"Citizen Koch"

Sundance denuncia la financiación de partidos políticos de EEUU

Al autorizar en 2010 a grandes empresas a financiar sin límite a los candidatos de su agrado en las elecciones, la Corte Suprema de Estados Unidos dio una estocada a la democracia, "gangrenada" por los intereses privados, denuncia un documental presentado en el Festival de Cine de Sundance.

Fotograma de «Citizen Koch»

«Citizen Koch» marca el retorno a Sundance -que se celebra hasta el 27 de enero en Park City (Utah, oeste)- de los documentalistas Tia Lessin y Carl Deal, que en 2008 ganaron el Gran Premio por la cinta «Trouble the water» sobre los estragos del huracán Katrina en Nueva Orleans (sur).

Su nueva creación se inspira en una controvertida decisión de la Corte Suprema estadounidense, que en 2010 legalizó la financiación sin límite de los Comités de Acción Política por parte de grandes empresas.

Bautizados como «Super PAC», estos comités no pueden estar vinculados oficialmente a un candidato, pero pueden apoyarle principalmente a través de publicidad que se emite en televisión.

Uno de estos comités, «American for Prosperity» (Estadounidense para la Prosperidad), fue fundado y financiado por los hermanos Koch, propietarios del conglomerado Koch Industries. Con su Super PAC, los dos multimillonarios -cuyo apellido da nombre al documental- apoyan a los candidatos del Tea Party, el ala ultraconservadora del Partido Republicano.

«Desde hace mucho tiempo se mueve mucho dinero en las elecciones estadounidenses, no sólo en el sistema electoral, sino también a nivel legislativo», declara a la AFP Tia Lessin. «Pero ahora hay una especie de tsunami de dinero que no habíamos visto nunca antes. Y esto supone un verdadero peligro para la democracia«, cuenta.

La película, rica en testimonios y con abundante documentación, describe tanto el proceso que llevó a la creación de los Super PAC -mostrando el evidente conflicto de interés sobre el asunto de dos jueces de la Corte Suprema- y su aplicación directa en el terreno, en Wisconsin (norte).

En este estado, cuna del Partido Republicano, el gobernador Scott Walker tuvo que afrontar en 2011 una revuelta popular tras renegociar los convenios colectivos de salarios de muchas profesiones y limitar el poder de los sindicatos. Sus opositores lograron convocar nuevas elecciones en junio 2012, y Welker volvió a ganar, esta vez con el multimillonario apoyo de los hermanos Koch y su Super PAC.

«Todo esto sucede en secreto, a puertas cerradas. Nadie dice nada. Nadie sabe cuánto dinero se inyecta realmente en estas elecciones«, asegura Carl Deal.

La cinta sigue de cerca a tres votantes republicanos -un carcelero, una bibliotecaria y una enfermera- decepcionados por la política del gobernador Walker y tentados a votar a los demócratas, ya que no se sienten identificados por los valores del ultraconservador Tea Party.

«No es una cuestión de republicanos contra demócratas», puntualiza Lessin. Lo que está en juego «es la voz del 1% de las personas más ricas frente a la voz de la clase media trabajadora, y de saber qué voz es la más escuchada», afirma.

Para estos documentalistas, la ayuda de las grandes empresas o grupos de presión en los comicios restringe la participación de los candidatos sin un poder económico que los impulse o que se nieguen a aceptar el juego de los Super PAC.

Pero también pone a los partidos políticos al servicio de los intereses privados. Tras haber vuelto a perder las presidenciales frente al demócrata Barack Obama, el Partido Republicano «podría pensar que, para ser elegido, debe interesarse más por la clase media», sentencia Lessin. «Pero ¿quién financia ese partido?», se pregunta. AFP

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