había ido patinando su patrimonio consistente en mas de 130.000hás en Durazno y en Argentina, viviendo a gran tren en Europa, donde escribía y se hacía publicar sus obras literarias, a la muerte de su padre se encontró que parte de sus bienes habían sido desviados, testamentariamente, a favor de su capataz , el cual no era ni mas ni menos que el padre de Juan María Bordaberry, al cual en el cuento nomina como Ramón Pardías. Patraña o leyenda, la cosa es que J.Maria Bordaberry se encontró con el libro un día de 1975, y por aquello “el que la tiene la teme”, lo hizo requisar de todas las librerías del país, por lo cual hoy hay que buscarlo en Internet como raro objeto de colección. Lo cierto es que el autor, para que no hubiera duda de sus intenciones, afirma en el libro “Si alguien se encuentra o se reencuentra en ellos, no pretenda desdecirme, porque, de hacerlo, se expone a que convierta en acusación más concreta lo que hoy sólo quiero sea un cuento»

¿A qué viene ahora esta historia sobre un litigio entre ambiciosos militantes fascistas del siglo pasado? Bordaberry perdonó la vida a su viejo amigo y no lo mandó a integrar su lista de desaparecidos, jamás lo molestó.
Resulta que pasaron seis décadas, y un buen día un gobierno decide hacer cumplir una vieja ley de Colonización del año 1948, a la cual, como tantas obras fruto de la demagogia, se le escatimaron los fondos para la compra de tierras, y pese a que la ley le daba “la derecha”, como oferente en remates judiciales al Instituto de Colonización, éste nunca podía ofertar nada por falta de fondos, por lo cual en medio siglo apenas pudo repartir unas 50.000hás.
Pero, “vino el Pepe y mandó parar”. Mediante el impuesto del 5% a las transacciones raíces, se lograron comprar y colonizar 500.000Hás.
Habían unas 2900hás que Colonización se disponía a comprar en la subasta. Para impedir esto, el estudio de Pedro Bordaberry elabora una estrategia de apropiación creando en Panamá una sociedad que compraría al fidecoimizo del Brou, ¡luego las arrendaron 30años, al irrisorio precio de U$A0.85 la há por año!!! 2009. Colonización, desbarata la tramoya leguleya y recupera las judicialmente recién en 2013, están con nombres y apellidos, los autores de la maniobra delictiva, por falta de espacio los remito a//www.saltoaldia.com/el-instituto-nacional-de-colonizacin-recupero-tierras-en-maldonado-que-pedro-bordaberry-a-travs-de-una-sociedad-panamea-haba-adquirido_p-5451#sthash.0QB6cvG8.dpu

Pedro se ha explayado en su campaña contra el Instituto de Colonización, diciendo que no cumple con sus fines, que se “dedica a la timba de tierras”, a comprar tierras para colonizar le manda la ley, pero Pedro no para en mientes, recorre la campaña y les dice a los productores que el Instituto les tiene que dar en propiedad los predios, exponiéndolos a la extorsión de los grandes compradores de tierras que han vaciado los campos con sus ofertas de hasta 7000U$A la há. Seguro que él será uno de los bien dispuestos a comprarle las tierras a los colonos si llega a tener el poder de destruir al Instituto de Colonización, como lo promete en su campaña, cuando dice, “el instituto debe desaparecer”
La realidad ha superado largamente la pobre fantasía de Santicaten. Ramón Pardias no tuvo que inventar una sociedad panameña para despojar a Reyles, en la época las cosas eran más sencillas y baratas, solo tuvo que conseguirle unas rameras al viejo para que modificara parte del testamento en su favor.

 

 

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