Villa Cardal. Proyecto de una computadora por niño transformó el pueblo. En todo el país se invertirán U$S 50 millones.

Plan Ceibal: revolución tecnológica al servicio de la evolución educativa

En Cardal el aire parece respirarse más lentamente. El viento a veces se encapricha y levanta la bandera uruguaya para que flamee por algunos minutos en la entrada del patio de la única escuela. Lo curioso es que las hojas de los árboles siguen en su letargo. Como si estuvieran dormidas.

 

Espera

Luego del mediodía el timbre se acompañó del respetuoso pero fatigado «hasta mañana» de un grupo de niños que en su corrida por el patio intentaban sacarse las túnicas casi a los tirones. Las moñas rebeldes se hicieron un nudo y todo intento fue en vano. Las 16 bicicletas que descansaban en el cordón de la vereda de pronto desaparecieron. El patio quedó vacío. Sólo unos pequeños pasos respondían al cantar de los pájaros.

Su mochila tenía la cara de Floricienta, tal vez desgastada por la lluvia. En su mano derecha, como una cartera, hamacaba su computadora verde manzana. Se sentó en el banco del patio y esperó pacientemente la llegada de la hora de entrar. En 45 minutos comenzaría la clase de Ximena, que en segundo año trabaja diariamente con su laptop en el proyecto de la clase: un blog donde se presentan desde dibujos a investigaciones.

 

Todas las voces

La madera del patio de la escuela guarda algunos rayones, no del daño humano sino del tiempo y la lluvia que seguramente se desliza en cada aguacero por las tejas y cae por los soportes de madera pintados de blanco y verde.

Las voces de las niñas superaban en sonido e intensidad a las de los varones. En un salón cantaban una canción que hablaba de un tambo y un toro. La maestra de música, con su teclado, marcaba el tono, y ellas vocalizaban. Un niño nos hizo una seña. «Ya pueden venir». María Jesús Bentancur, también profesora de informática en Secundaria, tiene a su cargo la clase de quinto año de la Escuela Nº 24. «Vamos a darles la bienvenida a los periodistas del diario», dijo con voz amable. Los niños se pararon. Las sillas crujieron en el piso. «Buenas tardes», saludaron. Luego se sentaron y volvieron a fijar su mirada en la pantalla.

 

Libros y PC

En pequeños grupos los niños se concentraban frente a sus laptops. Algunos no las tenían. «Se nos rompieron», dijo una de las alumnas. Uno de los objetivos del Plan Ceibal en su etapa piloto era conocer las fallas con las que los maestros y alumnos se podían encontrar. Uno de los mayores inconvenientes se produjo en el teclado de algunas computadoras.

«Nos explicaron que tiene un cable muy fino y se corta fácilmente», aseguró Bentancur. El ejercicio que tenían los niños de quinto año era el de transcribir el texto de un libro a sus computadoras. «Hemos mejorado notoriamente el aspecto de lectoescritura. Ellos ahora están leyendo más que antes y a su vez están escribiendo más», enfatizó. Además las laptops les sirven «para hacer ejercicios de aritmética y geometría viendo las figuras en la computadora», agregó.

La llegada del Plan Ceibal a Villa Cardal cambió a todo el pueblo. Hoy los niños esperan que lleguen las nuevas computadoras. «Toda la comunidad cambió; están todos pendientes de esto», dijo la maestra. Los adultos se comunican con sus familiares en el exterior y algunos niños colaboran con sus padres en la contabilidad del hogar. Brian, por ejemplo, logró grabar a un gato tomando de la teta de una vaca. «Mirá cómo el gato toma de la teta de la vaca», indican en la pantalla. Luego escribe en la barra de direcciones www.google.com. Allí entra al buscador de mapas y pone «Cardal Florida Uruguay». «Ahí hay un auto», explica. Muestra el parque y ubica la escuela y su propia casa en la foto satelital.

María del Rosario Chiarla tiene 27 años de docencia. Está a cargo de segundo año. A pesar de la inicial negativa de Chirla, según una encuesta realizada es la que más trabaja con las computadoras. «Es verdad, yo tenía miedo de enfrentarme a las computadoras. Nunca había hecho nada con ellas», dijo.

