"BALSEROS"

La tragedia migratoria cubana vista con lente española en La Habana

En ese éxodo masivo 36.000 personas abandonaron la isla en precarias embarcaciones (balsas), buena parte de las cuales fueron concentradas por varios meses en la base estadounidense de Guantánamo, antes de otorgarle residencia a los balseros en Estados Unidos.

Los directores catalanes Carles Bosch y Josep Domenech tejieron una historia a partir de los testimonios de siete balseros, seleccionados «aleatoriamente», que incluyen su salida de Cuba, estancia en Guantánamo, llegada a Estados Unidos y la vida de ese país cinco años después.

La jugada maestra de los realizadores fue, según narraron a la AFP, haber trabajado sobre imágenes y testimonios recogidos en Cuba, Guantánamo y Miami en 1994 para dos reportajes periodísticos para la televisión catalana.

Cinco años después, una de las siete testigos, Mericys González, quien vio entonces su viaje frustrado, les comunicó que había ganado «el bombo» (sorteo migratorio de visas) y que viajaba a Estados Unidos.

Fue entonces que, ya pensando en una película, los realizadores regresaron a La Habana y Estados Unidos para filmar el viaje de Mericys y completar un documental de dos horas con una actualización de la vida de los otros seis, localizados en varios estados nortamericanos.

Un primer elemento que une a los siete testimonios es la ausencia de motivaciones políticas para emigrar, alegando en todos los casos aspiraciones económicas o de reunificación familiar.

«No me queda opción, la única opción que me queda es tirarme al mar», dice ante la cámara Guillermo de Armas, tras ser rechazada su petición de visa por Estados Unidos, en aras de unirse con su esposa y su pequeña hija.

Otra balsera, Miriam Hernández, señala: «Me fui porque la vida allá (en Cuba) no era fácil».

Para Rafael Cano, sus aspiraciones eran «tener un carro, una casa y una buena mujer».

Cinco años después, «el sueño americano» no fue logrado casi por ninguno de los que se marcharon. Dos de las parejas se separan; una de las mujeres dejó atrás a una hija; la familia de Oscar, otro balsero, queda en Cuba relegada para siempre.

Los empleos en que trabajan son muy modestos, al igual que su forma de vida. Uno tuvo que involucrarse con la mafia de Nueva York, y otra con el narcotráfico en Nuevo México.

«El sueño americano, incluso él y yo (el otro director), no nos ponemos de acuerdo quien lo ha logrado y quien no», dijo Domenech a la AFP.

Esta es la primera vez que los cubanos ven el tema en el cine, no así en la literatura, donde ya ha sido tratado en novelas como Prisionero del agua, de Alexis Pimienta.

Los directores indicaron que encontraron cierta reticencia para presentar la película en el Festival de La Habana porque, les dijeron, es un tema «muy sensible».

Pero Alfredo Guevara, el presidente del certamen, les dio luz verde.

La película fue presentada en la sala 23 y 12, de 663 butacas. Cientos de personas no pudieron entrar y hubo que acudir a una segunda exhibición del filme a la medianoche.

El público premió el documental con un fuerte aplauso al final.

«Es real», dijo una mujer de 40 años a la salida del cine. «Me gustó mucho», agregó. Sin embargo, un joven unversitario objetó: «Lo que no me gusta es que nadie triunfa, y eso no es así, sé de algunos que han triunfado allá».

Para el académico Antonio Aja, un especialista en temas migratorios del Centro de Alternativas Políticas, el documental «refleja una parte de la realidad del año 94, una parte, porque los hechos que ellos seleccionaron son una parte de lo que ocurrió».

«No todos los que emigraron eran marginales, emigraron diferentes estratos de la sociedad cubana, no sólo marginales. Eso le quita veracidad a la película», agregó.

Lejos de silenciarla, los dos diarios nacionales, Granma y Juventud Rebelde, publicaron este miércoles reseñas del filme.

«La película es fiel a sus presupuestos esenciales: uno, que la travesía de un país a otro es un viaje para toda la vida; otro, que los sueños se convierten en pesadilla», señaló Granma, que reconoce que el documental está hecho «con la mayor objetividad del mundo».

Juventud Rebelde, por su parte, critica algunas cosas de la película para concluir que «no hay modo de soslayar su principal virtud: apreciar el costado humano de un drama que no es privativo de nuestro contexto».

La película llegó a La Habana tras participar en numerosos festivales y estar dos meses en cartelera en España. Se anuncia que se proyectará en Miami y será comprada por el canal HBO.

Ahora, muchos esperan el día de las premiaciones, pues para algunos «balseros» es de lo mejor que compite en la categoría documental en el festival de La Habana. *

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