TIENE LA PALABRA.

Queremos  justicia  para todos

Señor Director de LA REPÚBLICA

Dr. Federico Fasano Mertens

Quien escribe esta nota es una persona que hace muchos años es comunista.

A muchos les puede importar o no lo que tengo que expresar, pero como lo he hecho toda la vida he respetado las ideas de todos para así lograr que respeten las mías. En plena dictadura tuve que aguantar muchos manoseos, estuve presa, allanaron mi casa sin encontrar nada que pudiera hacer creer que estaba actuando en contra del «gobierno» del momento. Pero aun así dejaron una ratonera en mi casa y se llevaron preso a mi esposo. Estoy contando parte de mi vida no porque espero que les interese; pero sí que todo eso nos pasó por comunistas.

Pero empecé cuando me tocó en lo personal la angustia, porque si comienzo desde mucho antes tenemos muchos comunistas que fueron muertos a lo largo de la historia uruguaya. Puedo dar nombres pero quienes no se acuerdan de Líber Arce, Susana Pintos, los ocho compañeros que acribillaron por la espalda el 17 de abril ya hace unos cuantos años, tantos que ya son parte de la historia, al Dr. Roslick y es que alguna vez los mandaron presos a quienes mataron a estos compañeros comunistas. Lamentablemente podría seguir dando nombres, pero quienes los mataron sabían que estos seres humanos eran comunistas.

Ahora yo les pregunto a quienes defienden la impunidad: ¿Es que los padres, hijos, hermanos de estos compañeros desaparecidos no tienen derecho a saber qué fue de ellos? Y yo también le digo al señor Lacalle que espero no irme de este mundo sin que se haga justicia.

Y también le puedo decir a Lacalle que mucho de los que él llama sediciosos, cumplieron una condena. Pero a la vez quiero hacerle notar que los comunistas decían que teníamos armas, que recibíamos dinero del exterior para formar una guerrilla armada, pero nunca encontraron nada. Y también le puedo decir al señor Lacalle que los comunistas no mataron no robaron ni secuestraron a nadie. ¿Quieren hacer una historia justa? Primero tenemos que aceptar que acá nunca hubo una guerrilla, por lo tanto no existieron guerrilleros. Pero no voy a seguir ahondando en la historia porque no soy historiadora, lo que sí quiero es que de una buena vez reconozcan que hubo muertos, desaparecidos, torturados y lo que queremos es que cumplan con la justicia democrática, no por revanchismo sino para poder así creer nuevamente en la justicia para todos por igual ya sean blancos, colorados, comunistas o socialistas. En fin para una justicia justa y pareja sin diferencia de partidos políticos y religión. Y al señor Saravia le diré que si los que están presos no van a decir dónde están los desaparecidos, le puedo decir que estos señores tienen algo a favor, por supuesto no es su conciencia (si es que la tienen) sino que quieren lo llevaron presos no los van a torturar ni matar, porque están presos bajo una justicia democrática.

Y al señor Bordaberry le diré que en un momento pensé que por ser hijo de un dictador, no tenía que ser igual a su padre, pero la verdad que me equivoqué, es un lobo disfrazado de cordero.

Lo que tengo para decirles a estos señores es que desde que Julia Arévalo en el Senado, quien no fue recordada cuando hicieron un racconto de las mujeres que pasaron por el senado. El señor Jaime Pérez, Enrique Rodríguez Rodney Arismendi, en fin, comunistas que pasaron por nuestro Poder Legislativo y en el momento de sus desapariciones hasta los propios blancos y colorados supieron reconocer que el comunista que nos representó en el gobierno en todo momento nos dejó bien parados.

Por eso, es que me esfuerzo para que respeten las ideas que queremos llevar adelante, que representan la igualdad para todos. Y por qué no comenzar con la justicia para todos, haciendo que cumplan la condena y aparezcan los desaparecidos de una buena vez. Es eso señor Larrañaga lo que ambicionamos al lograr que esta ley se aprobara. Que la balanza de la justicia sea equilibrada, y así devolverle a la Constitución lo que está faltando: justicia.

negrita.1001@hotmail.com

 

Política exterior

Señor Director de LA REPÚBLICA

Dr. Federico Fasano Mertens

Cuánto se ilusiona Latinoamérica cuando Cristina saca de sus entrañas todo el sentimiento continental y a cuatro pulmones junto a Mujica y Chávez grita «tenemos que apurar la integración». Con esa pequeña frase que mucho encierra, se marca toda una ideología de punta, que nada tiene que ver con la tecnología muy en boga en estos tiempos, donde el mundo occidental afina conocimientos para la venta y el consumo.

La perspectiva que da el tener conciencia que entramos en una turbulencia de valores mundial, urge que a la palestra salga en política, su hija predilecta para culminar en la unión verdadera, y sortear tantas dificultades que vendrán.

¿A quién le importa medir qué vale más, si el orden y el progreso teledirigido a la europea que claudica ante los ocultos poderes, o la locura y la felicidad que nos da la autenticidad y la libertad en medio de una riqueza que todos sabemos codiciada, y que a nuestra manera sorbo a sorbo la beberemos?

¿Quién pretende regresar a los oscuros callejones del medioevo?

¿Quién alimenta en la niñez esas desalmadas mentes que una vez sentadas en el trono de lo más creativo y hermoso que da el mundo de la política lo utiliza para asesinar?

¿A quién le importa que venga todo ese orden a organizarnos; creadores del mundo occidental desgastado y obsoleto ante las enormes necesidades de crear conciencia, respeto, y solidaridad?

Sobre esos pilares aquí en esta parte del mundo la nueva tecnología de punta para el alma naciendo está.

MEIRELLES MONDRAGON  antomyr@hotmail.com

 

Nuestra Atenas

Señor Director de LA REPÚBLICA

Dr. Federico Fasano Mertens

La ilustre Atenas futbolística ­vaya que nuestra celeste lo es­ ha sido exhumada, emergiendo día a día, aún empapada de glorias de antaño, de ser los primeros en expandir el poderío futbolístico, este ha sido nuestro ecuménico imperio, pequeña polis con senda organización, celebérrimo arrojo, visionaria de victorias asequibles, tan solo blandiendo una pelota entre once magnánimos guerreros, dispuestos a escalar olimpos, sobre alfombras de laureles. Atenas manda en América, y el mundo observa su enorme poder, ¿acaso ha importado el cuántum poblacional?, ¿acaso la extensión del soporte territorial?, ¿o el poderío económico? continúen su camino de grandeza pero sabiendo que la humildad la ha erigido.

FLAVIO DARÍO  HERNÁNDEZ COLL flaviodariohernandez@hotmail.com

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