MUERTES EN EL FUTBOL

La primera víctima se produjo el 22 de setiembre de 1957 en el estadio de Belvedere, en un partido por el ascenso entre Sud América y Progreso. Carlos Héctor Gómez, al festejar un gol de su equipo, Sud América, «fue brutalmente agredido por parciales de Progreso. Poco más tarde, dejaba de existir en un centro asistencial», escribió en un informe, años atrás, el periodista de LA REPUBLICA Julio Cifuentes. La siguiente muerte fue el 30 de setiembre de 1959, nuevamente en Belvedere, en un partido entre Liverpool y Danubio por el ascenso a la B. A la salida del estadio se produjo una reyerta entre unas 300 personas y Julio Calognil falleció al recibir un impacto de bala. El 16 de setiembre de 1963 murió Hugo Avellino en un partido que jugaban Nacional y Wanderers en el Estadio Centenario. En 1992, el 19 de setiembre, en un partido entre Basáñez y Villa Teresa en la Bombonera, murió Wellington «Chumbo» Castro atropellado por el caballo de un coracero que intentaba reprimir una pelea entre ambas hinchadas. El 12 de junio de 1994, Walter Diego Posadas, de 16 años, hincha de Nacional, murió degollado por un parcial de Peñarol de 15 años, en las inmediaciones de la Plaza Maracaná.

La «violencia» tiene muchas implicancias

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