ARTE

Exposiciones fuera de la rutina

La renovación de propuestas estéticas es una buena señal dentro de la pobreza cultural imperante. No constituyen, por cierto, caminos originales emergentes de una investigación meditada sobre los lenguajes artísticos vigentes o aspectos de la realidad nacional y regional sino una apropiación, en clave vernácula, de prácticas operativas muy frecuentes en otros países desde hace tiempo. De cualquier manera, hay que recibir con beneplácito estas incursiones marginales, pues además se sitúan en lugares poco frecuentados, unos por su falta de continuidad en la planificación de exposiciones temporarias y otros por ser una creación reciente que no entró en el circuito del recorrido de los aficionados, porque de la mayoría de los críticos ni qué hablar.

Comunicados que no comunican

Como todo es perfectible, hay que señalar una constante omisión. Y las comparaciones, siempre odiosas, pueden ser ilustrativas. El poderoso Museo Guggenheim de Bilbao editó un sencillo e impecable desdoblable anunciando su programación 2002. Algo que, económicamente, es factible de hacer acá. Allí figuran muestras individuales de Joseph Beuys, Vasily Kandinsky, Frank Gehry, Manolo Valdés y varias colectivas que no es del caso detallar. En diez o doce líneas, cuerpo seis, se enuncia las fechas de apertura y clausura, y una mínima reseña de biografía y significación de la obra a exhibir. Se agrega el horario y días de cierre en el año, además de las actividades conexas de visitas guiadas, cursos y conferencias.

Los institutos montevideanos, excepto el Goethe Institut con su calendario trimestral, el adelanto de los catálogos en la actividad de varias embajadas (España, Suiza) y de la Sala Carlos F. Sáez, y en parte el Centro Municipal de Exposiciones, el Museo Nacional de Artes Visuales y Museo Blanes, no creen oportuno dar ningún detalle de las exposiciones que anuncian. Apenas el título y el autor. El aficionado y el lector necesitan saber algo más: quién es el artista (si no es conocido y si lo es, en qué consiste su nueva obra) y los soportes utilizados. Una información que se puede proporcionar a los diversos medios (prensa escrita, radio, televisión, correo electrónico) y constituir un servicio a la comunidad cultural y un beneficio a los propias salas donde se realizan las exposiciones. Pero no sucede así. Son comunicados que no comunican.

Un caso paradigmático es el cronograma de APEU (Asociación de Pintores y Escultores del Uruguay, un nombre que desde el vamos expulsa los nuevos lenguajes), que funciona en el Molino de Pérez, cedido por la Intendencia Municipal de Montevideo, junto con el restaurante. Desfilan Hugo Nantes/ Nuño Pucurull (abril-mayo), Homenaje a Raúl Rial (junio-julio), CETU/ Piria-Jauregui (julio- agosto), Homenaje a Hugo Longa (agosto-setiembre), Lacy Duarte/ Diana Mines (octubre), Osvaldo Cibils/Michael Bahr (noviembre) y Colectiva de Paisaje (diciembre), sin ninguna referencia a las características de cada artista y cada muestra. Se agregan papeles fotocopiados e impresos a color de un seminario de teoría del arte a cargo de Norberto Baliño (jueves a las 18.30 a partir de mayo), profesor agregado grado 4 del IENBA, y un curso de historia del arte, 1960-2002 (martes a las 18.30), por el arquitecto Andrés Rubilar, ex-profesor grado 5 del IENBA, con un detallado programa en ambos casos. Nada costaba suministrar un currículo breve de cada uno. También se desarrollarán almuerzos mensuales para tratar diversos temas y una serie de «clínicas» para el desarrollo técnico de los asociados. Los informes pueden solicitarse por teléfono (619 85 06, aunque no se estableció el horario de atención) o por emilio (apeu@adinet.com.uy). Un desdoblable impreso con los datos suficientes sería válido para todo el año. Bastaba utilizar el otro lado del impreso a color, con simplificación de papelerío y trabajo. El público y los comunicadores, agradecidos. Otras reparticiones municipales, nacionales y particulares incurren en similares objetables procedimientos.

Lo que llama la atención, también, es la insistencia en la revisión de artistas uruguayos que tuvieron amplia cobertura en la última década (Luis A. Solari) o cuya obra está en permanente exhibición (Hugo Longa en la Colección Engelman Ost), como se repitieron sin acierto, las referidas a Germán Cabrera, Miguel A. Pareja o Barcala, mientras otros esperan su turno (Teresa Vila, Vicente Martín, Juan Ventayol, Magalí Herrera, Cyp Cristiali, Rafael Cabella, Guiscardo Améndola, Guillermo Laborde, Alfredo de Simone, José Miguel Pallejá, Besnes e Irigoyen, Emeric E. Vidal, Cayetano Gallino), personalidades singulares del arte nacional, menos publicitadas o conocidas. Así como tampoco hay dedicación hacia períodos fundamentales y fundacionales de la estética contemporánea como la década del sesenta. Investigadores se necesitan. En ese sentido, el Ministerio de Educación y Cultura debería propiciar la edición de monografías y las consecuentes exposiciones.

