Abuchean debut de ópera de John Adams en el Metropolitan por “terrorismo”

“!El terrorismo no es arte!” decían varias de las pancartas que portaba el medio centenar de manifestantes, entre los que se encontraba el ex alcalde de la ciudad Rudolph Giuliani, quienes abuchearon a los asistentes que llegaban a la gala del estreno. Los hechos se suceden días después que el director y el elenco, denunciaran haber sido víctimas de todo tipo de acosos telefónicos, y en las redes sociales. La obra ha provocado fortísimas controversias en la Gran Manzana, abriendo debates en la prensa y las redes sociales sobre las definiciones de arte, antisemitismo, terrorismo y política.

El tema llegó al Ayuntamiento, donde el intendente demócrata Bill de Blasio, se negó a intervenir para que el Met suspendiera el estreno. El republicano Giuliani por su parte, dijo que no había pedido cancelar la obra, pero que manifestaba pacíficamente en rechazo a la obra. “El Met y los que deciden ver esta producción tienen derecho de hacerlo; nosotros tenemos el derecho, de señalar el daño histórico a lo que esto contribuye”, afirmó el ex intendente.

La situación llevó al extremo que el Metropolitan tuviera que emitir un comunicado sobre el asunto, algo inédito en materia operística más allá de cualquier crítica. “El hecho de que Klinghoffer se centre en un acto inconcebible de violencia de la vida real no quiere decir que no deba ser representada. No es ni antisemita ni una glorificación del terrorismo. Véala. Después decida”, puntualiza la administración del teatro.

Las razones de una controversia del más ríspido tono

La ópera trata el asesinato de Leon Klinghoffer, un pasajero judío norteamericano en silla de ruedas, que fue ejecutado por el Frente para la Liberación de Palestina, durante el secuestro del crucero Achille Lauro, en 1985. La obra estrenada en 1991, llega en un momento de alta sensibilidad para la colectividad judía estadounidense que enfrenta un año donde se cruzó la invasión a Palestina con el creciente antisemitismo en Europa.

Al final del estreno de la obra, si bien hubo aplausos, también hubo exaltados que gritaron que la muerte de Klinghoffer “nunca será perdonada”. Los espectadores mantuvieron la calma en general, los vociferantes fueron retirados, el gerente general del Met, Peter Gelb, dijo que en realidad “estábamos preparados para algo peor”.

En la calle las manifestaciones se sucedieron y la televisión recogía impresiones que tildaban la obra como “la versión operística de la Noche de los Cristales Rotos”. También se recogieron voces a favor de la obra, remarcando que “una obra de arte sobre un individuo no es una obra en favor de ese individuo”. La crítica califica a esta ópera en general, como “importante”.