ENTREVISTA A JORGE JELLINEK

Un hijo del cine

Jorge Jellinek es periodista y se especializa en crítica cinematográfica. «Estoy en esto desde hace mucho tiempo», cuenta. Formó parte durante una década del equipo de «Ultimas Noticias», y confiesa que anduvo «por el mundo».

Actualmente trabaja en el internacional «Tiempos del mundo» y escribe para otras publicaciones de Inglaterra y Estados Unidos a modo «free lance». Viaja a menudo para participar y presenciar festivales similares a los que dirige por aquí. Por estos días actuará como jurado en el Festival de Mar del Plata. Dedica gran parte de su tiempo a estos eventos. Sólo en Uruguay organiza tres: el de Punta del Este, el de Montevideo y «Piriápolis de Película», realizado en agosto en el Argentino Hotel. Además, es vicepresidente de la Asociación de Críticos uruguaya.

Desde hace nueve años está vinculado al Festival de Cine de Punta del Este. Primero fue su jefe de prensa, y luego, en ediciones posteriores a la del 99, trabajó en distintas tareas: hizo catálogos, organizó actividades, y este año llegó a ser director de programación. «La perspectiva es continuar el año que viene y organizar un festival de mayor relieve internacional», asegura. Se propone «armar una sección competitiva fuerte, con dieciocho películas, y traer figuras importantes para integrar el jurado y así lograr un premio prestigioso, «aunque todavía no sea importante económicamente». Para ello llegarán invitados desde Europa, Asia y Latinoamérica. También habrá una sección de cine documental, que aborda temáticas como la inmigración o los derechos humanos. «Falta difusión ­reconoce­ y para eso habrá que trabajar».

 

Sin subestimar

«Hoy en día tenemos un gran llamado del cine independiente. En todas partes del mundo existen inversiones para el cine alternativo, que llega a las carteleras normalmente. Es atractivo para un público común, si así definimos a aquél que tiene interés en algo más que el pasatiempo de comer pop en una sala mientras se ve una cosa divertida», sostiene Jellinek. Reconoce que este último tipo de público «no está interesado en tales materiales», y que no es a él al que apuntan. En cambio, su objetivo es «un público que en el cine busca algo distinto, al que le gusta pasar el rato pero quiere que, a la vez, se le dé algo más».

Jellinek define al cine como un entretenimiento, un mercado y un comercio, pero por sobre todo como «cultura y arte. El crítico admite que muchas veces «el problema no es el público», sino lo que se le ofrece. «Se tiende a menospreciar el gusto de la gente, pero si te doy un producto de mala calidad y no tenés otra cosa por qué optar, no vas a poder elegir», dice.

No considera el cine que ofrece como elitista. «Es para masas», afirma. «Por supuesto, los comentarios llegarán a todo el mundo y puede tener nominaciones para el Oscar. El festival abre el juego para que los turistas se hagan presentes y puedan ver películas de su país antes de que se estrenen allí, pagando entradas más baratas».

Uruguay no puede competir aún con las fiestas mundiales de cine, pero Jellinek no se desanima, y piensa que es muy posible conseguirlo. Los presupuestos, obviamente, son diferentes: «En Europa se invierten millones de dólares para lograr una excelente programación y llegada al público». Los especialistas llaman a este fenómeno «supermercado», porque «hay de todo».

En América del Sur, en cambio, el presupuesto es muy limitado y con él «hay que hacer lo mejor que se pueda». A esta situación se la denomina «boutique», porque «se venden ciertos productos limitados».

Acerca de algunas críticas que reciben los organizadores de los festivales de nuestro país por no promover la llegada de «estrellas de Hollywood», Jellinek opina: «Eso no deja nada. De una estrella se puede vender su imagen, pero sólo en un momento puntual. Cuando se vaya, nuevamente volveremos a la realidad». Hay quienes preguntan si este cine da ganancias. «Sí», responde convencido el crítico. «Es una inversión que genera movimiento económico en la zona, y eso deja dinero al Estado. Hay que verlo así», sostiene. Subraya que la industria se debe visualizar con perspectivas de desarrollo y de generación de trabajo, ya que se trata de «un polo de atracción turística».

Opina que en Uruguay «hay que buscar el aporte del Estado y no recargar la responsabilidad en los municipios», ya que, en definitiva, éste es «un movimiento internacional».

«A mí me han llamado radios de España o Italia. Comprar un aviso en esos medios sería imposible. Por otra parte, la televisión española pasó varios minutos hablando de Punta del Este. Eso es publicidad real: que venga una actriz española muy famosa, como Lola Dueñas, y que cuando vuelva a España diga que todo estuvo bárbaro», afirma Jellinek convencido. «Espero que esto lo asimilen las autoridades, y decidan apoyarlo. Si no existiera su festival de cine, Cannes sería una ciudad más, a la que nadie le daría bolilla».

 

Cine que deja cosas

Un día frío, de lluvia, un niño o joven entra a un cine. Entonces un recuerdo le pertenecerá para siempre.

«Quizá las películas que más me han marcado son las que vi en mi infancia. Todos tenemos experiencias de la niñez, de esos días lluviosos en que vimos una película y sus imágenes nos quedaron para toda la vida. Las recordaremos aunque las hayamos visto hace 30 años», dice Jellinek. «Hay películas que uno ve y vuelve a ver y siempre encuentra cosas nuevas. «A mí me gusta el cine que me desafía y me hace pensar; el que me permite descubrir algo nuevo y me transmite cosas de las que yo no tenía idea» añade. Sé que hay personas que han visto una determinada película 40 veces. Hay algo que las conecta a ella, que les toca una fibra profundísima». Eso es cine. *

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