EN CHILE

Desierto de Atacama con la mayor exposición solar del mundo, aloja algas de utilidad en futuros protectores

Las condiciones del desierto de Atacama en el norte chileno, en absoluto parecen las idóneas para que exista forma alguna de vida. Sin embargo en este vasto yermo, que tiene la mayor exposición solar en el mundo, sobreviven algas que dan pautas para desarrollar los protectores solares del futuro.

desierto-atacamaInvestigadores de Museo Nacional de Ciencias Naturales, han logrado desentrañar alguno de los ecosistemas vivos más extremos de Chile, y del mundo, donde solo logran vivir algunas cianobacterias, además de algas sumamente interesantes. Las algas producen carotenoides, y las cianobacterias escitonemina, dos sustancias que podrían ser claves para los protectores solares de futuro próximo.

Pese a que la radiación solar es literalmente mortal en el área central del desierto, algunas rocas estudiadas tienen formas arquitectónicas que las hace habitables, y albergan ecosistemas microbianos simultáneos que requieren muy poco para mantenerse con vida.

“Arquitectura habitable es el término que hemos escogido para definir la estratificación interna de las rocas que hace posible la vida de algas y cianobacterias”, explica el investigador del Museo Nacional, Jacek Wierzchos, en declaraciones que publica la agenciasinc.es

“Hemos demostrado por primera vez la presencia de vida endolítica estratificada dentro de las rocas. Los microorganismos se distribuyen a diferentes profundidades dentro de la roca, dando lugar a ecosistemas complejos”, agrega.

Unas rocas particulares y una vida muy especial

Las rocas en concreto son una variedad de yeso, con una capa externa que permite pasar al interior la escasa humedad atmosférica pero a su vez impide que vuelva a salir. En el interior de la roca, en la parte superior, o criptoendolítica, se acumula vapor de agua mientras en la inferior, o hipoendolítica, se acumula el agua líquida; ello permite que en la parte superior exista un ambiente apto para las algas, y en la parte inferior otro adecuado para las cianobacterias.

Pero la radiación es demasiado alta y es imprescindible una protección extra para los aquí mortales rayos ultravioletas. Las algas han desarrollado una forma produciendo carotenoides, mientras las cianobacterias producen escitonemina, un pigmento orgánico que todavía no se ha podido sintetizar. No obstante ambos complejos son analizados ya con miras a un uso humano que parece cada vez más imprescindible.

“Es probable que estas estrategias que les permite tener sus protectores solares naturales nos puedan servir para desarrollar aplicaciones biotecnológicas”, refieren los científicos del centro de investigación chileno.

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