El dilema a resolver

«Uruguay se debe una reflexión sobre su papel en el mundo y la región».

Los países centrales exigen controles en las plazas donde se lava el dinero pero no parece haberlos en el sistema bancario que recibe al dinero ya lavado. ¿Es esto así?

Las organizaciones internacionales que luchan contra el lavado lo persiguen en todas las jurisdicciones y están convergiendo claramente con las exigencias en materia fiscal. De hecho, es ya corriente consolidada que el delito tributario sea uno considerado como origen ilícito de fondos a efectos de la normativa de lavado.

Son suficientes los controles en Uruguay para evitar el lavado de activos. Existe una polémica a nivel mundial sobre si la evasión es un delito precedente del lavado. ¿Qué opina?

Uruguay ha sido ejemplar en recoger la normativa y puedo asegurar que los bancos vienen haciendo un cumplimiento riguroso, porque además el «compliance» suele ser global y por lo tanto aplican normas de todo el grupo, al menos los bancos internacionales. Sobre el delito tributario como precedente, la corriente, como te indiqué, es a que sea, pero la otra campana es sensible al hecho de que el fenómeno tributario es peligroso, y se empleó muchas veces como mecanismo de persecuciones políticas. De todas maneras, pienso que la tendencia será a que sea precedente. Esto porque la importancia de la solidaridad fiscal crece día a día. No puede ser que si alguien en la esquina le roba el bolso a una señora todos nos quejemos y que si algunos nos roban a todos, que es a fin de cuentas la evasión, no nos sintamos agredidos, y ello con independencia de la calidad del gasto público, que es otra discusión. Lo anterior a mi juicio refleja una interesante paradoja en la que nuestro gobierno está involucrado: llevar adelante medidas de izquierda, que es lo que son las presiones internacionales hoy (más transparencia, gravamen de grandes fortunas evasoras), le pesa políticamente como izquierda, porque se le acusa de prohijar a los países centrales, el imperio o el vecino prepotente, tanto da. Veremos cómo resuelve este dilema. Además, Uruguay se debe una reflexión sobre su papel en el mundo y la región. La multilateralización del problema por Argentina y Brasil es un espejismo, para ganar fuerza. El asunto es que no quieren que seamos el centro financiero de sus grandes fortunas. Deberíamos decir, está bien, pero ¿qué nos permitirán hacer?

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