VIEJO RECLAMO DE LA COMUNIDAD SORDA SE CONCRETO EN LA UNIVERSIDAD DE LA REPUBLICA

Los sordos podrán cursar la carrera que elijan acompañados de un intérprete

En el año 2006 sólo un joven uruguayo con discapacidad auditiva pudo acceder a una carrera terciaria. Del año 2003 a la fecha alrededor de 10 jóvenes sordos no pudieron ingresar a la Universidad de la República.

Este año el panorama para la comunidad sorda tuvo un giro y las personas con esta discapacidad podrán anotarse en cualquiera de las carreras que ofrece la universidad pública.

El acceso a la educación formal de forma igualitaria es una realidad gracias a una iniciativa de Bienestar Universitario de la Udelar y que transforma a Uruguay en el segundo país en América Latina en brindarle a la persona sorda las posibilidades de acceder a la educación terciaria, para así obtener un título profesional.

En Uruguay existe la Ley Nº 17.378 que regula el derecho a la educación de los sordos, pero «tiene importantes carencias» dijo a LA REPUBLICA la directora de Bienestar Cristina Rovira, quien explicó además que dicha ley prevé que el Ministerio de Educación y Cultura dé apoyatura a niños y adolescentes en la educación primaria y secundaria, mediante la formación de grupos especiales, aunque no se regulaba el nivel terciario dejando así a una comunidad relegada del sistema.

La polémica durante muchos años giró entorno a si era el MEC que debía dar respuesta al tema o si la propia Universidad por su autonomía debía tomar parte en el asunto.

 

Asegurar el ejercicio de los derechos

El 25 de julio del año 2001 la Cámara de Representantes aprobó la Ley Nº 17.378. El primer artículo de la ley reconoce a todos los efectos a la Lengua de Señas Uruguaya como la lengua natural de las personas sordas; el segundo artículo establece que el Estado apoyaría las actividades de investigación, enseñanza y difusión de la Lengua de Señas Uruguaya.

Y en el resto de sus artículos ­en total la comprenden siete­ se decretaba que el Estado debía asegurar a la comunidad sorda y asegurar el efectivo ejercicio de sus derechos, a la información, el acceso al servicio de la lengua de señas y a los medios técnicos necesarios para mejorar su calidad de vida.

El tiempo hizo que las riendas las tomará el servicio universitario y en ese sentido su directora, Cristina Rovia, expresó al contar sobre su contacto con la problemática de la comunidad sorda: «Quedé azorada al ver la importancia del tema y la ausencia de respuestas a nivel nacional».

Los trabajos comenzaron en conjunto con la Asociación de Sordos del Uruguay, el Centro de Investigación y Desarrollo para la Persona Sorda (Cinde), un grupo de padres y el Servicio de Bienestar Estudiantil.

En el mes de junio el servicio social universitario presenta en sus proyectos quinquenales su propuesta de apoyo a los estudiantes con sordera, mediante la contratación presupuestal de intérpretes de lengua de señas, proyecto aprobado durante este año.

Los avances continuaron ayer cuando la dirección del Servicio Central de Bienestar y Cinde acordaron la contratación de dichos intérpretes dejando sentado que podrán inscribirse en cualquiera de las carreras universitarias estudiantes sordos este año o el próximo según lo decrete cada institución.

 

Lugares de inscripción

Las personas sordas que quieran comenzar a estudiar deberán dirigirse a la de la facultad que eligieron. Allí deberán inscribirse y el personal universitario les entregará un talón que deberán llevar al Servicio de Bienestar, ubicado en la calle José Enrique Rodó para poder habilitar el intérprete que los acompañará durante su carrera.

Cada bedelía universitaria deberá tener en su cartelera la información de que las personas sordas podrán inscribirse para los cursos en esa institución y qué deben hacer.

La directora de Bienestar estima que para el año 2010 la Udelar contará con 50 estudiantes sordos, pero mientras tanto «se deberá seguir estudiando políticas sociales para que en cada centro universitario ingrese un discapacitado auditivo».

Para la licenciada, si bien existen carencias para acceder a una educación formal, las que considera «enormes», el acceso a ella de las personas sordas «no es un problema de infraestructura sino de voluntad política para incorporar a nivel terciario la carrera de lenguas de señas, y por otro lado dotar a las infraestructuras educativas de esos intérpretes».

Desde su dirección manifestó que se encuentra satisfecha con el logro, y reflexionó que esa es la meta del Servicio de Bienestar: «Debe ser la responsabilidad de Bienestar, trabajar en aquellas necesidades que el medio no tiene cubierto para democratizar la enseñanza».

El acuerdo fue firmado ayer en la sala Maggiolo de la Universidad con la participación del rector de la Udelar, Rodrigo Arocena y el presidente de Cinde, Omar Pereira De Souza. En ese contexto la directora del Servicio de Bienestar fue homenajeada por la Asociación de Sordos del Uruguay como persona «honoris causa» de la institución, por su dedicación solidaria y trabajo ante la problemática. *

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