ARTE

Explosión del color en Hugo Longa

NELSON DI MAGGIO

 

A menudo se manejan varios estereotipos sobre el arte uruguayo. Incluso los especialistas, que deberían conocer mejor la historia, suelen afirmar la grisura de la pintura que acompasa a la grisura de la ciudad misma, fue una de sus características. Hay que ejercitar la memoria. Desde fines del siglo XIX Carlos F. Sáez hizo acopio de color y materia en su exaltada adhesión a los macchiaiolli, Pedro Blanes Viale, Carlos A. Castellanos, Pedro Figari, Barradas bajo el influjo de Delaunay, José Cuneo, Carmelo de Arzadun y los planistas, Alfredo de Simone, Carmelo Arden Quin, Rhod Rodfuss, Pareja, Costigliolo y María Freire (con esculturas pintadas), Rafael Cabella supo conjugar las violencias cromáticas de Figari y Van Gogh en su primera exposición en la Sala Vaz Ferreira a principios de la década del setenta, Magalí Herrera, Cyp Cristiali, es decir, todo el espectro expresivo de los artistas locales, figurativos, abstractos o primitivos. Y hasta el propio Joaquín Torres García, a quien se acusa de imponer el gris en la pintura, en su período constructivo dejó bien claro el potencial de los colores primarios.

Hubo períodos en que el gris y el dramático contraste de blancos y negros se adueñaron de la paleta de los artistas para apresar el espíritu de su tiempo, el famoso Zeitgeit de los alemanes (Barcala, Hilda López, Alamán, Espínola Gómez, Sposito,Ventayol) así como muchos integrantes de la escuela torresgarciana prolongaron el empleo de grises y ocres no siempre sostenidos a lo largo de su trayectoria (Pailós, Matto). El empleo de la materia y el color no es un simple capricho del creador, sino que y a pesar suyo, captura la sensibilidad y el estado de las cosas del momento. Por eso, afirmar que Hugo Longa descubrió el color e introdujo una nota nueva (que en efecto fue pero por otros motivos) en la «grisura» de la pintura nacional es desconocer el pasado y repetir alegremente una idea equivocada sin la correspondiente contextualización.

Es cierto que el propio Longa, en el video realizado por Miguel Carbajal y que se proyecta en la exposición, se refiere al gris montevideano y que él intenta interrumpir la siesta provinciana. Más que una alusión al color se refería a una situación estética anquilosada con pocas posibilidades de innovación, aunque no desconocía la emergencia de los talentos de Teresa Vila, Ernesto Cristiani, Ruisdael Suárez (recientemente fallecido en el silencio más absoluto), Miguel Battegazzore, Agueda Dicancro, Jorge Damiani, Nelson Ramos, Silveira-Abbondanza, Alamón, Satut, Cecilia Brugnini y Ernesto Aroztegui que no estaban dormidos, sin duda. Provocador nato, Longa lanzaba sus dardos (muchas veces verbales) para estimular el diálogo en el medio. Además, algunas muestras internacionales que recalaron en Montevideo (la Colección Di Tella, el surrealismo, Calder, Rodin, Klee, Jirí Kolár, Vasarely, Burri, Tapies, la Bauhaus, entre otras muchas) contribuyeron para alterar el supuesto quietismo local. El tiempo, que todo lo cuida, permite la visión retroperspectiva de una historia mal contada.

Salteño de 1934, Hugo Longa falleció, de repente, en 1990 de un ataque al corazón, posiblemente a consecuencia del asma crónica. Estaba en su mejor momento creador: había vuelto de un resistido viaje al exterior (tenía miedo de confrontarse con colegas prestigiosos) y solamente el premio B´nai B´rith lo empujó a un periplo por Israel, Francia y Estados Unidos. Regresó con entusiasmante energía y ya preparaba otro viaje. No pudo ser. Si en vez de entretenerse tanto tiempo en hojear revistas en la Biblioteca Artigas-Washington (era un lector fanático y visitaba librerías y quioscos de revistas, así como un asiduo espectador de cine) de abroquelarse en su timidez y desconfianza provinciana (que siempre conservó), de ser funcionario público durante años, de dedicarse a la enseñanza, si hubiera optado por salidas más tempranas al exterior, quizá habría superado las contradicciones y las limitaciones de su pintura. Características que constituyen todavía los rasgos típicos de la mayoría de los artistas uruguayos, con la diferencia que están desprovistos de la curiosidad informativa y la cultura de Longa.

Formado con Jorge Damiani, al igual que su amigo, el dibujante Eduardo Fornasari, buscó liberarse de todas las ataduras posibles para ir al encuentro de la libertad operativa y, en especial, de su propia libertad interior, la aceptación de complejos nunca superados y silenciados. Lo consiguió parcialmente. La idea de la muerte sobrevolaba permanentemente (al igual que Nelson Ramos), desde el trabajo obligado a recortar anuncios fúnebres para el banco, a su propia obra. Así nacieron los collages y los diferentes períodos que fueron expuestos en una gran retrospectiva en la Estación de AFE con montaje de César Barañano.

En el Molino de Pérez (martes a domingo de 16.00 a 20.00) se exhiben numerosos trabajos pertenecientes a particulares. No hay un guión curatorial firme, el catálogo es muy pobre para la ocasión y el conjunto es demasiado dispar en calidad. No es un homenaje acertado. Los cuadros pertenecen en su totalidad a la década del 80, la mejor de Longa. Por allí se filtran las contaminaciones de Pollock en el dripping, de Enrico Baj en el grotesco figurativo, de Keith Haring en el trazo grueso, esquemático y humorístico, de Dubuffet en los rostros, y del neoexpresionismo o pintura salvaje en general.

Cuando se sacude esas dependencias (legítimas, por otra parte) obtiene resultados muy felices: El ojo del tiempo (1984), Sin título (1987) que se reproduce en la tapa del catálogo, El gato azul (1988), El asunto es vivir y El perro negro, ambos acrílicos de 1989, la violencia cromática y el humor corrosiva adquieren sentido, vehiculan instancias emotivas individuales y colectivas. Dejan de ser una agresividad cromática disparada hacia cualquier lado, con la intención de asustar al buen burgués, espectacular y exterior, para convertirse en un rotundo testimonio de su talento, por momentos errático y descentrado, hasta adquirir una lograda unidad expresiva hecha de furia dominada. *

Te recomendamos

Publicá tu comentario

Compartí tu opinión con toda la comunidad

chat_bubble
Si no puedes comentar, envianos un mensaje