Arte

Rodolfo Visca: revelación póstuma de un creador

Sin embargo, Roberto Visca (1934-2009) fue mucho más. Ni siquiera sus amigos más íntimos conocieron una obra mantenida al resguardo de la mirada ajena y que ahora sus familiares directos se animan a exhibirla en el Museo Gurvich. Sorpresa y revelación. En una vitrina se reúnen medallones, pulseras, colgantes, anillos, platos en esmalte y plata, cerámica esmaltada, que dan generosa oportunidad de confirmar el talento artesanal que lo catapultó a la fama local.

Desde el Taller Sótano Sur, cultivando la docencia, en diversas ferias a las que asistió con regularidad, sus trabajos conquistaron una audiencia exigente y constante. Lo que pocos sabían, ni siquiera sospechaban, era la existencia de un creador de pinturas y esculturas de fuerte personalidad, ajeno a tendencias o innovaciones periódicas. Secretamente, Rodolfo Visca, hombre generoso y sencillo, con conflictivas etapas en su vida personal, fue elaborando una obra sorprendente.

Es cierto, y se nota, el pasaje por el taller de Joaquín Torres García, así como la experiencia recogida en su viaje por Europa. El constructivismo revolotea en los cuadros y relieves, pero a diferencia de otros muchos compañeros del taller, Rodolfo Visca se apartó de los códigos aceptados sin reformulación alguna, para escarbar, en cierta medida, en la esfera del inconsciente, proyectando una dimensión onírica de turbadores efectos visuales. La pieza maestra de la exposición es Pez espada, 2002 (foto), original acoplamiento de planos en relieve de opuestas direcciones, recortados, en colores vibrantes y contrastados (negro, amarillo, azul, gris) evocando los clásicos del constructivismo centroeuropeo en la soltura compositiva, provocadora en su espontánea expresividad. No se queda atrás Las cinco en punto, 1986, extraña urdimbre de objetos (líneas tensadas y ojos) de sugestión surrealista.

Atrapantes resultan las esculturas en hierro soldado de los años sesenta, siguiendo la tónica del informalismo epocal, que no se recuerda que hayan sido incorporadas en colectivas de esa corriente estética tan decisiva en el arte uruguayo. Y aún dentro del constructivismo torresgarciano, inventa formas muy personales separando los elementos de una duela (Deconstrucción de duela, 2001) y otras en plátano tallada, fechada en 1994, o en colores puros, que sacuden el equilibrio áureo para manifestar inquietudes emotivas.

Lo sorprendente es la variedad de recursos técnicos y materiales que domina con seguridad espartana: cerámica, esmalte, cobre martelinado, patinado, tallado y grabado al ácido, la soldadura de hierro, la pintura, el dibujo, el aluminio (Hombre al sur, gran escultura de aluminio de 210 x 110 cm, con cortes precisos), la chapa de cobre moldeada en mosaico de columna que realizó para la sala VIP del aeropuerto de Carrasco. Conjunción de artesano y artista que disuelve la antinomia tradicional por el impulso de la imaginación. Falta el indispensable catálogo, a la espera del razonado que está en preparación.

 

El refinado Carlos Prevosti

La dedicación a la enseñanza, la militancia gremial y política de Carlos Prevosti (1886-1955) y su muerte relativamente joven pueden explicar la obra no muy numerosa que dejó. Formado en el Círculo Fomento de Bellas Artes, se plegó al planismo, esa estética singular del arte uruguayo de los años 20 y 30, que capturó, como pocas, el optimismo de una sociedad que abría nuevas perspectivas de ser y estar en el mundo (en el transporte, las comunicaciones, la vida al aire libre, los deportes, la arquitectura) arropada con el manto del Estado benefactor.

Durante los primeros años de la alocada década del veinte, Prevosti pintó pequeños paisajes, extendiendo la materia lisa en largas y sensuales pinceladas horizontales en contrastes con pequeñas verticales, observando el mundo exterior cercano (La fábrica) y los obreros como protagonistas (Figuras) que luego retomará en los años cuarenta. Desnudo, fechado en 1928, y Retrato, de evidente influencia barradiana en la composición y el enmarcado en bandas verticales, así como en Morenas se contagia de sus compañeros Guillermo Laborde y Carmelo de Arzadun con el fuerte cromatismo propio del planismo. Esos trabajos, poco conocidos, no tuvieron continuidad y las extensas estadías en Europa lo vincularon a las escuelas neocubistas de impostación romántica, para recoger paisajes de Francia y Uruguay, ejercitar la naturaleza muerta, con sintética estructura compositiva. Al contrario de su amigo Carmelo Rivello, que tuvo más audacia innovadora en un periplo vital aún más breve.

Es cierto que en esta muestra del Museo de Arte Contemporáneo, perteneciente a los familiares del artista, con errático guión curatorial, es apenas un breve acercamiento a Prevosti, quien además dejó editada una carpeta de grabados.

Los 45 cuadros pertenecientes al Museo Nacional de Artes Visuales, salvo alguna escena vinculada al realismo social, son también, paisajes y naturalezas muertas que no agregarían mucho a esta sintética visión demostrativa de un temperamento refinado y elegante, cordial y comunicativo (hay una visión parecida en esos años emparentada con Amalia Nieto, Oscar García Reino, Vicente Martín y en parte Ricardo Aguerre, con el que aparece sentado en una foto, no identificada en el catálogo, al borde del Sena) y a diferencia de los mencionados, no consiguió auscultar la irrupción de las ascendientes vanguardias prefiriendo prolongar, con sólido oficio, el melancólico claroscuro de un pasado intensamente vivido.

Shiri Neshat. Realiza grandes (por su tamaño, por su poderosa imaginación) videoinstalaciones sobre la condición de soledad y la falta de libertad de la mujer iraní que han asombrado en los encuentros internacionales por su contundencia expresiva.

Nacida en Irán, radicada en Londres, logró el León de Plata en el recién clausurado Festival de Cine de Venecia por su película Mujeres sin hombres, que se desarrolla en Teherán en los años cincuenta y es una dura crítica a la situación de hombres y mujeres por su falta de libertad.

Marco Maggi. Entre las nuevas adquisiciones del MOCA (Museo de Arte Contemporáneo de Los Angeles, Estados Unidos), se exhibe una obra del uruguayo Marco Maggi.

Willy Ronis. A los 99 años, falleció Willy Ronis uno de los mayores fotógrafos franceses que, siguiendo las huellas de Eugène Atget, documentó los barrios parisinos.

Lo que vendrá. El Museo Nacional de Artes Visuales anuncia una serie de mini exposiciones de acuerdo a una planificación ya iniciada con Figari, Torres García y Barradas denominada Geometrales, capítulos del acervo del MNAV. Ahora se agregarán, a partir del viernes, Carlos F. Sáez, Amalia Nieto, Pedro Blanes Viale, y adelantando el Día del Patrimonio (que como se sabe son varios días, quizá todo el mes, bien a la uruguaya) Panta Astiazarán, Carlos González y dibujos de Carlos Castells y Enrique Castells Capurro que fatigaron sus pintoresquismos camperos en diversas publicaciones, ahora legitimados por la principal pinacoteca del país.

En La Pasionaria. El sábado al mediodía, inauguró pinturas de Alvaro Bustelo.

Carlos González. El árbol y yo, exposición a cargo de Sonia Bandrymer en el Museo Nacional de Artes Visuales, en vísperas de la celebración del Día del Patrimonio 2009, con el tema Tradiciones rurales.

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