ARTE

La moda en el Renacimiento italiano

NELSON DI MAGGIO

 

Es una muestra exhibida hasta mayo de 2002, en el Palacio Ducal de Mantua, en el apartamento de Isabella d´Este, marquesa de Mantua, la influyente primadonna del Renacimiento italiano, mujer de Francesco y madre de Federico, primer duque de Mantua, y de Vincenzo, grandes mecenas de la época en cuya corte residieron, entre otros, Mantegna, Giulio Romano, Alberti, Rubens y Van Dyck. La famosa colección de obras de arte que acumularon durante largos años fue vendida en gran parte a Carlos I de Inglaterra en 1628 y el ocaso de la familia Gonzaga se produjo con el saqueo de la ciudad en 1630.

Isabella d´Este fue la Coco Chanel del siglo XVI. Desde Mantua impuso su refinado gusto en la vestimenta de la corte que se adoptó y extendió por casi toda Europa. La mejor manera de la difusión fueron los retratos pintados por célebres artistas. Holbein dejó en sus admirables retratos las huellas indelebles de la moda masculina, civil y eclesiástica, en Los embajadores, o la real vestimenta en Enrique VIII, Rubens se autorretrató junto a su esposa Isabella Brant, Bronzino, Tiziano, Ghirlandaio (universalizó a Giovana Tornabuoni en un perfil magistral que hoy se puede ver en el Museo Thyssen Bornemisza de Madrid) marcaron el arte y la moda de su tiempo. Arte y moda marcharon siempre juntos, pues el cuerpo es el soporte de la pintura que tiene una tela (el vestido, esa segunda piel) similar a la utilizada por los pintores en sus cuadros.

«Qué vanidad la de la pintura, que provoca la admiración por el parecido de las cosas que no se admiran en los originales», escribió Pascal, una afirmación al parecer desmentida por King Studio al investigar durante una década, desde 1989, la trama y consistencia de los trajes pintados en el Renacimiento italiano para reconstruirlos tal como fueron concebidos y realizados en su época.

Fausto Fornasari, del King Studio, director del proyecto y un grupo de colaboradores especializados en los diferentes rubros de la moda y el tejido, investigó minuciosamente la manera de vestir de ese tiempo, en su caso el Renacimiento italiano, para abrir una nueva perspectiva del conocimiento del pasado. Así, empezó por el examen de los materiales, los colores, el diseño de los tejidos, de los accesorios de la vestimenta para comprender mejor la época, estudiando y reconstruyendo los trajes. No quedaron sino restos de trajes de la época y hubo que estudiar pinturas, dibujos, frescos parietales para convertirlos en objetos reales, palpables. Al no existir originales de los trajes de las cortes renacentistas hubo que recurrir a las vestiduras eclesiásticas epocales.

Fue un complejo camino de la reconstrucción de una tela, primero, y la confección del vestido o traje, después. Por ejemplo, se partió del Retrato de Eleonora da Toledo de Bronzino, perteneciente a la Galleria degli Uffizi de Florencia, para compararlo con un fragmento de una tela original conservada en el Museo Bargello y un pluvial de la catedral de san Lorenzo en Génova. Luego se pasó gradualmente a la elección del hilado, se experimentó la consistencia, se hicieron numerosas pruebas en el telar hasta acercarse lo máximo posible a aquello que debió ser el original. Se ensayaron con terciopelo blanco y negro, con inclusión de hilos de oro y otros hilos hasta que superada esa etapa se recurrió a la reconstrucción del vestido.

En el Palacio Taranco se podrán apreciar alrededor de quince trajes renacentistas reconstruidos (o basados) a partir de cuadros de Giulio Romano (Isabella d´Este), Tiziano (Federico II Gonzaga), Bronzino (Eleonora da Toledo), Jacopo da Empoli (Matrimonio de Vincenzo Gonzaga y Eleonora de Medici), Giovanni Bahuet (Vincenzo Gonzaga) y otros. Una manera diferente de ver y estimar la cultura del pasado a través de la corporización de los trajes pintados. La exposición, además de constituir un aspecto de la historia de la moda, de impulsar un acercamiento a la vida cotidiana en las cortes renacentistas, testimonia la capacidad técnica y artesanal de las pequeñas y medianas empresas italianas que trabajaron para llevar la tarea al deseado producto final. *

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