Hortensia Bussi de Allende

«Gracias a la vida que me ha dado tanto…»

Violeta Parra

En medio de la lluvia y de una guardia de honor encabezada por los ex presidentes Ricardo Lagos Escobar y Patricio Aylwin Azócar ,con la presencia de sus hijas Isabel y Carmen Paz y antela propia presidenta Michelle Bachelet , Chile despidió a una de sus más queridas hijas, la esposa y viuda del Dr. Salvador Allende.

Sobre su gigantesca condición humana y bondad puede afirmarse que actuó como una verdadera madre protectora, salvando la vida de muchos chilenos y extranjeros que quedaron a merced de los bárbaros alzados contra la legitimidad constitucional, aquel ya lejano 11 de setiembre de 1973.

En virtud de ello estuvimos en sus funerales, realizados en sede del Congreso Nacional de Santiago, junto a miles de simples ciudadanos. Lo hicimos para honrar a una mujer digna y valiente a la que los oscuros «Hawker hunters» bombardearon su casa de la Avenida Tomás Moro, mientras el Presidente Allende, fusil en mano, comenzaba a abrir las anchas alamedas de la dignidad por las que siempre pasan a la inmortalidad los hombres y las mujeres como Hortensia Bussi.

Nuestro recuerdo más preciado en relación a su persona se remonta quizás a los 1.000 días del gobierno popular, durante las marchas de obreros, estudiantes y multitudes, saludando en su condición de primera dama desde los balcones de La Moneda al pueblo trabajador, acompañando siempre a su esposo.

Bajo una lluvia y un clima inhóspito vimos las mismas caras en su sepelio. Gente muy humilde, trabajadores, amas de casa, niños y jóvenes, muchos de los cuales quizá no conocieron su hidalguía y su dignidad en el duro exilio en México.

Hortensia Bussi jamás declinó en sus convicciones y valor . Cuando le entregaron el féretro con los restos del Presidente Allende en el Cementerio Santa Inés de Viña del Mar, tomó con sus manos una flor del propio campo santo para depositarla en la tumba del mandatario y decirle a los sepultureros que le dieran cuenta al pueblo de Chile de que en ese lugar yacía el Compañero Presidente.

Noventa y cuatro años vividos a plenitud, que expiraron en este invierno de junio para una madre, mujer, luchadora social y política que supo ser en su exilio azteca y en el mundo entero factor de unidad y de denuncia implacable contra la dictadura y los crímenes de lesa humanidad que azotaron a esta dulce patria chilena, asilo de muchos uruguayos, partícipes también de la épica vía chilena al socialismo de los años 70.

Hoy nos deja en medio de un profundo dolor y de un enrarecido clima de campaña electoral, donde las voces de algunos candidatos no parecen comprender el enorme trauma que significó para Chile el quiebre de la unidad del pueblo y aquel amargo trance en el cual las libertades fueron conculcadas por la oscura bota del fascismo.

Hortensia Bussi es el nombre del valor, la lealtad y la consecuencia hacia Allende y su patria. En su memoria llamamos a la izquierda y al progresismo a construir un Chile más unido, más justo, soberano y democrático, sin Constitución autoritaria.

Llamamos también a construir un continente latinoamericano en el que los seres humanos más vulnerables ­en particular los niños­ tengan derecho a la salud y la educación como herramienta forjadora de dignidad.

Convocamos a abrir definitivamente las anchas alamedas donde exista más igualdad y dignidad para los trabajadores. A amar a sus semejantes y a la humanidad entera como ella y Salvador Allende lo hicieron.

Compañera «Tencha», presente: ¡Ahora y siempre!

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