CARRY TRADE: COBRARIA MAYOR IMPORTANCIA A PARTIR DE OCTUBRE

El yen, la tercera moneda global, continuaría infravalorado

La economista Carmen Hernansanz (1) analiza la situación que atraviesa la divisa nipona. El yen viene siendo soporte predilecto de flujos financieros a nivel global, en particular a través de las denominadas operaciones de carry trade. En este marco, ciertos elementos de la coyuntura permiten establecer escenarios a futuro, que se consideran insumos primordiales para la toma de decisiones, tanto para actores individuales como institucionales.

Hernansanz afirma que pese a las opiniones acerca de lo desalineada de la cotización del yen, éstas no parecen hacer mella en la divisa asiática, ubicada en los mínimos de los últimos cuatro años. A diferencia de China, la moneda japonesa se desenvuelve en un régimen cambiario flexible y opera sin restricciones en su tipo de cambio. La intervención del gobierno japonés parece haber sido inexistente desde hace más de tres años

El yen es la tercera moneda negociada a nivel mundial después del dólar y el euro. A su vez, el cruce dólar-yen es el segundo del mundo después del dólar-euro.

No obstante, el desequilibrio actual está condicionado por factores que hacen poco probable un cambio brusco de tendencia.

Hernansanz considera que para las propias autoridades japonesas un yen infravalorado es un soporte para una economía en la que el sector exterior juega un rol fundamental en tanto el consumo no termina de despuntar. Por tanto, no parecen interesadas en una divisa más fuerte.

Además, el Banco Central Japonés y los inversores nipones se encuentran entre los principales tenedores de deuda en dólares del mundo, recién sobrepasados por China.

Por otra parte, una fuerte apreciación de la moneda asiática supondría abultadas pérdidas para los inversores.

Pero, el elemento de mayor relevancia es el de las operaciones de «carry trade». Es decir, la financiación en monedas con tipos de interés bajos, como el yen, para adquirir activos en monedas con tipos de interés más altos.

Y, pese a las subas de intereses del Banco de Japón, la diferencia se va a reducir muy lentamente. Advierte Hernansanz que este gradualismo se justifica por las dudas que aún suscita la evolución de la inflación nipona. Mientras la actitud tensionadora de las condiciones monetarias que impera en buena parte de los bancos centrales de otros países desarrollados lleva a pronosticar que los tipos oficiales de estas economías permanecerán al menos en los niveles actuales, sino más altos en varios casos.

Esta circunstancia, estima la economista, permite inferir que el carry trade, que contribuye a mantener el yen artificialmente depreciado, continuará, a no ser que un repunte en la volatilidad del tipo de cambio la haga menos atractiva.

Por último, Hernansanz hace referencia a que las familias niponas han sido muy conservadoras en la gestión de su ahorro: más de la mitad se encuentra en efectivo y depósitos bancarios.

Pero este comportamiento pudiera estarse modificando dada la tendencia a la diversificación del ahorro hacia productos como los fondos de inversión que, colocados en el exterior, implican más presión bajista sobre el yen.

En este sentido la analista afirma que el fenómeno puede cobrar mayor importancia a partir de octubre, momento en el que la caja postal japonesa, con unos activos que suponen en torno al 30% de los activos de los bancos y aseguradoras del país, se privatizará, permitiéndosele elevar su exposición en activos extranjeros. En definitiva, si bien es cierto que en el largo plazo las leyes económicas tienden a verificarse, éstas nos dicen en general poco acerca de cuánto puede durar este proceso. En el caso del yen, el ajuste a un equilibrio con una divisa mucho más fuerte puede terminar siendo más lento de lo que se espera. *

(1)Carmen Hernansanz Economista Jefe de Escenarios y Sistemas FinancierosServicio de Estudios BBVA

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