Tabaré Vázquez y la gilada

La pobreza es como la sombra, te sigue donde vayas reza un proverbio popular.

Sí, para aquellos que corrieron esta suerte en dicha condición social y no tuvieron la oportunidad de completar normalmente el ciclo vital de los seres humanos que ve desde su nacimiento a la niñez, a la adolescencia, a la juventud, adultez y vejentud, el modelo blanqui-colorado les impuso una corta niñez con un salto abrupto y violento a la adultez.

Vender desde niños en los ómnibus capitalinos , mendigar en las calles o trabajar a cambio de nada o a la merced de un «mayor» en precarias condiciones era la forma que esos niños perdían sus juegos infantiles y sueños sin mimos cálidos de mamá.

Este despojo, robo y abandono social fueron las aguas que trajeron estos barros. El padre en el COMCAR, la madre en Cabildo y un hermano en el INAU.

Sí, la gilada no hace mea culpa y quiere tirar la basura en el patio del vecino.

Así no, sabemos de sobra que la frutilla de la torta la colocó Lacalle en los 90, la torta que refería Sanguinetti cuando en cadena televisiva decía que había que esperar que ésta creciera para repartir.

La falta de argumentos solo lleva a la descalificación permanente y hoy centran sus ataques a dichos o palabras de Tabaré y no en sus actos con consecuencias tan desastrosas que aun se conservan y como la pobreza que sembraron se asemeja a aquellos que queriendo apagar un incendio, éste se va prendidos en ellos.

UN MILLÓN DE POBRES NUNCA MÁS. ROBAR SUEÑOS A JÓVENES Y NIÑOS NUNCA MÁS.

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