Colombia: EEUU contrata a mercenarios y paramilitares

En las últimas semanas había circulado el rumor entre pilotos retirados de los ejércitos de Perú, Argentina y tres países centroamericanos de que una empresa formada también por militares retirados de los Estados Unidos, Dyncorp, contrataría mercenarios para entrenar las tropas colombianas en la lucha contra el narcotráfico y los cultivos ilícitos.

Los primeros 24 pilotos extranjeros tuvieron su primera cita en las instalaciones que la empresa Dyncorp Aerospace Technologies tiene en la base de la Fuerza Aérea norteamericana en Cocoa Beach, Florida, la Patrick Air Force Base. Y les confirmaron la misión: viajarían a entrenar en la base militar de Tolemaida, en Colombia, a los pilotos y las fuerzas especiales locales encargadas de erradicar narcocultivos.

Sin controles

Desde hace siete años el Departamento de Estado de los Estados Unidos inició un programa de contratación de empresas privadas de entrenamiento militar para operar en Colombia.

El beneficio de esta forma de delegación de la participación en la guerra es obvio: en los Estados Unidos significa que, apenas sin hacer olas políticas, se interviene en las acciones militares.

Y en Colombia que se obvian controles como los previstos en la Constitución, que imponen al Senado dar autorización previa para el tránsito de tropas extranjeras en el territorio de la República, y si está en receso, le corresponde la autorización al Presidente de la República, previo concepto del Consejo de Estado. Desde la aprobación del Plan Colombia, el Congreso de los Estados Unidos limitó la presencia de militares de ese país en Colombia a 500 y un máximo de 300 contratistas privados.

Por este procedimiento se ha llegado en Colombia a que ninguna autoridad controla la idoneidad de los contratistas, de sus pilotos, y menos del tipo de operaciones que adelantan en el país.

Hasta hace cuatro meses operó en Colombia otra empresa estadounidense, MPRI, que afrontó un escándalo internacional por su operación en la guerra en la ex Yugoslavia. En Colombia presentó, tras un contrato de US$$4,3 millones para mejorar las herramientas de la lucha contra las drogas, un documento en el que recomendaban, entre otras cosas, asegurar la pronta llegada del correo a los soldados en combate «como una forma de mejorar su nivel de vida».

Nadie los conoce

Dyncorp administra al menos dos programas en Colombia, Colar (Colombian Army) y Helas (Helicopter Assimilation-UH-IN). En su labor ha contratado casi un centenar de pilotos.

Para evitar, inicialmente, el desarrollo de cualquier tipo de controles colombianos, incluidos los fiscales, Dyncorp contrató originalmente a los pilotos por intermedio de una empresa de servicios temporales en Bogotá, Manpower de Colombia.

Dyncorp figura en Colombia registrada como una sociedad originaria de la Gran Bretaña, con sede en Aldershot Hampshire, sujeta a las leyes inglesas. Su apoderado en Colombia es Jaime Trujillo Caicedo y el representante, Kinney Dreher.

En el contrato celebrado con el Departamento de Estado aparece registrada como una sociedad estadounidense y sujeta a sus leyes.

El contrato S-Opraq-98-C-051 relaciona a la Patrick Support Division de Dyncorp Technical Services, que tiene sede en una base militar de la Florida, con la operación en Colombia.

La práctica de subcontratar la guerra en Colombia se ha replicado, y ya empresas nacionales de helicópteros vinculan pilotos comerciales para operar en las zonas de conflicto. El guerrillero José María Ballestas del ELN escapó a Venezuela en un helicóptero privado colombiano.

Dyncorp viene de dos países

Una de las empresas que entrena a los militares colombianos, Dyncorp, tiene sede declarada en los Estados Unidos. En Colombia, sin embargo, figura registrada como de origen inglés. El 27 de octubre de 2000, Dyncorp Aerospace Operations UK Ltd. se incorporó a la legislación colombiana con el objeto social de «suministrar servicios de apoyo para programas bilaterales contra los narcóticos entre el Gobierno de los Estados Unidos y el Gobierno de la República de Colombia». Su sede aparece en el Reino Unido, pero el poder para la constitución de la sociedad lo otorga Robert B. Alleger, domiciliado en Texas. De acuerdo con uno de los contratos en poder de Periodismo de Investigación de El Espectador (PIE), el contrato de Dyncorp con el Departamento de Estado se celebró para tener como base de operaciones en los Estados Unidos la Patrick Air Force Base, de la Florida, con Keith Sparqke como «gerente de locación» respecto del proyecto en Colombia. Dyncorp contrató, originalmente, a los pilotos extranjeros que habrían de entrenar a la tropa local por intermedio de una empresa suministradora de mano de obra, Manpower de Colombia, Ltda. «Ante la evidencia de la escasa o nula presencia del Estado colombiano para vigilar sus actividades, a los pocos meses debimos firmar contrato con Dyncorp directamente, y perdimos todos los beneficios de asistencia social y seguros médicos», dijo uno de los pilotos, que habló bajo la condición de anonimato. Ninguna autoridad colombiana reconoce haber sido consultada sobre el régimen jurídico aplicable a este tipo de «trabajador». La fuente de los recursos son las ayudas suministradas por el gobierno de Estados Unidos para los programas de erradicación de cultivos ilícitos, inicialmente, y luego los provenientes del Plan Colombia.

Los pilotos, un total de 24 en la primera etapa, y 72 en lo que va del programa, fueron contactados por vía telefónica, citados en una base militar de Florida, y llevados luego a pruebas de campo en la base antinarcóticos de la Policía, en San José del Guaviare. Ahí fueron seleccionados para participar en los dos programas que maneja Dyncorp en Colombia, Colar y Helas. El contrato inicial lo firmaron con Manpower de Colombia Ltda.

Éstos son los verdaderos beneficiarios del Plan Colombia De acuerdo con un experto consultado por este diario, la forma como se gasta el componente militar del Plan Colombia devela mucho sobre su propósito: invertir en la industria militar estadounidense, y lo que sobra asegurarlo en contratos también para su beneficio.

«Eso no es bueno ni malo, simplemente desnuda los verdaderos intereses en juego en el escalamiento de un conflicto armado en Colombia», comentó un experto. Dyncorp presta servicios de entrenamiento para operaciones antinarcóticos desde 1991, cuando se le otorgó un contrato de cinco años. Han venido a continuación las prórrogas, la última de las cuales ocurrió en 1998, por un término de cinco años: su campo de operaciones: Bolivia, Colombia y Perú. «A los colombianos», concluyó el experto, «les quedarán un entrenamiento y los viejos cascarones militares». *

[Fuente: Fabio Castillo del Espectador, Bogotá, Colombia]

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