Compromiso. Destacó su apuesta por la vida y la cultura nacional

El poeta Ignacio Suárez ya es Ciudadano Ilustre de Montevideo

En el evento se dieron cita Mariano Arana, Reinaldo Gargano, Héctor Lescano, Guillermo Stirling, Julio César Sánchez Padilla, Valeria Lima y Petru Valenski, entre otros.

Ignacio Suárez, visiblemente emocionado, recordó su llegada a Montevideo proveniente de su Rocha natal. Definió a la capital como una «madre cruel», que prioriza al visitante y olvida al que vive en ella.

Enfatizó el esfuerzo que, él y otros, realizaron para convencer a los propietarios de los medios de comunicación que la cultura no es aburrida ni peligrosa, sino que es lo que hace el hombre toda su vida.

Se autodefinió como un representante de una especie en extinción, de una generación comprometida con la cultura de nuestro país, que creía en quimeras y en los compañeros. «Hay que evitar sentirse el último orejón del tarro, debemos reafirmar lo nuestro, debemos sentirnos orgullosos de ser los orientales de Artigas», dijo.

A su vez advirtió sobre los riesgos de la globalización, que hace que «lo lejano se sienta como cercano» y, en contrapartida, genera que nuestra cultura nos parezca lejana.

Finalmente, el director del Centro Cultural «Casa del Autor» de Agadu se comprometió a seguir apostando por la vida y levantar su bandera cada vez más alta.

Tras su discurso Suárez destacó a LA REPUBLICA que se sentía «tremendamente emocionado, me costó muchísimo, fue mucho más duro de lo que yo imaginé, fundamentalmente porque es un acto muy emotivo pero no por mí, yo no acepté este homenaje a mi persona sino a los que quedamos de una generación que estuvo muy comprometida con el país, con su gente. Somos los atemporales, los que tratamos de llegar a las esencias de las cosas. Y la esencia de las cosas, por lo general, está en lo más sencillito de las cosas: la gente. Yo acepté este reconocimiento a los compañeros que hicimos de esta ciudad un lugar habitable, una de las más lindas del mundo, sin ningún lugar a dudas».

«Tengo el alma aboyada de tanto abrazo y de tanto mimo, pero no es a mí, es a toda la gente que creyó en el Uruguay, que creemos en el Uruguay y que tenemos una esperanza de que el mundo puede ser mejor si nosotros incidimos para que lo sea», concluyó.

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