 

Recibí un mensaje

Silvina, de 11 años de edad, está en quinto año. Cada vez que tecleaba en su laptop, sus deditos eran demorados por sus ojos para revisar cada detalle. Brian y Agustín preparaban una copia del blog de su clase ya que al otro día viajarían a Montevideo a presentar su trabajo en una conferencia y no iban a tener acceso a Internet. Silvina, mientras tanto, nos confirmaba algo que se notaba en sus ojos: «Además de entretenido es muy fácil».

La maestra le pidió a Brian que nos mostrara sus dibujos. «Esto es un dragón, lo hice yo: le saqué una foto y lo colgué», explicó. Juliana elevó su voz. «Maestra, recibí un mensaje». Varios de sus compañeros se juntaron alrededor de Juliana. «A ver, léelo», le decía la maestra. «Hola, me llamo Gabriel y soy un enfermero uruguayo que vive en Barcelona», leyó Juliana. «Pah, de Barcelona», dijo Brian, y agregó: «Es en España».

El mensaje enviado a Juliana se debía a uno de los artículos publicados por ella en el blog de quinto. «Una patria se construye con esfuerzo», decía el mensaje de Gabriel al finalizar, y Juliana mordía sus labios, que con cierta ansiedad soltaron desde su suave voz: «Le voy a escribir».

 

Pedido al Presidente

La mayoría de los 1.500 habitantes de Cardal vive de la producción lechera. Hace dos semanas se realizó la Fiesta de la Leche, que congregó a productores, visitantes y pobladores de la denominada «cuenca lechera».

Pueblo de estación de servicio que comparte local con ferretería, panadería y almacén, o de parrillada que en una pieza contigua tiene un ciber café, apabulla de tranquilidad a la hora de la siesta. A veces un tango rezonga la tarde desde alguna casa, siempre de techos bajos, con puertas abiertas y palomas que nos ven pasar. Los liceales miran con curiosidad nuestro paso, murmuran algo. «Deben de venir por la escuela», comentan.

En los últimos tiempos la escuela de Cardal no deja de recibir a curiosos, políticos, periodistas, docentes y alumnos de otras escuelas. «Decile al Presidente que venga», pidió Guillermo, de segundo año. «Quiero que vea lo que estamos aprendiendo. Vino sólo una vez y le queremos mostrar lo que estamos haciendo con nuestras computadoras», expresó a modo de pedido.

 

La forma de enseñar

Desde que se llevaron las computadoras a Villa Cardal no sólo se produjo un importante cambio cultural en el pueblo, sino que también se comenzaron a estrechar los lazos entre la población. «Si pasa algo con las computadoras, todas aquí se enteran», dijo Laura, pobladora de Cardal que si bien no tiene hijos en edad escolar, considera que la aplicación del plan piloto allí los «ayuda a todos».

El Plan Ceibal, que otorga una computadora por niño, derribó primero la teoría de muchos docentes y no docentes sobre el uso excesivo de la computadora. «Nosotros la usamos unos 40 minutos diarios», dijo la maestra Rosario. «Yo he observado que no están todo el tiempo con la computadora», dijo José, padre de un alumno de la Escuela Nº 24.

«No han dejado los libros de lado, como todos pensaban», afirmó la maestra María Jesús, que no se cansa de testimoniar su experiencia, como cada uno de los alumnos de la Escuela Nº 24.

Cardal ahora cuenta una gran historia. Una pequeña localidad lejana a Montevideo, rodeada de tambos y frescos aires junto a la vía del tren, que a veces esconde el murmullo del silencio de la cuenca lechera, cuando el silbato de una vieja locomotora anuncia su paso.

Cuenca lechera e innovación educativa. En Villa Cardal, departamento de Florida, se aplica desde este año el Plan Ceibal, en la escuela número 24 «Italia». Los alumnos aprenden con su computadora mientras recorren el mundo a través de Internet.

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