Un uruguayo exiliado que vino para disfrutar del triunfo de la izquierda

"Una revolución de la esperanza"

Melchor Roel Rivas se encuentra en nuestro país en un momento especial: la izquierda es gobierno y para él no es un detalle menor. Es un militante de alma y vida en sus comienzos en el Partido Comunista y luego en el PC de España. Piensa que en América Latina las coordenadas que se están dando son tremendas y el pueblo uruguayo está por encima de ellas.

A sus 21 años de edad fue expulsado de nuestro país un 26 de setiembre de 1975. En ese entonces Melchor era militante del PC. «En Uruguay me subieron al barco y me llevaron directamente a España, hicimos una parada en Buenos Aires pero como eras expulsado no te dejaban bajar», cuenta Melchor.

«De ahí directamente fuimos a Galicia allí tuve que hacer el Servicio Militar en el sur de España donde te calificaban como punto rojo si tenías antecedentes».

Hoy vive en Viveiro una comarca de Telurio, su familia la cual conformó en el exilio esta integrada por sus dos hijos y su señora, de profesión maestra. Se radicó allí en el año 80 después de haber estado un tiempo participando en Divisiones Sindicales Obreras. Aclara que no está de acuerdo con la calificación Dirigente entonces utiliza el término División, para él nadie dirige a nadie, «es algo muy pomposo porque cuando dejas de pertenecer a ese órgano eres un tío más».

Su vida siempre se caracterizó por su fuerte militancia en los partidos de izquierda tanto en su país natal como en España donde estuvo mucho tiempo en el PC, fue concejal del Partido a la vez que participaba de las Comisiones Obreras. En entrevista con LA REPUBLICA Melchor contó detalles de su vida.

–¿Continuaste con tu militancia política en el exilio?

–Sí. Estuve yendo a Madrid durante 14 años porque estaba en la Dirección de la Organización Pública de Comisiones Obreras. Hasta que en abril de 2003 me presenté por el Partido Socialista y ganamos las elecciones en Viveiro, un pueblo donde el último gobierno de izquierda que existió fue en el año 1936, en esa época los fusilaron a todos menos a dos. O sea que fue en pequeñito (se ríe refiriéndose al triunfo de la izquierda en Uruguay) pero fue quitar a toda la derecha, nadie se creía que podíamos ganar.

Ahora estamos haciendo un trabajo de transparencia, un trabajo que hay que hacerle a la derecha sacarles todo.

–¿Cómo te sienta ese nuevo puesto?

–Pues con mucho trabajo producto de la situación en que nos encontramos. Porque yo creo que la derecha muchas veces ocupa el poder que tiene para gobernar y rehacer todas las estructuras democráticas, la participación, no es fácil.

Todo eso lleva a que uno empiece a trabajar a las ocho y media de la mañana y acabe con el sol.

–¿Cómo ves el triunfo de la izquierda en nuestro país?

–Yo creo que este triunfo además de histórico es que se está viviendo una revolución de la esperanza. La gente se ha dado cuenta de que el cambio era necesario y además que es posible.

Yo he pasado una bandera cada vez que hablaba de Uruguay. Algo que nadie puede repetir esto va más allá de un maracanazo, es en el único pueblo del mundo que le ha ganado un frente a una dictadura. Y eso dice mucho de un pueblo. Creo que hay demasiado para atrás.

Veo que hoy la situación va a ser complicada pero se va a salir adelante, además se están dando unas coordenadas políticas a nivel de Latinoamérica muy importantes. Ya se está hablando de algo más allá de lo que es el Mercosur.

Hay un debate en todas las direcciones políticas, sindicales, empresariales, en el cual ya no se están dando solamente una unidad económica, se habla de una necesidad de resistencia, yo creo que es un proyecto que tiene que cuajar y si cuaja va a ser un proyecto agresivo económicamente hablando, un proyecto de futuro.

Las coordenadas son tremendas y el pueblo uruguayo está por encima de todas ellas, incluso me atrevo a decir -sin menospreciar ningún proceso- que el pueblo uruguayo ha llenado de participación todo ese nuevo proceso que se está viviendo en Sudamérica.

–¿Cómo se está viviendo en España ¿cómo lo ve?

–La España progresista, la España que luchamos contra la guerra, la España que hemos peleado durante muchos años para que tenga un pequeños estados de bienestar social, la España que cree en más libertades, en independencia de criterios políticos, la España que cree que Europa tiene que seguir avanzando, tiene una alegría enorme por el pueblo uruguayo de que haya conseguido su objetivo. Y mi objetivo como uruguayo era estar acá.

–Melchor, ¿te sentís uruguayo o español?

–Yo siempre digo que para resumir y no decidir todo lo bueno y lo malo que tengo se lo debo a Uruguay.

Pero allá me dicen «el uruguayo», sigo tomando mate con mi termo de Peñarol.

Mi gente del Sindicato gallego me dice «el uruguayo» o el «gualegüachu» y todo el mundo sabe que yo no hablo ni gallego ni uruguayo, hablo «gualegüachu».

–¿Qué música te guardás de Uruguay?

–Lo he ido recopilando poco a poco porque las Fuerzas Armadas me llevaron, todos los discos también desaparecieron.

«Musicación 4 y 1/2″, entre los mojos de Horacio Buscaglia, la improvisación de Urbano Moraes y la voz de Rada.

Y todo lo que se podría tener de acá, Opus Alfa, Días de Blues, el Sindikato, todo lo que hay y hubo de Rada, Los Olimareños.

–¿Tenés contacto con uruguayos que están viviendo en España?

–Menos del que querría, pero hemos hecho algunas cosas. Cuando murió Líber Seregni nos juntamos para hacerle un homenaje. También tengo relación con mucha gente que vive en el país, nos intercambiamos información, y ahora mismo vamos a hacer un encuentro con los uruguayos de toda la comarca y vamos a recibir al cónsul uruguayo en Galicia.

–¿Cuál es tu trabajo como alcalde?

–Lo primero que tenemos que hacer es no molestar. ¿Qué significa esto? Cuando hay alguna iniciativa, cuando hay fórmulas de participación facilitarlas y después tomar las decisiones, pero una vez que se toman hacerlas cumplir.

Estamos empeñados en la «Participación Ciudadana», que la gente sepa que estamos trabajando y vamos a seguir trabajando y que cuando lleguen las próximas elecciones tengan la oportunidad de devolver nuestro trabajo y que ha sido hecho con transparencia, aquello de que uno se puede equivocar pero lo que no puede es afanar.

–¿Cómo definís tu militancia?

–Yo llevo toda mi vida militando, con el Frente Amplio en el PC y en la CNT. En esa época trabajaba en los talleres de Cutcsa y estudiaba en el nocturno del IBO que era mixto por la noche. Militaba, estudiaba, trabajaba y vivía, de las cuatro cosas hoy dejé de estudiar.

Ser militante es estar comprometido con una idea y con uno mismo, estar comprometidos lo que hacemos y para eso se tiene que estar con convicción.

–¿Volverías a Uruguay?

–Si no tuviera responsabilidades es un momento precioso para volver.

Llevo viniendo acá varias veces a través de las Comisiones Obreras con representantes a seminarios que ha hecho el PIT-CNT. Pero esta vez no he venido nada más que a disfrutar del triunfo. *

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