CONTRA LA OCUPACION Y LA REPRESION EN HAITI

La crisis de Haití muestra en toda su crudeza las políticas de Estados Unidos y sus aliados que, a través del Consejo de Seguridad de la ONU, defienden sus intereses estratégicos utilizando la «seguridad» que brindan tropas de ocupación, inclusive uruguayas.

«Duele y avergüenza que sean los ejércitos de países hermanos, quienes estén reprimiendo al pueblo haitiano. Necesitamos buscar otras formas de cooperación solidaria y comprometida, acordes a la ética de los derechos humanos y a su cabal respeto. Cada pueblo debe encontrar su propio camino y Haití no lo logrará en un contexto de ocupación, dependencia y asistencialismo» (Serpaj AL, 10/04/08)

UNO. Los haitianos se han volcado a las calles para luchar contra el hambre y la ocupación militar extranjera. Las políticas neoliberales han llevado a Haití a una situación dramática ­el 76 % de la población vive en situación de pobreza y el 45 % de los niños menores de cinco años sufre desnutrición­ se ha destruido la economía campesina y el potencial agrícola del país y el nivel de desempleo es creciente e insoportable. Haití producía hace 20 años, el 95 % del arroz que consumía; hoy importa a EEUU el 80 % del consumo de ese producto.

El detonante de la crisis ha sido el aumento de los precios de los alimentos básicos La semana pasada, el arroz el elemento esencial en la dieta de la población haitiana, duplicó su precio por bolsa, subiendo de 35 a 70 dólares. Paradójicamente, el presupuesto anual de esta Misión de Ocupación asciende a 535 millones de dólares, el 9 % del PIB del país ocupado, mientras la población carece de lo más elemental.

Existen enormes carencias de infraestructura por lo que dos tercios de la población no tiene acceso a la energía eléctrica y a más de la mitad de los haitianos no disponer de fuentes de agua potable. Como bien dice Serpaj AL «es absurdo pensar en una solución militar para un conflicto que nada tiene que ver con ello». (Serpaj AL, 10/04/08)

Didier Dominique, líder de Batay Ouvriye, organización que agrupa sindicatos de fábricas, asociaciones de trabajadores y militantes sociales caracteriza la situación:

«Haití está siendo destruido por intención explícita de quienes construyen paulatinamente un bolsón de mano de obra barata para sus propósitos capitalistas. El estado de severa destrucción social habilita el argumento de la ayuda de la comunidad internacional desde parámetros hegemónicos que solapan un proyecto de explotación como son las zonas francas y su conjunto de maquiladoras».

DOS. La protesta incluye el rechazo a la ocupación militar de la mal llamada Misión de Paz que ocupa su territorio desde junio de 2004. Existen múltiples denuncias que demuestran que las tropas ocupantes han violado en forma reiterada los derechos humanos con la más absoluta impunidad. La propia Minustah ha tenido que repatriar recientemente a 114 soldados de Sri Lanka por encontrarlos culpables de abuso sexual y violaciones de mujeres y niñas en varias regiones del país.

Haití está ocupado por 8.993 efectivos: 7066 soldados y 1927 policías. Este contingente militar está compuesto mayoritariamente por efectivos de Brasil (1211), Uruguay (1147), Argentina (562), Chile (502). La medida impuesta por ONU se fundamento en que Haití es una sociedad fragmentada, conflictiva y violenta que necesita el tutelaje de la comunidad extranjera. Casi cuatro años después, la «inseguridad» sigue colocándose como eje medular.

Las tropas uruguayas están destacados en Les Cayes, frontera sur, a unos 190 kilómetros de Puerto Príncipe, donde fueron asesinados varios manifestantes. «Son los únicos efectivos que están en esa zona», dijo ayer el economista Camille Chalmers, citado por La Diaria.

Ana Esther Ceceña y Aníbal Quijano denuncian «La situación, hoy, es de emergencia. Los gases lacrimógenos son lanzados contra la población indiscriminadamente. El número de muertos es incierto pero está confirmado que 3 de ellos fueron ultimados por las fuerzas uruguayas integrantes de la Minustah.»

Roberto López Belloso señala «Ante la gravedad de la situación, un oficial brasileño enviado de urgencia desde Puerto Príncipe se puso al mando de las acciones, apoyados por efectivos de su país y por policías chinos. En determinado momento según pudo saber Brecha, el nuevo jefe del operativo ordeno disparar «Munición viva contra munición viva y casi seguramente fue en ese momento que se produjo la muerte de cuatro o cinco manifestantes, sin que se sepa ­ante la contradicción de distintas fuentes­ de que nacionalidad fueron los soldados que hicieron los disparos mortales». (Brecha, 11/4/08)

El ministro (interino) de Defensa Nacional, Jorge Menéndez, rechazó las versiones provenientes desde Haití en las que se aseguran que algunos soldados uruguayos apostados en aquel país han sido responsables de provocar bajas entre civiles (La República, 11/04/08).

Sea cierta la versión de unos u otros es indiscutible que las tropas de la Misión de Ocupación ­de la que forman parte más de un millar de uruguayos­ mataron a 4 o 5 manifestantes y eso es gravísimo. Obviamente que este crimen ­sea el ejército uruguayo autor o coautor­ muestra uno más de los errores más lamentable del gobierno y de la mesa política del Frente Amplio en política internacional.

TRES. A partir de estas comprobaciones reiteramos algunas preguntas fundamentales que hicimos en está página (7/07/2007): ¿Por qué nuestro gobierno sigue manteniendo soldados en Haití? ¿Por qué compañeros que vivieron bajo el despotismo militar y se definen contra el terrorismo de Estado pueden avalar esta barbarie? Y agregamos otras ¿Por qué la Mesa Política del Frente Amplio resolvió el 26/11/07 por mayoría aprobar la permanencia de las tropas uruguayas en Haití hasta fines de 2008?

Cuesta pensar que los que deben contestar estar preguntas olvidaron la discusión parlamentaria de julio de 2004, en la que el Frente Amplio se opuso claramente al envío de tropas propuesto por el presidente Jorge Batlle. Algunos senadores manejaron argumentos contundentes: Reynaldo Gargano dijo «Las fuerzas de paz van a convalidar a un usurpador del poder y se enfrentarán a situaciones peligrosas» y Eleuterio Fernández Huidobro, sostuvo: «Estados Unidos lanza la guerra y después llama a la ONU para que arregle las cosas. Estados Unidos fomenta el derrocamiento de Aristide y ahora pretende que otros resuelvan el entuerto».

Eso mismo dice hoy desde Haití Didier Dominique, líder de Batay Ouvriye: «Se levantó el pueblo en contra de la miserable «vida» llena de hambre y desilusión a la cual le están sometiendo. También, como habíamos previsto, la represión no se hizo tardar. Sangre, muertos… Las fuerzas armadas de la Minustah rindieron en pleno el propósito que habían venido a cumplir».

Haití no precisa tropas de ocupación, requiere ayuda solidaria para recuperar sus condiciones de vida y de autodeterminación: brigadas de alfabetización, de salud, de cooperación agrícola y de atención sicológica a la población atemorizada.

Ha llegado la hora de retirar las tropas uruguayas de Haití. El respeto a los derechos humanos, la autodeterminación de los pueblos, la dignidad nacional y lo concepción antiimperialista de la izquierda uruguaya así lo exige.

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