Paloma roja, hasta siempre

La cantante Chavela Vargas «trascendió» a la muerte el domingo en México

Chavela Vargas

«Aquí termina mi historia que comenzó de la nada, dame la mano Llorona que vengo muy lastimada», es uno de los mensajes que aparecieron en su cuenta de twitter unos minutos después de su muerte en un hospital de Cuernavaca, una cálida ciudad ubicada a 90 km de la capital mexicana.

«Alrededor de la una de la tarde, hace muy pocos minutos Chavela murió, ella se fue con mucha paz, ella no se quejó», dijo María Cortina, amiga cercana de la artista en las puertas del hospital Inovamex.

«Silencio, Silencio: A partir de hoy las amarguras volverán a ser amargas…se ha ido la gran dama Chavela Vargas», fue otro de los mensajes en su cuenta de twitter.

Según estos mensajes Chavela se fue «como las grandes: con su medallón de chamana y con su jorongo (poncho) rojo puesto».

Durante su estancia de poco más de una semana en el área de terapia intensiva, la artista estuvo consciente y pidió que le trajeran su medallón chamánico, un regalo de los indios huicholes, que consideran que los chamanes tienen dones espirituales especiales para predecir el futuro y trascender a la muerte.

Los huicholes nombraron chamana a Chavela, quien en sus conciertos siempre llevaba el medallón puesto.

«Yo no voy a morir porque soy una chamana y nosotros no nos morimos, nosotros trascendemos», dijo Vargas el viernes pasado. Esa noche un grupo de admiradores se acercó al hospital para llevarle serenata.

Chavela Vargas ingresó al hospital luego de haber regresado de un viaje a España, donde hace unos días presentó su disco «La Luna Grande» en homenaje al poeta español Federico García Lorca. En Madrid debió ser hospitalizada para ser sometida a exámenes.

La cantante había pedido que no le aplicarán procedimientos, como maniobras de resucitación o uso de respiradores, que prolongaran su vida. Dijo que obstaculizaban la transición que estaba viviendo.

«Desde anoche tenía problemas muy severos en su respiración, ya no tenía oxígeno que pudiera llegarle», añadió Cortina quien estuvo al lado de la cantante durante los últimos días y es autora de «Las verdades de Chavela».

Isabel Vargas Lizano, su nombre real, vivió desde su adolescencia en México donde inició su carrera cantando acompañada de su guitarra en las calles de la capital, donde fue descubierta por el compositor José Alfredo Jiménez.

La intérprete de voz ronca convirtió en clásicos sus versiones de rancheras como «Un mundo raro», «La Llorona» y «Paloma Negra», y construyó una vida de leyenda por su relación con el alcohol, su homosexualidad y su amistad con algunas de las figuras relevantes de la cultura mexicana del siglo XX, como los pintores Frida Kahlo y Diego Rivera.

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