La orca que acarreó el cadáver de su cría por 3 semanas por fin la dejó ir

Una madre orca acarreó el cuerpo de su bebé muerto por más de 18 días, volviéndose un caso ya conocido en todo el mundo y seguido por ecologistas, científicos y usuarios de redes sociales.

El pasado 25 de julio, la orca Tahlequah, de 20 años de edad, dio a luz a una cría de unos 200 kilos, el cual fue el primer nacimiento vivo de la manada a la que pertenece desde 2015.

Media hora más tarde, esta falleció ya que nació con poca grasa para sobrevivir al frío. En lugar de dejar que el cadáver se vaya al fondo del océano Pacífico, Tahlequah se lo puso sobre el lomo y ha estado arrastrándolo por más de 1.600 kilómetros.

Luto y dolor

«No se puede interpretar de otra forma, este es un animal que está de luto por su bebé fallecido, y no quiere dejarlo ir… no está lista», declaró la bióloga de la Universidad de Washington, Deborah Giles, a The Washington Post, un par de días antes de que por fin lo dejara ir este domingo.

Desde la muerte, los investigadores siguieron atentamente el caso y a las ballenas de la manada las cuales están deambulando entre Vancouver, Canadá, y la Isla de San Juan, en el estado de Washington, todo esto en la costa oeste de Norteamérica.

Los biólogos que la siguieron estaban muy preocupados por el bienestar de la madre, que se mostraba cansada por momentos y salía cada tanto para tomar aire. Se notaba muy debilitada por no consumir suficientes alimentos para obtener la energía necesaria para recorrer más de 1.600 kilómetros cargando el peso de la cría.

Según explicó Lori Marino, presidenta del Proyecto Santuario de Ballenas, la ciencia ha encontrado que el duelo es común entre mamíferos como ballenas, delfines, elefantes y ciervos. La evidencia muestra que el cerebro de la orca es grande, complejo y altamente desarrollado en áreas relacionadas con las emociones.

«No es sorprendente que sean capaces de procesar sentimientos profundos, y eso es lo que (Tahlequah) está mostrando», dijo Marino. «Lo que ella siente exactamente nunca lo sabremos, pero los lazos entre madres y crías son extremadamente fuertes. Todo lo que sabemos sobre ellos dice que esto debe ser muy duro para ella», concluyó.