12 de noviembre: a votar

En la contratapa de LA REPUBLICA del jueves 5 de octubre, Eleuterio Fernández Huidobro escribió un excelente artículo sobre el 12 de noviembre próximo, en que tendrán lugar las elecciones internas del Frente Amplio. Tan bueno me pareció que lo he fotocopiado y distribuido en nuestro Comité Trouville y entre muchos de los frenteamplistas de mi coordinadora «M». Su oportuno recuerdo del libro de Lenin «El izquierdismo, enfermedad infantil del comunismo», en este momento del Uruguay, nos pone a todos sobreaviso de los peligros que significan la suma de conflictos y protestas que acosan hoy al gobierno, olvidando que es nuestro gobierno de izquierda, que llega al poder después de un siglo y medio de luchas obreras y populares, que está cambiando al Uruguay como lo prometió y que los que construimos el Frente Amplio tenemos el deber de defenderlo. Porque la derecha está ahí militando contra nosotros, no sólo en los partidos blanco y colorado, sino en los medios donde siguen conservando su poder, en la televisión, en El País, etcétera.

Hoy lo que más importa es ir a votar todos el 12 de noviembre, a cualquiera de los sectores y de las bases, superando la votación anterior, para demostrar que la unidad sigue siendo nuestro primer postulado.

Y esto no tiene nada que ver con las recientes elecciones del MPP, porque así como aprecio al Ñato, también tengo muy buenos recuerdos de aquellos primeros años en que conversábamos con Julio Marenales.

 

Precisiones sobre el Tiro Suizo

Unas declaraciones del diputado Homero Viera sobre el asalto al Tiro Suizo, el 1º de agosto de 1963, sobre las que la oposición ha hecho mucho ruido, me han obligado a referirme al tema, ya que Colonia Suiza es mi lugar de nacimiento.

En mi libro «Historia de una pasión política», en la página 61, explicamos que el que organizó esa acción fue el doctor Mario Naviliat Odriozola, médico traumatólogo alumno del doctor Bado, que ya en 1945 participó desde la FEUU en la lucha contra el Servicio Militar, cuando se logró que no fuera obligatorio ser voluntario.

Mario era también de Nueva Helvecia, primo de mi madre, y su padre Alfredo era en ese tiempo presidente del Tiro Suizo.

En 1963, en nuestro Estudio Jurídico de la Plaza Zabala, se reunía un Comité Coordinador de varios grupos de izquierda, que discutía sobre la lucha armada y sobre Cuba, hasta que un día, cansado de las discusiones, Mario llegó a la reunión y dijo: «Vamos a dejarnos de joder, que aquí ya se ha hablado demasiado, así que les traigo el siguiente plan». Mario contaba que no precisaban llaves para entrar, porque él sabía que con una ligera patada la puerta se abría. El inconveniente fue que desde la guerra mundial, como en Colonia Suiza había simpatizantes nazis, los cerrojos de los máuseres se llevaban a la comisaría, pero después se admitió que en fechas especiales como el 1º de agosto, que es la fecha de Suiza, se devolvieran los cerrojos, y por eso el asalto fue el 31 de julio.

Pero como no se podía encender la luz, se creyó que no los habían traído, y estaban en un rincón.

Mario me decía que no todos fueron para Paysandú, y él se llevó algunos y con un herrero les volvió a poner cerrojos. Y estos, decía, no cayeron en manos de la Policía. Desde 1963, vaya a saber dónde habrán ido a dar, 43 años después. *

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