HAZAÑOSA VICTORIA DE LOS DARSENEROS ANTE UN ALICAIDO PEÑAROL 19 de marzo de 2001, 00:00hs

River Plate se quedó con tres puntos y un invicto

Triunfo hazañoso de River Plate, que se le plantó delante a un Peñarol que venía con el aliciente de un segundo tiempo espectacular frente a Danubio, para encararlo, obligarlo, no darle un metro de ventaja, aun a despecho de la juventud extrema de la mayoría de sus integrantes, y aplicarle la puñalada que significó el golazo de Carlos Aguiar a los 9 minutos del segundo tiempo, para después manejar el balón con inteligencia y contener la desordenada ansiedad de los futbolistas aurinegros. Aun teniendo en cuenta la anodina performance carbonera, nadie puede dejar de valorar el mérito de esta formación albirroja, que llegó al Centenario con el antecedente inmediato de la goleada sufrida ante Cerro pero que dejó de lado esa contingencia para lograr una victoria histórica, con un equipo nuevo, bisoño en muchos de sus integrantes, e incluso con un director técnico, como Santiago Ostolaza, que también hace sus primeras armas en ese cargo.

Una impresión equivocada

A los 2 minutos el argentino Cols se lo perdió solo frente a Berbia pero enseguida Peñarol tomó la iniciativa y apretó a su rival contra su área, dando la impresión que llegaría sin mayores dificultades al gol. Rotundo, volcado a la derecha, creó riesgos desbordando y metiendo buenos centros para Franco y Cedrés. Los darseneros no le encontraban la vuelta al partido y se mostraban impotentes para contener el aluvión mirasol.

Sin embargo, el temporal fue amainando y poco a poco la lucha se fue emparejando, afirmándose la zona final riverplatense, entrando más en contacto con el balón los volantes, Jaume, Lancieri y Aguiar, con la cercana colaboración de Sarkissian, el de mejor manejo para habilitar a sus delanteros, Cols (sustituido por lesión por otro juvenil, Granoche) y Lemes. Peñarol se fue quedando cada vez más y River, aun sin fuerza arriba, con dificultades para culminar por falta de peso de sus hombres de avanzada, creó dos oportunidades de gol contra ninguna del grande, lo que da una idea de la forma en que éste fue desapareciendo del campo a medida que pasaban los minutos.

Sorpresa total

Hay que reconocer que todos pensamos que los aurinegros repetirían lo del encuentro anterior y que de esa manera se llevarían por delante al «cuadrito de la Aduana», como dice su canción. Nada de eso. Y a los 9 minutos la sorpresa que, como tal, nadie esperaba. Gran pase de Sarkissian para Aguiar, que eludió limpiamente a Berbia y convirtió con perfecto derechazo que entró junto al caño derecho. Ribas apeló a los tres cambios permitidos y saltaron al terreno Pintos, Bueno y Marcelo Romero, dejando atrás una línea de tres y tendiéndose los demás en procura del arco del muy sereno Migliaccio.

Pero no hubo caso. Otra vez el conjunto no tuvo variantes ofensivas, el pelotazo frontal de Bengoechea y los corners del riverense fueron sus únicos argumentos, los que fueron controlados hasta con comodidad por la línea de retaguardia rojiblanca, al punto que el meta Migliaccio no tuvo que realizar ninguna atajada digna de mención. Así, con el favorito insistiendo sin éxito y con graves imperfecciones individuales y colectivas, y el meritorio elenco de River Plate, aun muy cansado en el último cuarto de hora, resistiendo, cuidando con acierto la pelota e incluso metiendo algún contragolpe aislado que llevó riesgos para Berbia, se llegó al pitazo final de Komjetán, que concretó una victoria más que meritoria de los darseneros, con mucho de hazaña porque, por encima de las limitaciones actuales de Peñarol, la formación juvenil del «Vasco» Ostolaza se llevó los puntos sin que nadie pueda decir que no lo mereciera.