LA CINEASTA COMPATRIOTA RECOGIO ELOGIOSOS COMENTARIOS EN EL FESTIVAL CINEMATOGRAFICO DE SAN SEBASTIAN

Directora de "En la puta vida" reclamó un cine con identidad

ALEJANDRO GUREVITCH – CORRESPONSAL EN ESPAÑA, MADRID

 

Tal vez el más importante saldo del reciente Festival de cine de San Sebastián haya sido el relevante papel que en esta 49ª edición jugó el cine latinoamericano –o en esta ocasión, más propiamente el sudamericano– gracias a los premios obtenidos.

Como se sabe, la «Concha de Oro», el máximo galardón que otorga la competencia fue otorgado a la película chilena Taxi para Tres y el premio en la nueva sección creada este año, «Made in spanish», lo obtuvo Bolivia, un filme de procedencia argentina. La presencia, por primera vez en la historia, de una película uruguaya en este acreditado certamen, no pudo ser más auspiciosa.

En la puta vida, coproducción uruguaya-belga-española-venezolana y cubana, dirigida por nuestra compatriota Beatriz Flores Silva (también co-guionista y productora) no obtuvo premio, pero fue una de las tres candidatas al galardón de la sección «Made in spanish» y –sin duda– una de las películas presentadas que concitó más elogios y comentarios periodísticos.

El filme tuvo también una importante acogida por parte del público y la crítica. Todos los comentarios, por cierto, fueron laudatorios.

Su proyección días pasados en la madrileña Casa de América y el breve coloquio que siguió, en el que participaron Beatriz Flores Silva, la protagonista Mariana Santangelo y el productor Stefan Schmitz, propició la oportunidad de entrevistarla para LA REPUBLICA.

Cerca del galardón

Consultada en torno a su experiencia en San Sebastián, que es uno de los festivales cinematográficos más prestigiosos del continente europeo, la cineasta expresó: «Fue la primera vez que vine a un festival como este de San Sebastián y me resultó una experiencia fascinante». «Fueron unos días alocados, pues siempre tuvimos prensa y gente todo el tiempo junto a nosotros, porque se habló mucho de la película. Era la primera vez que existía la sección «Made in spanish» y en este su primer año, competíamos con otras 7 producciones más». Beatriz Flores Silva recordó que sólo había 8 películas seleccionadas, de las cuales 4 argentinas muy buenas. «Bolivia» fue la que se adjudicó el premio en esa categoría. «Estuvimos bastante cerca de obtener uno de los premios, eso nos dijeron. Parece que En la puta vida fue una candidata».

Según pudo saber LA REPUBLICA, el filme uruguayo –como tal se consideró en San Sebastián– fue uno de los tres finalistas al premio de la sección «Made in spanish».

Un sexto lugar que prestigia

La cineasta destacó que «también competimos por el Premio de Juventud, en el que se presentaron 30 películas como candidatas. Quedamos en el sexto lugar».

«En esta categoría, votaba el público y a cada película se le adjudicaba una nota. Quedamos, pues, sexto en treinta».

«Este es un sexto lugar que mucho aprecio, es una distinción que valoro más», afirmó.

«Uno hace una película para la gente y no para un jurado que no sabe quién es.

Y un jurado no siempre es gente que tenga un criterio, porque cuando uno se siente como público actúa es una cosa y como jurado es otra cosa. Me parece más divertido cuando te sentás como público, porque eres alguien más abierto».

«El público entendió el alma de la película»

Beatriz Flores Silva se declara «encantada de la vida» tras su paso por el Festival de San Sebastián, porque le gustó mucho el Festival. Además, su producción «tuvo una aceptación muy buena». «La sala estaba siempre llena y la reacción del público fue permanente. Yo ya lo había visto en el Uruguay».

Recordó que «mi primera sorpresa fue en el Festival de Montreal, donde la película se proyectó con subtítulos y ahora en San Sebastián. Creo que la gente entiende el alma de la película, que le llega el pequeño mérito que tiene que es mostrar con un punto de vista tierno la historia de un personaje sencillo y corriente. Esto se percibe dentro y fuera del Uruguay, también aquí en Madrid, en la Casa de América. Y eso es bueno no sólo para mi carrera, sino también es emocionante para los personajes que están en el origen de todo este asunto». Narró que «Yo llegué a San Sebastián con mucho entusiasmo, con muchas ganas, sobre todo con muchas ganas de que la película interesara, pero nunca me imaginé que iba a haber tantos comentarios sobre ella, que iba a tener tantas entrevistas de prensa, que la gente hablara entre sí y que se creara tanto ambiente en torno a la película, creándose un concepto de que era interesante verla. Si esa era la principal finalidad de venir al Festival, esa fue ampliamente conseguida».

