DD.HH

Director de la Secretaría de DD.HH de Presidencia, Nelson Villarreal, dijo que en la sociedad uruguaya no hay pérdida de valores

En entrevista con La RED21, Nelson Villarreal, novel director de la Secretaría de Derechos Humanos de Presidencia de la República, reflexionó acerca de la violencia en el fútbol, y afirmó que “el país tendría que tener una mirada retrospectiva y preguntarse ¿cuándo se quebró el pacto de convivencia?”. Luego agregó que “faltó la construcción de un mecanismo de inserción social que sí comenzó a construirse en la última década”.

-¿Qué actividades están previstas para el próximo sábado 10 de diciembre, Día de la Declaratoria Universal de los Derechos Humanos?

Reivindicar los derechos humanos, es una conquista por construir la paz.

-La idea es que diciembre, sea el mes de los derechos humanos. Este año organizaremos eventos puntuales, pero para el 2017, queremos instalar que no solo en diciembre sino que durante todo el año, se reflexione sobre los derechos humanos. El próximo sábado 10, que se conmemora la Declaratoria del año 1948, vamos a realizar lo que ya hace 7 años se conmemora y es “La Mesa para la Paz”, que es un encuentro que intenta plantear el tema de la convivencia como condición para garantizar, respetar y fomentar los derechos humanos. Se realizará en la Ciudad de Fray Bentos (Río Negro), con la intención de que la sociedad civil, el Estado, las representaciones diplomáticas extranjeras, organismos de diferente tipo, podamos encontrarnos en un día que desde 1948 se planteó “sí a la paz” ante el terror que implicó la guerra. Hoy reivindicar los derechos humanos es también una conquista por construir la paz y los derechos en la vida cotidiana. El lema de la jornada del próximo sábado es “Iguales en las diferencias y en la Integración” tratando de reconocer que la igualdad, supone reconocer las diferencias y es en la integración social, territorial y cultural que se desarrollan.

-¿En sociedades atravesadas por la violencia, cómo transversalizar las políticas de derechos humanos?

El problema de la violencia, es un problema histórico de la convivencia humana.

-La violencia es parte de lo humano, la cuestión es como la situamos. Esto implica como incorporar los derechos humanos, para que no sea algo abstracto. Es decir, el reconocimiento del otro no como un enemigo sino como una posibilidad. Esto ocurre a partir de procesos educativos, institucionales, y la construcción de prácticas de convivencia. Este mes, queremos convocar a los medios de comunicación y reflexionar de cómo favorecen los imaginarios que se instalan del “otro” y del “diferente”. Es decir, se instalan como la “cosificación”, como la agresión, o se instalan  como la posibilidad de resolver conflictos y tomar acciones que nos permitan construir la convivencia. El problema de la violencia, es un problema histórico de la convivencia humana, no es hoy la sociedad más violenta que en otros tiempos. En el siglo XIX se decía que Uruguay era “la tierra purpurea”, es decir, el lugar donde la sangre corría. Hubo un pacto social a principios del siglo XX, que permitió que la sociedad construyera institucionalidad y reconocimiento del “otro” y estamos hoy ante el mismo desafío, como se puede lograr construir prácticas que instalen el reconocimiento del “otro” en la convivencia, para que la violencia, que es una respuesta al conflicto, se transforme en una respuesta de negociación, y de acuerdos. Por tanto, es una construcción de la libertad humana, que se efectiviza si todos se comprometen en el reconocimiento del “otro” como un igual en la diferencia y no como un enemigo.

-Su asunción en este cargo es reciente (setiembre 2016) ¿cuáles serán los ejes de su trabajo?

