"Gente común". Agarrate, Buenos Aires, que llegó la Catalina

La murga uruguaya es cada  vez más local en Argentina

La noche en el exquisito local de La Trastienda versión porteña ­donde seguirá en cartel hasta el viernes próximo­ comenzó con un excelente Yamandú Cardozo, quien abre la actuación con un monólogo brillante que va in crescendo al marcar puntillosamente todos y cada uno de los tips de la «uruguayidad», con precisas adaptaciones al público porteño, y que son festejados uno tras otro.

«Acá adelante está sentado el verdulero/ y la cajera rubia del supermercado/ hay un psicólogo social y tres tacheros/ una enfermera y dos mormones escapados/ hay un bombero, un transexual, un vigilante», interpela el coro al comienzo, mientras el público festeja y aplaude cada sentencia y agarra cada uno de los guiños a la idiosincrasia uruguaya como si se tratara del mismo Teatro de Verano. Varias de las porteñas que se enamoraron de algún hippie en el verano del Cabo Polonio y que Cardozo satiriza al comienzo miraban, embobadas, desde las primeras mesas.

El coro y los disfraces hacen su entrada triunfal con el tramo del espectáculo dedicado a un ovacionadísimo José Mujica, aunque la versión porteña del show omite ­con buen tino­ muchos guiños demasiado localistas. «Se viste como el orto, no conjuga un puto verbo y se caga en el protocolo», festeja un público que mira con cariño algo que difícilmente toleraría en un mandatario local, en esa eterna idealización con Uruguay y Mujica.

Enseguida nomás, se hacen camino al andar las estrofas de «Usted», el cuplé que interpela al uruguayo que antes de que comenzara el Mundial de Fútbol 2010 «no apostaba dos mangos por su Selección» y que ­mal universal al fin y al cabo­ terminó siendo el hincha número uno de los muchachos de Tabárez. «Usted/ cuando empezó a pintar la cosa/ cómo se enganchó/ y se embanderó», se escucha, y el público ya tiene tanto enganche a esa altura que pasa por alto las gastadas de Yamandú por la temprana vuelta de los dirigidos por Maradona.

El punto más alto y más aplaudido llegó con otro dilema universal en general y regional en particular, como es la violencia social y en el ambiente futbolístico, tan en boga en ambos países este semestre. El público, de perfil mayoritariamente filo-progresista y joven, ovaciona el cuplé más duro pero que concentra quizá la mayor belleza poética del show. «Soy parte de un negocio que nadie puso y que todos usan, es la ruleta rusa y yo soy la bala que te tocó», dispara el coro. En las primeras filas, la gente cantaba y festejaba cada una de las estrofas, sugiriendo un fanatismo que el «sold out» de la sala confirmaba.

Cerca del final el público se deleita con otro personaje bien característico de nuestras sociedades, el prejuicioso familiar que va tachando uno por uno a los candidatos a novio de una «nena» cuyo crecimiento le genera diversas emociones. El show avanza con muchos altos y pocos bajos y, tras poco más de una hora y media, los murguistas con el maquillaje arrasado por el sudor enfilan hacia la puerta para seguir el ritual en la calle, «porque una murga nunca termina, eso sería como morir», anuncia Cardozo.

«Todas las familias felices se parecen, pero las desdichadas lo son cada una a su manera», comienza la gigante Anna Karenina de León Tolstoi. «Gente común» interpela esa máxima del escritor ruso y muestra cómo, más allá de las fronteras y del charquito que nos separa, «esos dos hermanos de la misma placenta», como suele decir el presidente Mujica, se parecen en las alegrías, en los sufrimientos y en la manera de reírse de ellos. Y sino, que lo nieguen las carcajadas que aún retumban por San Telmo. Carcajadas argentinas, uruguayas, o ambas, pero de toda «gente común».

En otro orden, vale destacar que en una de las mesas se ubicó para ver el show el periodista Víctor Hugo Morales y LA REPUBLICA fue testigo de la cantidad de mensajes de afecto y cariño que el público le dedicó. «No aflojes Víctor Hugo», le repetían cada dos minutos, tras una semana en la que el locutor volvió a comprometerse junto a cientos de periodistas por la plena vigencia de la ley de Medios en Argentina y en contra de los grupos monopólicos. En medio del show, Cardozo hizo una mención para Morales y para el periodista argentino y best seller científico Adrián Paenza, que fue respondida con una fuerte ovación del público.

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