Tortura para darte confort: El horror que viven los patos de la industria de las plumas

Un calvario las 24 horas del día es lo que viven los patos de la industria de las plumas usadas para darnos calor en invierno. Dolores intensos, infartos y otros maltratos para alimentar el comercio mundial de artículos de plumas.

Foto: PETA Asia
Foto: PETA Asia

Los patos y gansos tienen apenas diez semanas de vida cuando comienza el infierno para ellos. Ni siquiera han alcanzado la edad madura cuando una persona los saca de sus jaulas -en las cuales han estado desde que nacieron- para tomarlos por la fuerza y arrancarles violentamente casi todas las plumas de su cuerpo.
La práctica es totalmente manual y consiste en tirar una a una las plumas de el viente, las alas, el lomo y otras partes del cuerpo. Básicamente, la única parte que queda sin pelar es la cabeza.

De cada pato o ganso se extraen en promedio unos 300 gramos de plumas que se dividen en 60 gramos de microplumas (la capa de plumas más cercana a la piel), 150 gramos de plumas medianas y 90 gramos de plumas de la cola y alas. Estas últimas generalmente se descartan, aunque se las hayan arrancado ya al animal.

Durante el proceso a las aves se les quiebran las alas porque forcejean tratando de salvarse de la violenta y desalmada tortura que están sufriendo. “Se generan diferentes heridas que no son tratadas, lo que significa que los animales sienten un 100% del dolor durante todo el proceso”, asegura Fabian Steinecke, de la Oficina Protectora de Animales de Alemania (Deutsches Tierschutzbüro).

“Las aves en granjas industriales están constantemente bajo estrés y se vuelven somnolientas y agresivas. Se atacan entre sí y muchas veces arrancan las plumas de las otras aves. Sencillamente dejan de comportarse de una manera normal”, afirma Steinecke a DW.

Torturar patos para tu disfrute

Los patos y gansos de la industria de las plumas viven, desde el inicio de sus días hasta sus tristes finales, una vida absolutamente inhumana.

Excepto cuando son sacados para sacarles las plumas, se las pasan en jaulas pequeñas donde no se pueden mover o siquiera ponerse de pie. La expectativa de vida de un pato es de 8 a 10 años y el de un ganso de hasta 20.

A pesar de que este procedimiento está prohibido en la Unión Europea, de acuerdo con el Parlamento Europeo, “se permite la práctica de recolección de plumas de gansos vivos durante el periodo de muda.” Este último aspecto es uno de los más criticados a causa de la falta de control por parte de las autoridades.

Asia es el mayor productor y exportador de plumas del mundo, supliendo el 90% de la demanda mundial. Estados Unidos, Canadá y la Unión Europea son los principales consumidores.

La mayoría de “las granjas de recolección se encuentran en Europa del Este”, como afirma Responsible Down Standard (RDS). Hungría, Rumania y Polonia poseen un gran número de criaderos legales o ilegales.

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