Más coproducciones

Para Beatriz Flores Silva, el paso de Pepita la pistolera que fue una producción casi experimental a En la puta vida, significa «muchísimo».

«No sólo significa un paso importante en mi carrera (al hacer un largometraje en 35 milímetros luego de experiencias en corto metraje y videos), significa también un esfuerzo ‘de puta madre’ y –sobre todo– significa haber conocido a coproductores con los que mucho aprendí y que aparentemente están contentos con los resultados».

Preguntada en torno a si este éxito la alienta a emprender nuevos proyectos, Beatriz Flores Silva sonríe y contesta con prudencia: «Tengo la esperanza de seguir trabajando con estos co-productores. Parece que quieren seguir haciendo películas en las que yo trabaje como organizadora. Aparentemente, pues, habrá más que coproducciones uruguayas». La conversación lleva a una recurrente pero siempre indispensable pregunta: ¿Puede haber un cine uruguayo, aunque sea a base de co-producciones? «Yo creo que sí «, es la respuesta de la directora de En la puta vida. «Yo tengo una naturaleza optimista, así que siempre te voy a contestar que sí, luego me golpearé contra las paredes», agrega riendo.

Cine con identidad

«Pero –afirma ya seria– creo que las condiciones se están dando. Creo que hasta los gobernantes uruguayos se están interesando viendo que el público acude, viendo ellos mismos que tiene un sentido lo que se está viendo. Cuando yo volví al Uruguay tras estudiar cine en Bélgica, un senador me dijo:’¿Para qué hacer películas uruguayas si en Hollywood las hacen tan bien?’. Eso era terrible para mí que venía de Europa y de una formación en la que había una conciencia de la importancia del audiovisual. Hoy ya nadie diría eso.

Los uruguayos tenemos derecho de tener un reflejo de nuestra sociedad en las pantallas; el público está tomando conciencia al ver historias que son suyas, al ver productos que les relatan esas historias que les conmueven. me parece que los gobernantes uruguayos están tomando conciencia de esto y probablemente podamos sacar adelante una ley de cine que nos permita –a los que hacemos cine– tener un futuro al menos un poco más sencillo».

Stefan Schmitz: «Beatriz fue la verdadera productora»

Para Stefan Schmitz, el productor que representó a la española «Avalon Producciones», la verdadera productora de esta película ha sido Beatriz, porque «ella ha puesto tal cantidad de energía detrás de esto que todo el esfuerzo que pusimos nosotros es poco».

Productor con mucha experiencia («He tenido 4 películas en San Sebastián, es un festival que amo con locura y que me parece el más bonito y el más serio del mundo»), Schmitz nos explica que hoy «los coproductores miran mucho antes de comprometerse en una película, salvo que haya una venta garantizada a las televisiones o participan grandes estrellas.

En España y en el mundo, se buscan coproducciones de pres
upuesto exiguo y con salidas ciertas en las televisiones. Yo no he podido decirles mucho a mis patrones salvo que creía en la película y mis colegas belgas no habrán tenido una posición mucho más fácil. Pero Beatriz convenció a los belgas (ella vivió allí muchos años) y consiguió el dinero. Fue una gran suerte… incluso para los productores españoles».

«Yo no esperaba mucho –o, mejor dicho, nada– del Festival de San Sebastián, aunque luché mucho para que pudiéramos estar presentes.

Esto lo decimos todos, pero es mentira: tú quieres ganar algo y te hace una ilusión loca lograrlo. Reconozco que la película te puede gustar mucho o dejarte totalmente frío. Pero yo diría que en San Sebastián funcionó francamente de forma excelente con el público.

En cuanto al jurado, todos los jurados con todo el buen criterio que tienen, son imprevisibles. Pero esto es bueno –agrega Schmitz con prisa y traviesa sonrisa–, es bueno que no haya tantas sorpresas…» *

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