Graffitis cristianos

¿Agresión a la propiedad privada en nombre de Jesús? ¿Provocación por la fe? ¿De qué congregación son los supuestos «cristianos» que arremeten contra bienes ajenos sin miramientos?

Conozco en profundidad la religión evangélica y no hacen pintadas al estilo político ni son graffiteros. Difícil que no las haya visto…

La palabra «Jesús» y «Jesucristo» figura en muchísimos muros, paredes, puertas y cortinas de enrollar de la ciudad de Montevideo. Incluso a veces escrita sobre lugares destinados a monumentos u otros usos del ornato público. Con diversos matices de ideas o a veces solo el sustantivo, lo cierto es que quienes lo hacen, no respetan nada de nada ni de nadie, a la hora de hacer su propaganda graffítica aludiendo a la figura de Jesús.

¿Qué clase de Dios mandaría a sus hijos a estropear la fachada de bienes ajenos para declarar su existencia? La reflexión viene a cuento de que observando el devenir de los locales comerciales sobre Avda. Gral. Flores -unos abren, otros cierran, desaparecen lugares tradicionales, etc- reparé en una esquina en la que otrora hubo equis negocio y ahora era acondicionada para una parrillada-restorán. Al arreglo esmerado del local, se sumaron coloreadas de verde seco, las persianas metálicas que protegen sendas vidrieras en paredes fondo beige, y sus propietarios se tomaron el trabajo de dar igual tonalidad a la vereda, con el fin seguramente de hacer el lugar más llamativo a la futura clientela.

¡Cuál no sería mi sorpresa -e imagino la indignación de los perjudicados- cuando seguramente poco antes de la inauguración pues ya estaba todo acondicionado, veo la palabra «Jesucristo» escrita con pintura roja atravesando de lado una de las enormes persianas! No creo que los dueños del lugar fueran precisamente a convertirse al cristianismo luego de soportar tamaño atropello.

A propósito de esta agresiva actitud de los que pintan donde se les ocurra «Jesús es el Dios del Uruguay» y etcéteras por el estilo, me surgen infinidad de preguntas, de dudas. Interrogantes que no buscan alarmismo sino la prudente valoración de tales hechos. ¿Son «fieles» de alguna iglesia los que cometen estas tropelías? ¿Quién ordena estos desmanes? ¿Son cristianos de alguna secta fundamentalista? ¿Se hacen pasar por cristianos? Sean quienes sean son muy maleducados y atentan contra leyes de nuestro país al actuar así. De ser descubiertos infraganti, deberían responder penalmente por tal desborde, o al menos se enfrentarían al pago de una multa que sería seguramente cuantiosa, dadas las horas trabajo que deberían invertirse en limpiar, amén del perjuicio sufrido por los damnificados.

Tamaña hostilidad hacia el prójimo, ¿puede inferirse que provenga de algún especial estado de santidad? ¿Qué paz podremos lograr o qué amor, imponiendo algo a la gente de forma tan grotesca hacia sus pertenencias y esfuerzo de trabajo? Peligrosa semilla de violencia, terrorismo social y raíz de nazismo.

A bien de aquellos que profesan la sana religión que Cristo lidera y también por una pacífica convivencia colectiva, la razón indicaría a las autoridades competentes, una exploración concienzuda de la situación para ubicar a los responsables. Tal vez un seguimiento de la modalidad usada nos llevaría hacia los que basan sus arengas bíblicas en postulados verticales y sectaristas, a los que predican con discriminación y encono hacia el que no es de los suyos. En definitiva, con desprecio por todo lo que no sea ellos mismos. *

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