Saltando por un sueño

Felix Baumgartner: ¿Marketing, show mediático o hazaña?

Felix Baumgartner

Más rápido, más alto, más fuerte… El lema de los Juegos Olímpicos sintetiza a la perfección esa inclaudicable búsqueda de la superación por parte del ser humano. A partir de ello, el récord de Felix Baumgartner lanzándose desde la estratósfera y aterrizando en paracaídas puede explicarse ya no como el salto al vacío de un loco cazador de récords, sino como una verdadera proeza para la cual se asociaron un hombre de coraje amante del riesgo, con los avances tecnológicos que sirvieron de marco para el proyecto.

Lo hazañoso de este evento deja en segundo plano al show mediático, al golpe de marketing con fuerte esponsorización y a la aventura en el espacio digna de un film de Stanley Kubrick.

Baumgartner dio el salto desde la mayor altura (38.900 metros), fue la máxima altura lograda con un globo tripulado (39.068 metros) y alcanzó la mayor velocidad en caída libre (hasta 1.342.8 kilómetros por hora, algo así como una vez y un cuarto la velocidad del sonido, según cifras preliminares sujetas a confirmación).

Su salto en caída libre se produjo desde una pequeña cápsula de fibra de vidrio y acrílico que había sido elevada por un enorme globo de helio. El ascenso a la estratósfera demandó más de 2 horas y media, y su descenso 4 minutos 19 segundos.

En realidad el austríaco no voló solo. Ocho millones de personas en forma simultánea  a través de youtube y millones de telespectadores en todo el mundo le acompañaron en su aventura estratosférica, con impresionante repercusión en las redes sociales. «Somos libres de ir donde queramos y de ser lo que somos. La única ley verdadera es aquella que conduce a la libertad», decía Juan Salvador Gaviota.

Ojalá siempre existan los soñadores y los audaces que se sientan libres de volar como el personaje de Richard Bach y que luchen por superar los límites y hacer realidad el lema olímpico creado por Henri Dideon y pronunciado por el barón Pierre de Coubertin en las primeras Olimpiadas modernas de Atenas 1896: «Citius, Altius, Fortius». Y si para volar por un sueño se necesitan sponsors, que nunca falten los Red Bull respaldando estas aventuras del hombre.

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