COLUMNA TERAPIA SEXUAL

-Estimada Soledad: Siempre leo tu columna, que me resulta muy instructiva. Felicitaciones.

Mi consulta es la siguiente. Tengo 51 años y hace un par de meses que tengo dificultades para llegar al orgasmo. Nunca me había pasado, estoy muy bien con mi pareja, nos queremos mucho y estamos acostumbrados a una muy buena calidad en nuestras relaciones.

Como esto más o menos coincide con el comienzo de la toma de algunos medicamentos, te paso los nombres para que me digas si alguno de ellos puede tener que ver con este problema. Ellos son: Tizafen 4 (tizanidina; relajante muscular; uno antes de acostarme, por una contractura feroz por razones laborales), Bellargotina L.A. (alcaloides de belladona, tartrato de ergotamina, fenorbital; regulador de larga acción del tono neurovegetativo; uno antes de acostarme) y Di-Tiazidén (hidroclorotiazida; diurético; dos veces por semana).

Espero tu respuesta en La República. Muchas gracias.

Si bien el Tizafen podría incidir en tu deseo sexual, me inclino a pensar que es mayor problema el motivo por el que lo tomas. El orgasmo supone contracciones no sólo de los músculos pubococcígeos sino también pueden extenderse por la espalda, el cuello, las piernas, etc. y si estás con «una contractura feroz», tu sexualidad posiblemente se vea afectada por el dolor que te supondrían los movimientos dentro del juego sexual.

Hay momentos en que hay que hacer opciones y parecería que primero tienes que solucionar lo de la contractura, y luego preocuparte por no tener orgasmos. Si aún después tuvieras esa dificultad, sería necesaria una conversación personal para ver qué otra cosa puede estar incidiendo en tu respuesta sexual. Gracias por la valoración que haces de mi trabajo.

-Tengo 55 años y 30 de casado y siempre fui un buen marido, fiel, trabajador, honesto y hoy me puedo considerar una víctima del desinterés por parte de mi esposa del sexo. De dos años a esta parte ya se terminó todo, no puedo ni siquiera tocarla. Pienso que no es justo que a esta altura de mi vida tenga que autosatisfacerme o salir a pagar amor. Además no me satisface. Salí con una compañera de trabajo e hice un papelón porque no se me paró. ¿Qué hay de mis derechos? ¿Qué hay de los famosos deberes conyugales? Estoy en un período de frustración sexual. Mi mujer dice que me quiere, yo no le creo. Mis interrogantes están ahí. Le agradezco la atención y alguna respuesta.

Cuando dos personas forman una pareja se suelen realizar tres tipo de contratos: el primero, llamado «explícito» busca programar algunas cosas de cómo va a ser esa vida en común, es lo que se habla, ambos se comprometen, pero a la vez existen dos contratos implícitos con las aspiraciones que cada uno tiene sobre esa relación que no se han hablado y que, pasado un tiempo, ocasionará grandes decepciones porque cada cual «creía que…» y la realidad no se da así…

Las alternativas que quedan son: intentar hablarlo, recurrir a una terapia ambos o al menos tú solo, para ver si es posible solucionar las diferencias; el aceptar las cosas así como son y conformarte con una vida que no te resulta gratificante, o la separación. No creo que te haga feliz tener relaciones sexuales con quién no lo desea y dice que no te quiere, sólo porque en algún lugar está escrito algo sobre «deberes conyugales» o los «derechos» que sean… También sería lamentable que desearas continuar con ella sólo porque con otras no puedes…

Una pregunta que te sugiero hacerte a ti mismo es: ¿por qué tu esposa no desea tener más ningún contacto físico contigo?

La mayoría de las veces la respuesta es: porque no gozaba al hacerlo, no tenía orgasmos…

O sea, diríamos que tu mujer aceptó durante muchos años hacerte el gusto, tener relaciones sexuales sólo por que tú disfrutaras y tú no te preocupaste lo suficiente porque ella también sintiera placer… ¿Qué faltó que hicieras o dijeras para que ella deseara repetir el encuentro sexual?

Otro motivo puede ser que entre los dos no haya la armonía necesaria… y en este punto puede haber muchos elementos… desde la higiene (barba, bigotes, poca frecuencia en bañarse), hasta el estarla siempre criticando o no tener nunca una atención con ella y esperar que sea tu mujer la que siempre esté dispuesta para «servirte», no participar de las tareas de la casa por considerar que son propias de la mujer, etc. etc.

Pienso que una forma de ayudarte a decidir qué hacer en el futuro, puede ser recurrir a la terapia de pareja.

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