Queremos una visión integral de los derechos humanos y no solo focalizado en agendas particulares

-El plan estratégico 2015 – 2020 ya fue definido por mi antecesor, el Dr. Javier Miranda (actual Presidente del Frente Amplio). Mi idea es darle una impronta, que es que los derechos humanos se tienen que abordar de forma integral. Hoy probablemente los derechos humanos se conciben focalizados en agendas particulares, que tienen que ver con la cuestión de género, la cuestión racial, que son derechos fundamentales, como vimos el 25 de noviembre cuando se conmemoró el Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres. Pero esto tiene que estar dentro de una visión integral de lo que significa el respeto a la dignidad humana, de las personas y de los pueblos. A partir de ahí, hay 5 ejes que son fundamentales. Lo primero es que los derechos humanos están vinculados a la democracia, no hay posibilidad de pensar, actuar los derechos humanos por fuera de la democracia y nos preguntamos ¿cómo procesamos democracia? La respuesta es viendo lo que está sucediendo en el mundo. El deterioro de la democracia, es el deterioro de los derechos humanos cuando la participación, la representación y la deliberación no se dan de forma efectiva. Lo segundo los derechos humanos vinculados al bienestar. Esto supone la economía, el desarrollo sustentable, las condiciones para que estos derechos sean una realidad en la apropiación económico – social. Tercero lo que tiene que ver con los derechos humanos y la cultura, es necesario pensar los derechos humanos a través y desde la cultura, no solo desde la perspectiva de lo artístico sino como subjetividad y espiritualidad. Trabajar los derechos humanos sobre los imaginarios que construye la sociedad es fundamental. Las espiritualidades como ese espectro amplio que va desde las religiones hasta las prácticas más genéricas por ejemplo “el yoga en cárceles”. En cuarto lugar los derechos humanos y la educación, vincular la autoafirmación de los derechos humanos desde los procesos educativos. Nuestra idea es poder dialogar con los medios de comunicación, y con las instituciones ¿Cuáles son los imaginarios colectivos que estamos instalando? Tenemos que interpelarnos más que para decir está bien o está mal, sino analizar, discernir para poder valorar y jerarquizar. Quinto los derechos humanos y el involucramiento, es necesario pensar que los derechos humanos no son solamente el reconocimiento y la  garantía de la institucionalidad, significa el compromiso, derechos y deberes deben verse juntos. Compromiso e involucramiento de la ciudadanía. Los derechos humanos no tienen que ser un plus en el crecimiento  sino que tienen que ser una construcción constante que requiere compromiso de todos.

-¿En la sociedad hay una pérdida de valores?

Hablar de pérdida de valores es pensar que el pasado fue mejor y eso no es cierto.

-La construcción de los valores hace a la transmisión de una generación a otra, pero también hace al desafío de cada generación de cómo construye éticamente el valor que tiene. Para mí no hay pérdida de valores sino que hay un desafío de cómo construimos los valores hoy y como los adultos transmitimos a las nuevas generaciones los valores que consideramos son parte de la convivencia. El tema es como transmitimos de una generación a otra lo que consideramos que son valores y como se construyen valores en las nuevas generaciones e intergeneracionalmente, por tanto, la idea de hablar de “pérdida de valores” es pensar que el pasado es mejor y eso no es cierto. Instala la idea conservadora y reaccionaria de que el pasado fue mejor que el presente, y que el futuro va a ser peor y eso tampoco es cierto. El futuro será mejor, pero dependerá de cómo resolvamos el presente. Como construimos esa transmisión intergeneracional y como se construyen valores generacionalmente. Y si uno mira como las nuevas generaciones en muchas actividades construyen valores, por ejemplo, la marcha por la diversidad, las expresiones contra la violencia y estas son por la convivencia. También vemos hechos “barbaros” y eso es la realidad humana. El tema es ¿qué es lo que se generaliza lo “bárbaro” o la convivencia? El principio moral de que los valores están en el pasado, impide que cada generación asuma el desafío de construir el presente para el futuro. Hay valores que son permanentes, la justicia, el amor, el respeto, la convivencia, pero estos no son “per se” si no se efectiviza el dilema generacional. Cómo cada generación construye los vínculos sociales en la pareja, en el fútbol, en la política y hasta en el tránsito, donde por un roce dos personas se dicen cualquier cosa. La pregunta es ¿hemos perdido valores? o es que se perdieron valores de convivencia en un mundo cambiante. No se quiere asumir el conflicto como parte de la convivencia y que la resolución no sea el acto de violencia sino de mediación y negociación.

