Pintor Hans Platschek (1923-2000)

Era pequeño, flacucho, desprolijo en el vestir, usaba gruesos lentes de miope que acentuaban su carácter inestable y vitriólico. Le gustaba posar de enfant terrible y lanzar dardos envenenados contra el arte de antaño y los mediocres de hogaño. Se regocijaba en asustar, con un comportamiento vulgar, al buen burgués.

Es que Hans Platschek, nacido en Berlín en 1923, se radicó en Montevideo entre 1939 y 1953, integrando la diáspora judía perseguida por sus compatriotas nazis. Tenía, a pesar de su juventud, un caudal informativo sobre el arte moderno no bien conocido por estas latitudes. Amistó con F. L. Bayerthal (otro alemán de importante gravitación en la vida artística local, orientador de la Galería Arte Bella), con los pintores uruguayos Vicente Martín, Miguel A. Pareja, García Reino y Jorge Páez, el fotógrafo Alfredo Testoni (que tuvo contacto con él en años recientes en Hamburgo, donde vivía), se vinculó a algunos escritores con los cuales colaboró, como crítico y ensayista, en varias publicaciones, especialmente con Raúl Artagaveytia, director de Clima, 1950, revista de vida breve como otras tantas similares uruguayas de la época y fue colaborador en Ver y Estimar, especializada en arte y una de las más importante del mundo en su tiempo, dirigida por Jorge Romero Brest, entre muchas otras.

Además de un teórico inteligente fue un pintor estimable y estimado. La influencia de Paul Klee era muy notoria y la trasmitió a sus amigos y colegas montevideanos, con los cuales hizo algunas exposiciones colectivas (también envíos a los salones nacionales y municipales) y un par de unipersonales, en Montevideo, Buenos Aires y Santiago de Chile (1948, 1949, 1950 y 1952).

Participó en las bienales de San Pablo,Venecia, Documenta de Kassel y otros importantes encuentros en Europa y Estados Unidos. Integró el elenco de la nueva figuración de las décadas del cincuenta y del sesenta pero sin abandonar el recio dramatismo expresionista, dramático e inquietante, por momentos inclinado hacia la abstracción. Quedaron algunos cuadros suyos en colecciones de particulares y museos nacionales. Hoy pocos en Uruguay recuerdan el nombre. Sin embargo, dejó la marca de su personalidad en varios artistas uruguayos y, por ejemplo, la obra maestra de Vicente Martín titulada Alfabeto marino, 1953, sería impensable sin la residencia temporaria de Hans Platschek en Montevideo.

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