DIGITALIZACIÓN

Vaticano digitalizará 40 millones de páginas de su biblioteca de 1.800 años

La Biblioteca de El Vaticano confirmó que digitalizará sus 82.000 manuscritos, de hasta 1.800 años de antigüedad, en una de las mayores tareas de la especialidad jamás emprendidos.

Digitalizar más de 40 millones de páginas de los manuscritos de la biblioteca vaticana demandará años.

Aunque muchos aguardan con expectativa que se anuncie cuáles serán los documentos a digitalizar y los temas sobre los que versan, como lo más importante de la cuestión, lo concreto es que la sola idea del trabajo, aparece como una de las misiones mas amplias en materia de digitalización jamás emprendidas.

Digitalizar más de 40 millones de páginas de los manuscritos de la biblioteca vaticana, demandará en principio la participación de cincuenta expertos en la materia, además de un mínimo de cinco escáneres de última generación, y un tiempo de tareas que aún, en realidad, nadie se atreve a predecir. Lo cierto es que los trabajos demandarán años, sin que nadie sepa cuántos, aunque algunas versiones indican que superará el siglo y podría llevar al menos hasta el años 2123: solo la primera etapa está calculada en cuatro años.

En cuanto a la temática que saldrá a luz, pocos se atreven a aventurar que pueda llegar a salir a luz la documentación reservada de alta controversia, que se entiende también se digitalizará.

Los primeros documentos escaneados en la red este mismo año

El optimismo de los emprendedores, no obstante indica que los primeros resultados se conocerán este mismo año 2014, cuando se pongan en Internet, el primer capítulo de los 3.000 manuscritos que serán escaneados antes de 2018.

La empresa japonesa NTT Data, ha sido la escogida para digitalizar los documentos, y los técnicos se encuentran trabajando para perfeccionar sistemas que garanticen ni el más mínimo deterioro de los manuscritos, algunos tan frágiles que no resistirían ser sacados de sus soportes físicos auxiliares. Los expertos además han sido entrenados especialmente para minimizar el riesgo de accidentes, que pueden dañar alguno de los documentos que vienen archivando los bibliotecarios vaticanos desde el año 1451.

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