Algo similar sucede con los (pocos) envíos procedentes del exterior. El Ministerio de Relaciones exteriores del Reino de España emprendió una serie de actividades enmarcadas en el año de su presidencia en la Unión Europea y no halló mejor recurso que apelar a figuras consagradas en el campo de la pintura (Antoni Tapies, Antonio Saura, José Caballero, Gustavo Torner que ahora en Lima, es presentado como el Miguel Angel de España (!) y el escultor, más interesante, Martín Chirino, ignorando a varias generaciones actuales con lenguajes más interesantes. No es la imagen del país contemporáneo sino una ojeada histórica, en parte conocida por estas latitudes.

Libros de artista

En la pequeña Galería Lezlan Keplost, la más abierta a las experiencias contemporáneas, con un catálogo diminuto pero siempre imaginativo, se inauguró la muestra Biblioteca. El guión curatorial pertenece al pintor Gustavo Tabares que invitó a una treintena de artistas para incluirlos en una biblioteca formada por libros, una veces cercanos al libro-objeto, a la libreta de apuntes o bocetos, cajas, al libro ilustrado o intervenido y el cedé. La idea, sin ninguna novedad, funcionó en la imaginación de varios de los elegidos. Los libros son de diferente tamaño, material y soporte. Van del formato tradicional, al almanaque, el bibliorato, la pantalla de la computadora y cedé. Un buen montaje destaca los refinamientos de Javier Bassi, el barroquismo de las imágenes de Clemente Padín, la coherencia con su propia obra en Juan Burgos, , la transparencia de las telas impresas en Cristina Casabó, los bocetos de Carlos Guinovart, el juego cinético de Patricia Bentancur, con reverencia hacia los flip books de Keith Haring. Cecilia Vignolo está bien pero mucho mejor es el que presentó en el MuHAr. Otros padecen del exceso y si se recuerdan los provocativos versos de Juana de Ibarbouru («Caronte, yo seré un escándalo en tu balsa») se advierte la abusiva, desdeñable repetición porno. No falta el autor anónimo que recopiló las historietas de Tarzán en el suplemento dominguero sepia de El Día, ya desaparecido. Entre los numerosos autores hay preferencias y hallazgos de diferente talante y el conjunto posee una sugestión innegable de lo poco frecuentado. Un punto alto está en el cedé interactivo a cargo de Enrique Aguerre y Osvaldo Cibils, de admirable inventiva, donde la técnica se pone al servicio del lector.

Escultura cerámica

Un alineamiento a lo largo de todo el atrio de la Sala Vaz Ferreira hace atractiva la muestra de escultura en cerámica de Ricardo Nowinski, un montevideano del 62. Revela un hábil manejo del oficio en el modelado de la arcilla, aunque la dependencia explícita del i
nglés Henry Moore, la repetición formal y los recursos al dorado, trivializan el conjunto, bien presentado por otra parte.

Regreso de un pintor

Hace cerca de una década que Alberto Schunk (Montevideo, 1947) hizo una unipersonal en Galería del Notariado y allí mostró su capacidad pictórica. Venía con una formación sólida en sus largas estancias por Europa y EE.UU. (reside hace muchos años en Washington) y ahora sus Ritmos urbanos (Sala Carlos F. Sáez), sensibles recreaciones de calles y personajes, acusan el paso del tiempo en la pintura. Para quien vive en el centro de la actividad artística mundial, en la ciudad de uno de los museos más refinados (National Gallery) con sus exhibiciones audaces y actuales, esta unipersonal es de una alarmante pobreza provinciana.

Inauguraciones de la semana

No son muchas las novedades, pero novedades al fin. El martes, a las 19.30, justo cuando empieza el paro de transporte, en la Galería Alianza debuta Helarte del cuarteto (Nos, claro).

El jueves, un proyecto serio. Se denomina Trampas 02 , es itinerante y está a cargo (idea, textos y coordinación general) de la argentina Graciela Taquini, experta en los nuevos medios electrónicos. Es una multimedia que gira alrededor del tema de simulacro con participación de 17 argentinos (Irene Banchero, Dino Bruzzone, Marta Cali, Ivan Calmet, Oscar Carballo, Leandro Erlich, Mara Facchin, Alicia Herrero, Ignacio Iasparra, Leonel Luna, Hernán Marina, Marcello Mortarotti, Andrea Nacach, Soledad Nasi, Gustavo Romano, Horacio Zabala y Augusto Zanela) y ocho uruguayos (Enrique Aguerre, Julia Castagno, Brian Mackern, Marín Sastre, Carolina Sobrino, Daniel Umpiérrez, Pablo Uribe y Teresa Puppo). A las 19.00 en el Centro Municipal de Exposiciones de la Plaza Fabini.

Mientras tanto, en el Museo Nacional de Artes Visuales del Parque Rodó, continúa el ciclo de videos dedicado a la Historia Universal del Arte con la proyección del capítulo referido al Arte románico, de sesenta minutos de duración. La respuesta e interés del numeroso público que sigue cada fin de semana (sábado y domingo a las 17.30 horas) es indicativo de la oportunidad de esa revisión histórica del arte. *

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