VIVIR SOLO

Cómo independizarse y no morir en el intento

Irse a vivir solo tiene muchas ventajas, pero es un proceso que necesita de cierta prudencia y seguridad para que salga bien. Hacerse cargo de uno mismo puede ser tan atractivo como cansador, por lo que aquí te dejamos algunos factores a tener en cuenta antes de dar el gran paso.

Cómo vivir solo y no morir en el intento | Foto: Pixabay
Cómo vivir solo y no morir en el intento | Foto: Pixabay

Independizarse es una aventura que, como todo desafío, tiene ventajas y desventajas. Vivir solo puede darnos tranquilidad y hacernos crecer como personas, pero toda libertad tiene su precio. Además de adaptarnos a llevar una casa solos, debemos aprender a ahorrar para pagar las cuentas siempre en fecha.

Aunque al principio pueda parecer estresante, todos nos adaptamos a vivir solos y vamos aprendiendo a manejarnos sobre la marcha. No obstante, algo imprescindible antes de dar el paso es analizar nuestros ingresos mensuales y calcular cuánto vamos a gastar por mes en cada ámbito: hacer un presupuesto. Antes de irnos de casa podemos poner en práctica hacer las cuentas de lo que ganamos, cuánto gastamos y en qué.

Una práctica caza vez más utilizada es la de compartir la vivienda con otra persona, hecho que alivia las responsabilidades económicas. Dividir el alquiler (o la compra de la casa) en dos o más, comprar los productos de limpieza y mantener el hogar juntos es una excelente forma de reducir gastos. Aunque algunos costos se incrementan vivir de a dos (como la luz, el agua y la comida) otros se mantienen fijos, como el internet.

Tanto si vas a vivir solo como acompañado, aquí te dejamos algunos consejos para emprender la aventura:

  1. Empezar un fondo de emergencias. Siempre puede surgir algún imprevisto, como una rotura en las tuberías o la compra de un electrodoméstico nuevo porque el otro estaba demasiado viejo. Para reparar todo lo necesario, siempre es recomendable tener ahorros.
  2. Ahorrar para el depósito. Muchas inmobiliarias piden entre uno y tres meses de renta como depósito, un costo que hay que tener en cuenta.
  3. Calcular los gastos nuevos. Muchas rutinas cambian cuando uno se va de la casa de sus padres, como la forma de transporte o el uso de la televisión. Hay que revisar cómo impactaran estas modificaciones en nuestras finanzas.
  4. Alquilar lo que se puede pagar. Aunque a todos nos gustaría vivir en nuestra casa de ensueño, por lo general la primera vivienda no es la mejor del mundo. Los expertos recomiendan no sobrepasar el 30% de los ingresos en la renta, pues vivir con menos del 70% del salario es difícil.
  5. Amueblar sin endeudarse. No debemos preocuparnos si no podemos amueblar toda la casa desde el inicio, pues es un gasto grande para asumir de una sola vez. Aunque algunos objetos los debemos comprar cuanto antes (como la heladera o el colchón), otros pueden esperar al próximo mes.
  6. Automatizar los pagos. La mayor parte de los servicios del hogar se pueden pagar en línea o registrarse en una tarjeta de crédito, cosa que ahorra tiempo y evita recargos por olvidarse de pagar.

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