EDITORIAL

Hacia un acuerdo histórico

El mundo ha cambiado y sigue cambiando. ¿Quién podría haber imaginado siquiera lo ocurrido en Bruselas el martes pasado, cuando la presidenta brasileña Dilma Rousseff ofreció la colaboración de su país para ayudar a la Unión Europea a salir de la crisis?

La Unión Europea «puede contar» con Brasil para salir de la crisis, afirmó la mandataria -ex guerrillera- en una rueda de prensa conjunta con el presidente de la Comisión Europea, Jose Manuel Durao Barroso y el presidente del Consejo Europeo, Herman Van Rompuy, en ocasión de la Quinta Cumbre Brasil-UE.

En momentos en que el viejo continente se ve sacudido por el terremoto financiero que amenaza con reducir a escombros las economías más débiles, las palabras de Rousseff se apartan radicalmente de las recetas fondomonetaristas tradicionales. Dilma explicó a los europeos que, de acuerdo con la experiencia vivida por Brasil, «un aumento de medidas de austeridad equivale a más desempleo y desigualdad social»; exactamente a la inversa de lo acordado con los organismos financieros internacionales, cuya receta es más austeridad, reducción del gasto público, privatizaciones y ajuste fiscal, medidas todas que conducen a la recesión, al desempleo con todas sus nefastas consecuencias sociales.

La mandataria brasileña señaló que es «fundamental la coordinación política de los países» para enfrentar este momento. Tal afirmación contradice otro de los dogmas del fundamentalismo neoliberal: la idea de que toda la actividad humana debe estar subordinada a la economía y las finanzas y que, por tanto, la política debe pasar a desempeñar un papel de segundo orden.

Pero más allá de todas estas consideraciones, vale la pena destacar la postura profundamente «sudamericanista» de la presidenta brasileña, quien habló en nombre de toda la América del Sur sin hacer prevalecer la posición de liderazgo que ocupa Brasil en la región.

Para comienzos del mes de noviembre está prevista la realización de la cumbre de los países emergentes e industrializados del G20, a celebrarse en Cannes, Francia. Antes de esa instancia, Rousseff adelantó que los ministros de Economía de la Unasur se reunirán en los próximos días para coordinar sus posiciones y llevar una postura común.

«Esto es un diálogo en el cual debe participar también toda América del Sur», indicó la presidenta, y agregó: «La historia nos muestra que la única salida de la crisis es mediante el estímulo al crecimiento económico, con políticas de estabilidad macroeconómica, combinada con políticas sociales», y «no tiene ningún sentido la adopción únicamente de medidas de austeridad».

Los dirigentes de la UE han diseñado planes radicales para salir de la recesión, que incluyen drásticas medidas de austeridad para los países en dificultades, sobre todo para Grecia, pero también en España, cuarta economía europea.

Al respecto, Rousseff advirtió que habrá más «recesión productiva, aumento del desempleo y desigualdad social».

Brasil forma parte del grupo de los Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), que recientemente se declaró dispuesto a considerar un apoyo vía FMI u otras instituciones financieras internacionales, para enfrentar los desafíos a la estabilidad financiera mundial.

«Brasil sabe por experiencia propia que solo el estímulo al crecimiento económico es capaz de generar recursos para pagar la deuda y para el equilibrio de las finanzas públicas», señaló Dilma.

Podemos suponer que, quizás, estemos ante el comienzo de un nuevo orden mundial.

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje