Espósito dijo que el vandalismo "no es una cuestión de pobres" sino que se extiende a barrios como Pocitos y Villa Biarritz

Vandalismo: no cesan los destrozos y robos en carteles de publicidad urbana

Se perdieron los valores y la cultura del trabajo, y se fracturó la sociedad por falta de sustento económico. Con estas palabras, el director de Espacios Públicos de la Intendencia Municipal de Montevideo, Daniel Espósito, analizó los permanentes actos de vandalismo que se registran en la ciudad. Y que, entre otros, tienen como blanco al mobiliario urbano.

Por tratarse de estructuras vidriadas, los carteles de publicidad instalados en veredas, refugios, papeleras y en todo tipo de mobiliario urbano reciben destrozos y robos con frecuencia. «Rompen los vidrios, roban las instalaciones eléctricas de los paneles luminosos y hasta se llevan el metal para luego comercializarlo», detallaron ayer a este diario desde Espacios Públicos.

Según detallaron desde esa repartición municipal, la empresa J.C. Decaux, que tiene instalados más de dos mil muebles de este tipo en Montevideo, debe «arreglar permanentemente los destrozos que se producen». En algunos lugares directamente se sustituyen los materiales por otros más baratos, como colocar plástico en vez de vidrio». Es más, determinadas estructuras son cambiadas de sitio.

El vandalismo no discrimina: los destrozos y robos se registran en todos los barrios de Montevideo. Pero los motivos cambian según la zona. «En la periferia el mobiliario es robado para después venderlo, pero en zonas como el centro y la costa se rompe por gusto», manifestaron.

 

Con algunas sustancias encima

Espósito está convencido de que «el vandalismo no es una cuestión de pobres.

Los pibes bien de Pocitos o Villa Biarritz que, con algunas sustancias encima, arman picadas en la rambla y se llevan por delante un monumento o un árbol, o imprimen grafitis con su banda de rock preferida también son responsables de esta situación».

Los fundamentos que dio el director de Espacios Públicos a la hora de referirse a los daños que recibe el mobiliario urbano «están directamente relacionados con la cultura». Si bien sostuvo que hay que mantener, restaurar y recuperar todo aquello que se destruye, «lo principal es trabajar en los problemas sociales y culturales que se van distorsionando y provocan esta situación».

Por esto, «si una escribana pone una placa de bronce en la puerta de la oficina se la roban, si se limpia una pared al otro día aparece nuevamente escrita y si se coloca un timbre también se lo llevan».

Para Espósito, «esto traspasa los límites de la delincuencia urbana. Se trata de un fenómeno de múltiples dimensiones». Aunque admitió que es un objetivo a largo plazo, el funcionario municipal dijo que para revertir esta conducta hay que «recuperar la cultura del trabajo y la disciplina que el empleo imprime en las personas».

Cuando hay eventos masivos los actos vandálicos aumentan. «Ahí influyen factores como la droga y el alcohol. Y también la transmisión de la cultura de otros pueblos, por ejemplo, cuando en un clásico de fútbol entre Boca y River rompen todo. Eso también influye». *

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