BIENESTAR ANIMAL

Dos años después de cerrar, el zoológico de Villa Dolores aún tiene animales encerrados

En abril de 2014, el zoológico de Villa Dolores cerró sus puertas como un lugar de encierro, y empezó su mutación a un modelo más atractivo para la sociedad, pero aún quedan animales atrapados en sus jaulas.

Dos monos enjaulados en el Zoológico Villa Dolores. Foro: Maria Sanez
Dos monos enjaulados en el Zoológico Villa Dolores. Foro: Maria Sanez

El paradigma social es claro con los zoológicos: actualmente, pagar para ver animales encerrados en jaulas, en pésimas condiciones y privados de la libertad que merecen en su entorno natural, es algo mal visto y condenado por la mayoría de la sociedad.

Las autoridades departamentales escucharon las voces que pedían la eliminación del zoo como tal, y comenzaran un proceso progresivo de puesta en libertad de los animales, o colocación en santuarios.

Dos años después del anuncio del cierre, poco ha cambiado en Villa Dolores.

Según una petición de firmas publicada en change.org por Luis Marcelo Pérez, «Son más de 400 animales entre jaguares, tigres, hipopotamos que aún siguen enjaulados esperando que este desastre tenga una solución».

Pérez denuncia que las reformas no avanzan, y que el destino de la fauna encerrada en ese lugar es incierto.

El rechazo a la existencia del recinto se elevó cuando, el pasado mes de marzo, murió la última jirafa que quedaba. «Tras la realización de análisis por profesionales veterinarios se identificó un cuadro abdominal que pudo haber incidido pero sin elementos concluyentes sobre las causales del hecho», se leyó un comunicado de la IM.

El intendente de Montevideo, Daniel Martínez, declaró al diario El País que no se tiene pensado rehabilitar el parque como un lugar de exhibición de animales, sino que se busca «mejorar las condiciones de algunos animales que están quedando», pues este quedó fuera del Fondo Capital.

Foto: Daniel Benjamin
Foto: Daniel Benjamin

De zoo a parque natural

El Zoológico Villa Dolores fue fundado a finales del siglo XIX por interés de Alejo Rossell y Rius, y su esposa, Dolores Pereira Buxareo de Rossell. Eran apasionados coleccionistas de animales exóticos y plantas ornamentales. Sus dueños construyeron recintos y jaulas acordes para su exhibición, según los criterios en boga en esa época, es decir, jaulas pequeñas, de pisos artificiales de cemento, y rodeadas de barrotes de estilo victoriano, como ocurría con todos los zoológicos del mundo.

A su apertura, había un gran estanque de lobos marinos que nadaban en agua bombeada del Río de la Plata, además de unos pocos animales en los los pequeños confinamientos que podían ser vistos desde afuera del predio, o bien pagando una modesta suma que era donada a la caridad.

En 1910 se compraron al comerciante de especies exóticas, Carl Hagenbeck, una colección de mamíferos que incluían

una pareja de osos polares, osos pardos, osos malayos, una pareja de hienas rayadas, y un pequeño elefante asiático. Otro cargamento posterior incorporó cebras, bisontes, camellos, y otros grandes artiodáctilos.

Foto: Sofía González
Foto: Sofía González

Por años, el parque también tuvo un circo en el que se entrenaban -con las bruscas técnicas de la época- a los animales para hacer trucos ante un público que pagaba una entrada adicional.

Al fallecer Alejo Rossell y Rius (marzo de 1919) fue abierto su testamento donde manifestó su voluntad de que el Municipio de Montevideo se hiciera cargo de Villa Dolores, pasando a denominarse “Jardín Zoológico Municipal – Parque Pereira Rossell”.

Según figura en las páginas web informativas de la Intendencia de Montevideo, el zoológico actualmente permanece cerrado por reformas hasta nuevo aviso, aunque en el mismo predio funciona el Planetario de Montevideo, que sí se encuentra abierto y con exhibiciones constantes al público.

Algunos animales sí han abandonado las instalaciones del Villa Dolores, como dos tigres que, junto a uno del zoológico de San Carlos de Maldonado, fueron trasladados a al santuario The Wild Animal Sanctuary, en Colorado, Estados Unidos. En ese lugar ya viven desde 2013 los leones Sol y Luna, que pertenecían al zoo de Paysandú, y Julieta, que estaba en San José. La organización ya tiene 350 leones alojados en sus instalaciones, y cada año son más los que llegan, tras el cierre progresivo de los zoológicos en todo el mundo.

La idea de la Intendencia de Montevideo es convertir el zoo en un parque natural, con una inversión que se acerca a los US$500.000, según se había informado en 2014.

 

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