En escena. Obra de Philippe Minyana con dirección de María Varela

Inventarios, en el Teatro Circular

Animadas por un conductor (Xabier Lasarte) van revelando, no siempre conscientemente, sus vidas.

Pero cuando dos personas dicen lo mismo, no siempre se oye lo mismo. Estos «Inventarios» de María Varela pueden ser, literalmente, los mismos o casi los mismos que se desarrollaron en la sala del Carrasco Lawn Tennis el 2 de agosto de 2003, con la dirección de Andrés Varela e interpretación de Elena Zuasti, Susana Castro, Imazul Chiarelli y Marcelo Pagani. Al final quedaba una sensación desoladora: culminaba un proceso donde las sucesivas revelaciones de las protagonistas iban de lo trivial y cotidiano a lo doloroso e intolerable, de las bromas a la angustia, de lo casi luminoso al lado oscuro de la vida. Pero hay más: los medios tonos de aquella puesta en escena y su efecto asordinado, contrastan con el colorido circense de la escenografía (Hugo Millán) y el efecto general chillón, muy visible en alguna de las actrices, de esta puesta en escena.

La idea de esta versión no conduce a ninguna parte. Parecería que María Varela, que adaptó la pieza, quiso resaltar el ángulo del humor; y, en efecto, hay momentos risibles; y aún la directora agregó el lado tontuelo con «Las Totitas», que nada dicen y nada tienen que ver con la obra original. No creemos que el propósito de Minyana haya sido la comedia reidera, sino el rudo contraste de las luces apacibles del comienzo con las sombras del fin. Vemos en «Inventarios» a través de esta interpretación, una tragicomedia que no cuajó. Si como espectáculo cómico no se sostiene, porque simplemente no es cómico, como drama falla por completo, porque no se ven ni el dolor ni la desolación. Apenas parecen las tres mujeres un tanto despistadas, un tanto locas; nunca trágicas. No nos apiadamos de ellas; pero ni siquiera son divertidas.

 

INVENTARIOS, de Philippe Minyana, por el teatro Circular, en traducción de Alicia Migdal y adaptación de María Varela, con Xabier Lasarte, Margarita Musto, Alma Claudio y Denise Daragnès; y como «Las Totitas», Fiorella Costábile, Victoria Basignani y Sabrina Rizzi. Escenografía de Hugo Millán, vestuario de Soledad Capurro, luces de Pablo Caballero, coreografía de Cristina Martínez, dirección general de María Varela.

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