Vulnerabilidad y trabajo infantil

Uno de los dramas de la pobreza está constituido por la explotación y la vulnerabilidad infantil. En Uruguay, y concretamente en Montevideo, existen 35.000 niños que se dedican a ordenar residuos. Señalan las estadísticas que hay 3,5 niños detrás de cada uno de los 10.000 carritos de basura que recorren la capital.

Sin embargo, el INAU viene desarrollando una tarea que hemos conocido a través de las agencias internacionales de noticias, a efectos de erradicar este verdadero flagelo y la violencia que significa el trabajo infantil.

Los ministerios de Trabajo, Desarrollo Social, y Educación y Salud, en conjunto con ANEP, el PIT-CNT, las Cámaras de Industrias y Comercio y obviamente el INAU conforman el CETI (Comité Nacional de Erradicación del Trabajo Infantil).

Los niños del Uruguay merecen otro destino, en especial gozar de su infancia en armonía con un sano aprendizaje escolar junto a una sólida integración familiar y social y con padres que aprendan progresivamente con el apoyo del Estado y otras entidades privadas a generarse, como pequeños emprendedores, condiciones de trabajo alternativas a la recolección residual.

En la República Argentina coexisten varios proyectos y modalidades de atención a niños en estado de calle o riesgo social que ven vulnerados sus derechos. Uno de ellos se llama «Recuperar», de la Organización Internacional para las Migraciones, y está dirigido a los y las recolectoras migrantes de Villa Retiro. Sus padres son asistidos mediante créditos solidarios con propuestas de emprendimientos productivos o de servicios. Otro de los proyectos corresponde a la Fundación «Gente Nueva» , de Bariloche, donde se diseñó un espacio público de intercambio para que niños y niñas que trabajaban en la basura compartieran actividades lúdicas.

La Convención sobre los Derechos del Niño, adoptada por las Naciones Unidas en 1989, reconoce el derecho de todo menor de 18 años a estar protegido contra la explotación económica y contra el desempeño de cualquier trabajo peligroso que entorpezca su educación o pueda ser nocivo para su salud y desarrollo físico, mental o moral.

En América Latina y el Caribe trabajan 17,4 millones de niños. Cada año mueren 22 mil niños en accidentes relacionados con el trabajo.

Son más de 250 millones de niños de entre 5 y 17 años de edad, los que trabajan en el mundo. De ellos, 180 millones lo hacen en las peores formas de esclavitud infantil, servidumbre por deudas, prostitución o como niños soldados.

Un tercio de los nacimientos que ocurren en el mundo no se registra (40 millones de niños), condición indispensable para determinar la edad del niño y protegerlo del trabajo infantil.

En todo el planeta hay más niñas menores de 16 años empleadas en el servicio doméstico que en cualquier otra forma de trabajo infantil. A menudo son víctimas de abuso sexual, explotación, maltrato físico y psicológico.

Y finalmente aquí en Chile, el 64 por ciento de los niños que trabajan pertenecen al 40 por ciento más pobre de la población y su salario representa el 20 por ciento del ingreso del hogar.

Los niños reciben apenas 20 por ciento del salario de los adultos, y a menudo ninguna paga, desplazando las contrataciones del mundo adulto al mundo infantil ( cifras y datos extraídos de series estadísticas correspondientes a Unicef, OIT y de las ONG Global March Against Chile Labour y Child Labour Coalition).

Nuestra apuesta es que Uruguay sea vanguardia en la protección de los derechos del niño y que iniciativas como las del INAU se multipliquen junto a la capacidad creativa y proactividad del mundo empresarial para desarrollar una nueva modalidad de emprendedores que facilite la capacitación y el trabajo decente de adultos padres, erradicando el trabajo infantil y la explotación de nuestras calles.

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