El dios de la guitarra

RAUL FORLAN LAMARQUE

 

Los años productores de alta intensidad, de transgresiones han quedado atrás y tal vez hoy, de Eric Clapton, quien ya cruzó los cincuenta años, emana una especie de serenidad abarcadora que seduce a auditorios de más de una generación. Es lo que va a plantear después que los artistas locales de El Conde de Saint Germain hagan su labor de soporte. Dueño absoluto de sus maneras de andar el mundo, sin estridencias, todo un caballero británico, Clapton es un modo estético y un modelo cultural, a la vez que una forma de la madurez que sobrevivió a las sobredosis de todas las épocas y permanece vigente.

Desde que en los sesenta hizo un tajo en el rythmn & blues con aquel proyecto memorable que se denominó Cream (junto a Ginger Baker y Jack Bruce), este gentleman de la cultura rock lo apodaron de dos maneras más que contundentes: «Slowhand», por el particular modo guitarrístico hecho de solos, amplias pausas de silencio y un swing nato, neto e innato. Décadas más tarde, llegaría a actuar y hasta gestar un disco de colección como el estupendo Riding With The King junto a su maestro B. B. King.

También se lo apodó «God» (Dios), acaso porque en ese intenso renglón pre-Hendrix, quien más tarde arribaría a la tribu para desacomodar absolutamente todo, no había guitarrista de blues blanco que lo superara interpretativa y compositivamente. Podría citarse al gran John Mayall, a Roy Buchanan, a Johnny Winter y estaríamos refiriéndonos a iconos del r&b de tremendo impacto e inocultable matriz creadora.

Actualmente es la medida exacta (nunca desmedida) del refinamiento y, aunque la suma de años encrespados y excesivos pusieron su inevitable mecánica desaceleradora, Eric Clapton es el resultado del rocanrol, del blues y de esas fantásticas baladas pop con las que seguramente imantará al público que inundará el Velódromo Municipal. Un público que, en miles, pertenecerá a más de una generación de oyentes.

Quizás muchos ya lo vieron en su primer concierto montevideano al rodar de las luces a principio de los noventa en un show inolvidable en el Estadio Centenario y querrán repetir el sabroso plato que les ofrecerá y otros. Los más jóvenes irán a reconocer los méritos y merecimientos de un fraseo guitarrístico inimitable y una voz acorde a las circunstancias. Es tan buen guitarrista que muchos observadores ciertamente, ha deslindado esa sensación definitiva de que «Slowhand» Clapton posee esos vozarrones que suben y bajan, desgarran y enternecen con una convicción que lo transforman, de hecho, en un cantante que posee momentos exquisitos.

Pero basta que chasquee los dedos y será la guitarra y esos matices, esas espirales rítmicas, melódica y esas improvisaciones extensas o controladas en su recorrido, lo que comande el ritual escénico y el fervor de la tribu.

Eric Clapton llega entonces por segunda vez a Montevideo para presentar formalmente los materiales de su compacto Reptile, acompañado de un atractivo staff de instrumentistas: Nick East, Stephen Gadd, Andrew Lloyd, Greg Phillingans y David Sancious. Será un show extenso, de muchos bises y con todo el repertorio mezclándose entre sus temas más recientes y sus clásicos, los que se esperarán impacientemente desde el lugar de sus receptores. Bienvenido, señor mano lenta. *

¿La última gira?

En el medio del primer tramo de su gira mundial, Eric Clapton, en una entrevista para la revista Rolling Stone, sorprendió diciendo que estas iban a ser sus últimas presentaciones en vivo. El músico de 56 años dijo estar muy cansado. «Dejo la puerta abierta para un par de proyectos, pero el fin está cerca» declaró, sugiriendo su pronto retiro.

El guitarrista tiene un contrato por dos discos más con el sello discográfico Warner y varios compromisos para 2002, por lo que las declaraciones generaron toda clase de rumores, que fueron rápidamente desmentidos por los representantes de Clapton.

Su publicista Ronnie Lippin se apuró a decir que las declaraciones del músico habían sido exagerados. «Va a seguir grabando en el futuro –dijo Lippin–, lo único que no volverá a hacer es estar otra vez un año entero de gira. La última vez que lo hizo fue hace diez años. Tiene 56 y se imagina que no va a hacer otra de esas giras de aquí a diez años. Probablemente haga tours más cortos. Lo que es seguro, es que va a respetar todos sus compromisos».

Difícil saber si esas declaraciones de Clapton se debieron al cansancio, a sus planes concretos o a una estrategia publicitaria.

La actuación en Montevideo es presentada como parte de «su última gira». Como para que nadie tenga dudas de que esta es la última oportunidad de ver al creador de «Layla» en vivo. *

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