Clubes de ciencia. Reconocimiento a adolescentes de hogar rural de Rocha y a proyecto de hidroponía en Cárcel de Mujeres

Premian a jóvenes que sondearon si la ciudad los aceptaba por ser del INAU

¿Por qué un grupo de jóvenes del INAU se debe preocupar por si son discriminados o no? Eso fue lo que le pasó a los integrantes de un hogar rural de Rocha, que tal vez cargando con un prejuicio social, decidieron salir a la calle a conocer si esa sensación de «discriminación» era cierta.

Los jóvenes del Club de Ciencias «Me Quieres o me Discriminas», del Hogar Rural de Rocha, fueron reconocidos ayer por su proyecto científico-social, en el que recabaron la opinión de la ciudad sobre el parecer de sus habitantes hacía ellos. A su vez, las reclusas de la Cárcel Cabildo, también fueron premiadas por su proyecto de hidroponía y los avances realizados al respecto. Los primeros, jóvenes de un hogar rural que se preocuparon por si iban a ser aceptados por los vecinos del centro de la ciudad, a donde se mudarían en poco tiempo más con la institución educativa.

Federico, quien vino a recoger el premio en representación de sus compañeros, explicó a LA REPUBLICA que el proyecto «surgió por la idea de una de las coordinadoras». Especificó que «hay internos infractores y otros por amparo, pero muchos salen porque tienen otras actividades educativas fuera del hogar».

Tras el anuncio de las autoridades de que el centro se iba a mudar a la ciudad de Rocha, los alumnos por un lado «vimos que era un alivio para los compañeros que día a día debían viajar siete kilómetros rumbo al hogar, pero por el otro nos preocupaba qué recibimiento podríamos tener allí».

Es así que comenzaron a diseñar un proyecto científico social para conocer qué opinión tenían los vecinos sobre la presencia de un centro del INAU allí. «A veces se piensa que al ser del INAU somos malos o algo así», explicó Federico. Los resultados arrojados por la investigación de los propios jóvenes dio que 70% de los vecinos «estaban de acuerdo, ya que se veía con interés el hecho de que iba a haber un lugar más de educación en la zona», concluyó Federico.

 

Educación para todos

«Las cárceles no deben ser para mortificar», dice uno de los artículos de nuestra Constitución. «Tampoco todos los niños del INAU son infractores», explica Federico, quien asiste al Hogar Rural de Rocha.

Ambas instituciones: la Cárcel de Mujeres y el INAU tienen cosas en común y no son, en este caso, ni la privación de libertad ni las condiciones de vida, que en muchos casos son preocupantes.

Esta vez nos referimos a que ambas instituciones, o mejor dicho, las reclusas y sus docentes por un lado, y los jóvenes y sus docentes por otro, obtuvieron un reconocimiento por su labor científica, y por el desarrollo de nuevos conocimientos.

La Educación en los centros carcelarios es uno de los derechos humanos que nuestra Constitución obliga a cumplir. En el caso de la Cárcel de Mujeres, un proyecto de cultivos por hidroponía fue reconocido ayer el Ministerio de Educación y Cultura.

Los clubes de Ciencias cumplen este año su 32 edición. Los dos clubes reconocidos: el Club de Ciencias «Las Hidropónicas» y el Club de Ciencias «Me Quieres o me Discriminas» que obtuvieron ayer los reconocimientos «no porque sean proyectos correctos políticamente, sino porque fueron los mejores», dijo la ministra María Simon.

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