-¿Cómo vio los últimos incidentes en el fútbol?

La “crisis de 2001” instaló el resquebrajamiento social y hasta hoy día lo estamos viviendo.

-Con una mirada retrospectiva, nos tenemos que preguntar cuándo se quebró el pacto de convivencia que hoy tiene como resultado esta forma distinta de vivir. La depresión económica de fines del siglo XX donde no se construyeron mecanismos de inserción social, los “aparte” que no se quisieron ver, están aflorando porque la sociedad no quiso asumir, lo que sí se está asumiendo en la última década. La necesidad de distribuir los recursos para que llegue educación, y salud para las personas. Se dio una situación de pérdida de convivencia que en su momento, no se respondió a la idea integral de incorporar aquel que queda en una situación complicada, creyendo que la competencia por ejemplo sería el valor de la convivencia. La convivencia tiene que ver con la competencia, pero también con la cooperación, con hacerse cargo de las desigualdades que existen. La crisis del 2001, instaló un resquebrajamiento social que hasta hoy día lo estamos viviendo. El ingreso de la droga, cuando hoy vemos esos “emergentes” de grupos humanos que no tienen los mismos parámetros de convivencia, la pregunta que nos tenemos que hacer retrospectivamente es ¿cuáles fueron los hechos que deterioraron la transmisión de valores, la construcción de valores generacionales, y fueron deteriorando la posibilidad de una sociedad integrada? El pasado pasó, hoy el gran dilema es como hay acuerdos fuertes de los que tienen capacidad económica, social, política e institucional, para enmarcar mecanismos que puedan reencauzar muchas de estas situaciones. No pasa por la represión como muchos creen, sino por llegar a acuerdos macro para reconocer los mecanismos de inclusión social, y para que posibilitemos convivencia.

-¿El país debe construir una nueva “agenda de derechos”?

La cuestión no es construir una nueva agenda de derechos sino integrar la tradicional de superación de desigualdades con nuevas agendas a través de una visión integral de los DDHH.

-Creo que esta agenda complementó los derechos socioeconómicos con los derechos socioculturales. Creo que la cuestión no es una nueva agenda sino integrar la tradicional de cómo superamos las desigualdades con las nuevas agendas a través de una visión integral de los derechos humanos. Hay que reivindicar la igualdad, como una condición en la que todos debemos estar integrados. La igualdad no puede eliminar la diferencia, somos iguales en la diferencia. No hay que reivindicar una igualdad homogénea, algo que se reivindicó en el siglo XX. Pero reivindicar una igualdad ligada a la diferencia por sí misma, puede llevar a la fragmentación, por eso es necesario pensar en las agendas que se han instalado, para que esto no sea un mecanismo de propulsión de demandas que fragmente a la propia sociedad, lo que estamos viendo en la región. Por lo cual hay que ligar reivindicación con deberes, reivindicación con capacidad de compromiso.

-¿Cómo está marchando el programa de atención a las familias refugiadas? 

Uruguay no traerá nuevos colectivos de refugiados.

-El gobierno consolidó un programa de atención. Uno de ellos es el papel de la Comisión del Refugiado (CORE)  y de la Secretaría de Derechos Humanos, en coordinación con un conjunto de Ministerios. Lo que hemos hecho es incorporar dispositivos de seguimiento, de inclusión e inserción social para estos refugiados.

-¿Y tenemos esos dispositivos?

-Los estamos construyendo hacia el 2017. Desde nuestra Secretaría, haremos una transferencia desde ahora y hasta marzo próximo a la Comisión del Refugiado presidida por Relaciones Exteriores, para que estos instrumentos,  protocolos y mecanismos se efectivicen, es decir, que se construyan en lo específico y no solamente en lo declarativo.

¿No se traerán nuevas familias?

-No vamos a traer nuevas familias, aunque el país por supuesto, no está cerrado a que lleguen refugiados.

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